Por Malthus Gamba
El día de ayer, en su conferencia mañanera, el presidente López Obrador hizo una revelación interesante. En años pasados y también en víspera de elecciones, el político neoliberal, ligado a grupos y agencias de poder norteamericanas, Jorge Castañeda Gutman, habría aconsejado, como alternativa para resolver en definitiva el problema generado por el activismo y presencia del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, su eliminación física. Su muerte. Provocada de cualquier forma.
Lo revelado por el presidente es fuerte. Castañeda Gutman pediría disculpas por esta insinuación, o petición, según se quiera ver, pues incluso dentro de un sistema neoliberal plagado de corrupción y actos al margen de la Ley, el proponer una medida extrema de este tipo, fue mal vista dentro del ámbito político.
Jorge Castañeda fue por un tiempo canciller, durante el sexenio de Vicente Fox. Sigue activo políticamente y en este momento, dedica su tiempo y esfuerzo, en un fallido intento por impulsar la desastrosa campaña de Xóchitl Gálvez rumbo a la presidencia de la república, o en el peor de los casos, para frenar el Plan “C” del presidente López Obrador, impidiendo que Morena y aliados, alcancen la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, para sacar adelante Reformas Constitucionales antineoiberales y anticorrupción.
Esto, porque no es el único hecho que hemos visto en la decadente clase conservadora, en el afán permanente por destruir a una figura pública de primer nivel, que con el paso de los años y luego de alcanzar la cúspide de su popularidad y respaldo social, siendo el presidente con mayores logros en los últimos años, se ha convertido en la obsesión de los grupos reaccionarios, que desean a toda costa, terminar con una figura que hoy por hoy, alcanza dimensión histórica.
El antecedente de una propuesta seria para acabar con la figura creadora del movimiento obradorista, ha permitido que conductas antisociales que nada tienen que ver con la verdadera política, se vean como cosa natural, dentro de los grupos radicales conservadores.
Podemos recordar la situación que enfrentó el hoy presidente, cuando fue desaforado por el gobierno de Vicente Fox, por acusaciones que poco tenían de jurídicas o legítimas. Se trató de una acción vil, orquestada desde la presidencia del país, para cancelar las posibilidades presentes y futuras de López Obrador.
Y luego está la declaración del mismo Vicente Fox, donde dice que hizo todo lo que estuvo a su alcance, para impedir que Andrés Manuel llegara a la presidencia en el 2006, favoreciendo en todo, la candidatura de un Felipe Calderón que, fraudulentamente, ejercería una presidencia espuria.
Los videos filmados por Carlos Ahumada, que Federico Döring presenta en un programa de Brozo, eran para acabar con Andrés Manuel.
La “Operación Berlín” coordinada por Enrique Krauze. Los ataques sistemáticos y permanentes, en contra de los hijos del presidente. Las acusaciones ante organismos internacionales, que han buscado conseguir respaldo internacional, para deslegitimar a quien hoy conduce al país. Las noticias falsas publicadas en medios de manipulación nacionales y extranjeros.
Todo ha sido sucio en ese permanente intento por “destruir” políticamente, la figura de Andrés Manuel López Obrador. Suciedad sobre suciedad que termina cubriendo al final a todos aquellos que intentaron infructuosamente manchar la imagen de un hombre íntegro.
El último intento opositor, comandado en este periodo de cambio, por el conocido traficante de influencias Claudio X González Guajardo, pretendió relacionar a toda costa, al presidente López Obrador y a su círculo de gobierno, con grupos de la delincuencia organizada.
Es una “operación” que involucra a periodistas norteamericanos, a supuestas investigaciones de la DEA que tienen años de haberse cerrado por falta de elementos probatorios y a los conocidos “chayoteros” nacionales como Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui, Anabel (“Cascabel” le dicen en redes sociales) Hernández y medios de tendencia reaccionaria como TV Azteca, Televisa, El Reforma, El Financiero y otros más.
Toda esa campaña es replicada por enormes granjas de bots, ubicadas en distintos países del mundo. El mismo y costoso grupo proveedor de falso apoyo en redes sociales, que intenta crear la imagen de fuerte descontento con el gobierno democráticamente electo en cualquier país, para preparar un posterior golpe de Estado. O para ganar elecciones en puerta, desacreditando a los oponentes que muestran mayor preferencia ciudadana.
En este ataque a la figura del presidente López Obrador, se ha advertido la presencia de funcionarios ubicados en el Departamento de Estado norteamericano. Un ejército compuesto por poderosas fuerzas que actúan coordinadamente, para dañar con calumnias y mentiras, a un López Obrador que mira ya con indiferencia, esta nueva envestida del grupo neoliberal.
A pocos días de haberse desatado la campaña de lodo en contra del presidente, es apreciable que el fracaso acostumbrado, es el único resultado obtenido por la gente de Claudio X González. La imagen de Andrés Manuel López Obrador no sufrió daño alguno. Su fortaleza política, no merma. Los conservadores fallan una vez más.
Y esto me recuerda la novela del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, titulada “Maten al León”. Un león en el final de su carrera política, que gobierna con mano dura y que es visto con desconfianza por la misma gente conservadora que lo llevó a la presidencia. Todos quieren que el león desaparezca, pero nadie se atreve a enfrentarlo directamente. Por eso hay planes y planes para deshacerse de él de manera cobarde. Algo similar a lo que hace la gente de Claudio X González en este momento. Sin embargo, están del lado izquierdo los defensores del presidente y del Movimiento de Cuarta Transformación, siempre al pendiente para desmentir y responder al montaje y calumnia que quieren imponer como verdad, los medios de manipulación y los políticos conservadores.
En primer lugar, los integrantes de su equipo de trabajo. Y después los medios de comunicación alternos, así como militantes y simpatizantes del movimiento. Hoy en la conferencia mañanera, fueron citados por Ana Elizabeth García Vilchis, en su sección “Quién es quien en las mentiras”, tres respaldos importantes para el presidente en redes sociales. Las cuentas de Epigmenio Ibarra, La Catrina Norteña y Sin Línea MX.
Esas cuentas, entre muchas otras igual de valiosas, respondieron y frenaron el ataque de los bots internacionales, contratados por Claudio X. González. Le ganaron el combate al ejército político, mediático y de grupos de costosos bots, pagado por una oposición condenada al fracaso eterno.Y es que la unidad en la izquierda es evidente.
Podrán presentarse desencuentros fuertes entre integrantes del movimiento. Cada quien defiende su visión particular sobre el futuro de la transformación. Pero a la hora de la verdad, las diferencias pasan a segundo plano y la defensa del Proyecto de Nación que impulsa el presidente López Obrador y ahora también Claudia Sheinbaum, se pone por delante.
Claudio X González y la vieja y nueva oposición neoliberal, han intentado por décadas matar, no al león, sino al tigre. Y han fracasado. Andrés Manuel López Obrador terminará su sexenio en unos meses, disfrutando del mayor respaldo social que registre la historia moderna.
El “tigre” se va a descansar tranquilamente a la quinta familiar, después de una productiva cacería de corruptos. No lleva herida alguna, ni daño apreciable. Su pueblo lo extrañará. Pero deja el sitio importante a una “tigresa” que en futuro próximo podrá utilizar la misma frase que le hemos escuchado al presidente López Obrador, después de cualquier ataque opositor: “Me hacen lo que el viento a Juárez”. Porque el movimiento va unido y fuerte.