La droga la distribuyen en Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac y Coyoacán; esto se sabe sobre la casa donde la empacaban.
Al oriente de la Ciudad de México, en la alcaldía Iztapalapa, la demarcación más poblada y la segunda con mayor percepción de inseguridad de la ciudad según el Inegi, MILENIO tuvo acceso a una casa de seguridad de un grupo delictivo, donde se empaquetan marihuana, cocaína y metanfetaminas. El líder de este grupo, Gustavo Pérez, El Abuelo, afirma que en un mes distribuyen hasta tres toneladas de marihuana; reportó MILENIO.
Al entrar al predio, lo primero que se percibe es un intenso olor a marihuana. Una bolsa con 18 kilos de la hierba proveniente de Michoacán está en el piso y sobre una mesa hay una báscula, jarras y ollas en las que se pesa el producto.
El Abuelo, quien lleva 35 años en el negocio, supervisa a seis personas que fuman tabaco mientras empaquetan la cannabis, con máquinas de sellado al vacío de uso doméstico.
Mientras tanto, cuenta a MILENIO que para operar con tranquilidad su organización paga a agentes ministeriales y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana 20 mil pesos mensuales, por cada narcotiendita que tienen en Iztapalapa.
Además, también sobornan a los policías de área. “Siempre pasan los del sector, se les contribuye con algún regalo, por lo regular siempre es económico, 500 pesos a la semana”.
Gustavo Pérez afirma que el negocio es rentable, pues según sus cálculos, por las tres toneladas mensuales obtiene ingresos por millón y medio de pesos.
La droga la distribuyen en Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac y Coyoacán, y también en algunos municipios del Estado de México, como Chalco, Valle de Chalco e Ixtapaluca, entre otros.
La habitación donde arman los paquetes mide unos 12 metros cuadrados. Debido a la pestilencia, los empaquetadores tienen los ojos rojos y escurrimiento nasal. Sin embargo no dejan de fumar tabaco y tomar refresco.
De acuerdo con datos del Inegi, en 2021 se imputó a más de 3 mil adolescentes por narcomenudeo, de los cuales más del 90% fue por posesión de narcóticos.
Gustavo Pérez explica que su negocio requiere involucrar a muchas personas. Desde los sembradores y los “caminantes”, como le dicen a quienes trasladan la droga de Michoacán a la capital, hasta los “embolsadores” y quienes la comercializan. Omite hablar de los sicarios, halcones y jefes de plaza.
Los “embolsadores”, que son los que están en esta casa de seguridad, sellan al alto vacío la marihuana para conservar la esencia de la hierba. Para ello, utilizan máquinas y bolsas que se ocupan en el hogar, productos que para el crimen organizado son sencillos de obtener.
En el predio al que MILENIO ingresó, las personas que no están acostumbradas a dicho olor, salen y entran frecuentemente para tomar aire, por otra parte, embolsadores consumidores de marihuana prueban el producto entre risas y chistes que sólo ellos entienden, ya que hablan por “claves”.
Al mismo tiempo que se envolvía la marihuana en bolsas para hacer paquetes de medio y cuarto de kilogràmo, narcomenudistas hacìan llamadas telefónicas para avisar a compradores que “ya había verde”, por lo que dos de ellos fueron a entregar en ese momento uno y tres kg respectivamente.
Ya en el mercado de la Ciudad de México, las personas que venden en puntos de droga cantidades pequeñas, son las que más ganan económicamente, ya que de acuerdo a Gustavo Pérez, llegan a obtener hasta 20 mil pesos por kilo, esto debido a que rebajan a grandes escalas la esencia del producto.
Algunos narcomenudistas mojan la marihuana,”la hidratan con hoja de lechuga, la rocían con refresco de cola”, con la intenciòn de tener mayores ganancias econòmicas y así obtener mayor provecho, aseverò el abuelo.
De acuerdo al Código Penal Federal, el narcomenudeo tiene una pena de cinco a 15 años de cárcel, además, de acuerdo al Centro de Integración Juvenil A.C., la cocaína y marihuana son las drogas más consumidas en la Ciudad de México; informó MILENIO.
Con información de Abraham Amador