Veamos, en una síntesis apretadísima, la historia de Rick Wakeman según la sinopsis de su exitoso libro Grumpy Old Rock Star and Other Wondrous Stories:
“Por ahí de septiembre de 1948 el señor Cyril y la señora Mildred Wakeman se acostaron temprano y un tiempo después, en Perivale, Middlesex, la señora Wakeman produjo un hermoso bebé. Lo nombraron Richard, pero pronto fue conocido como Rick. Rick era un cuate pequeño y agradable que tenía talento para el piano y para meterse en problemas, pero la música se convirtió en su vida. Luego se unió al popular grupo de música Yes y se convirtió en una leyenda. Mucho más tarde se volvió un viejo gruñón que sale en la serie de televisión Countdown, tiene un programa de radio enormemente popular en Planet Rock y presenta un espectáculo en el que, solitario, comparte historias sobre su bastante extraordinaria vida”.
En la línea telefónica no se percibe la voz de un viejo gruñón, sino más bien el tono amistoso de uno de los tecladistas más aventurados del rock progresivo, del músico que cierra el ciclo de presentaciones unipersonales con Final Solo Tour. An Evening of Yes Music and Other Favorites. En lo que promete ser un concierto excepcional, Rick Wakeman se presentará con su piano en el Auditorio BB de la Ciudad de México el próximo 3 de abril.https://d-1958697560794933480.ampproject.net/2403142137000/frame.html
En entrevista Wakeman cuenta que inició sus presentaciones unipersonales desde mediados de los 80.
“Era muy divertido, y todavía lo es, porque te da muchas opciones de lo que puedes hacer con la gente y con el piano. Te permite hacer cosas que no puedes hacer con una banda, como es cambiar de idea cuando estás en el escenario. Es casi como estar en casa tocando el piano. El repertorio cambia mucho. Mucha gente escribe a mi sitio web y me dice: ¿por qué no tocas esto o lo otro? Y debo decir que la mayor parte de lo que toco es lo que la gente dice que quisiera escuchar. También tocaré Yessonata, obra en la que une canciones emblemáticas de Yes en un gran collage y que dura entre 20 y 22 minutos”.
¿Cómo describirías tu época con Yes?
Tuvimos tiempos difíciles, pero así son las cosas. Alguna vez alguien escribió en un artículo que Yes y yo éramos como Richard Taylor y Elizabeth Burton, que no podíamos vivir el uno sin el otro, pero tampoco podíamos vivir juntos. Hay un elemento de verdad en eso. Una de las cosas que era difícil para mí, pero también fácil, es que siempre he sido un fan de Yes, así que había cosas que me gustaban más que otras. Y todos éramos iguales: todos teníamos opiniones muy fuertes y muchas discusiones, pero eran sorteadas más tarde.
Nos dábamos un apretón de manos y seguíamos con la música, aunque mucha gente que nos escuchaba pensaba: “oh no, la banda se va a desintegrar”, pero no era así. Era una forma de que las cosas siguieran adelante.
¿Qué te gusta de la música de Yes?
Me gusta el hecho de que no es tan rígida como la gente piensa. Había mucha libertad para tocar en el marco de la música, especialmente cuando tocábamos en vivo. Tratábamos de dar lo mejor de nuestra música, éramos cinco músicos completamente diferentes en cuanto a talento y pensamiento, así que tratábamos armonizar lo mejor que podíamos. También todos éramos muy abiertos, por ejemplo yo le podía decir a Chris Squire: “por qué no tratas esta línea de bajo aquí?”, y él podía comentarle a Steve Howe: “por qué no haces esta línea de guitarra acá?” Éramos muy abiertos a escucharnos los unos a los otros. No siempre estábamos de acuerdo, pero éramos muy abiertos.
La historia y la literatura confluyen en tu etapa solista en discos como The Six Wives of Henry VIII, Journey to the Centre of the Earth o The Myths and Legends of King Arthur and the Knights of the Round Table. ¿Cómo nace este interés?
Es curioso, porque eso no me gustaba en la escuela pues tenía maestros muy aburridos en historia y literatura, no eran muy inspiradores. Me decepcionaba no tener buenos maestros. Pero la oportunidad llegó cuando dejé la escuela y empecé a leer por mi cuenta para solventar la decepción que había recibido de parte de mis maestros. Involucrar la historia y la literatura con mi música no fue algo deliberado, fue algo que sucedió de manera natural, lo que fue maravilloso.
¿Resultó difícil hacer la música para 1984, obra basada en la novela de George Orwell?
De hecho no. Se supone que iba a ser para una obra musical en la que colaboraría con Tim Rice en las letras, por eso trabajamos juntos. Desafortunadamente la gente que tiene los derechos de 1984 no nos dejó hacerla, lo que es una tragedia absoluta porque el trabajo de Tim era brillante. No fue difícil hacer esta piezas porque nos reunimos después de discutir las áreas de la música en las que queríamos trabajar a partir de la novela. Al final se grabó, pero nunca entendí por qué no nos dieron el permiso, podría haber sido un musical de rock brillante.
Eres un maestro de todo tipo de teclados, pero sigues gozando del piano acústico. ¿Qué significa para ti este instrumento?
No puedo vivir sin el piano. Tengo cuatro pianos y todos son diferentes. Toco todos los días, salvo cuando estoy de gira, porque es el instrumento más maravilloso, es parte de mi ser, parte de mi vida. Verdaderamente no podía vivir sin el piano. Mi padre Cyril Wakeman era pianista y yo solía escucharlo. Él me envió a tomar clases con una maestra maravillosa desde los cinco años y estuve con ella hasta que ingresé al Royal College of Music. Me encantaba tocar y mi padre me alentaba a tocar todo tipo de música, además de la clásica. Todavía tengo el piano de mi padre en el que aprendí a tocar, un Bechstein vertical, y todavía lo toco.
¿Aunque terminas con tus giras en solitario, seguirás activo en otros conciertos?
Terminé con los conciertos unipersonales porque quiero hacer otras cosas. Tengo una banda de nueve elementos con la que vamos a hacer una gira con toda la música de Journey to the Centre of the Earth y The Myths and Legends of King Arthur and the Knights of the Round Table, así como mucha música de Yes. Me quiero concentrar en eso. Tengo 75 años y quiero hacer cosas con una banda, tocar con otros músicos. Ese es mi plan.
¿Qué es para ti ser músico?
Para mí ser músico es como ser un artista, un pintor. Fui educado por una maestra que decía que la música es color, que la música es como estar pintando cuadros. Amo el hecho de ser capaz de pintar cuadros con la música, es fabuloso, especialmente con el piano, porque es muy táctil: tocas una tecla y de hecho produces un sonido.
Creador de sonidos
El sonido que producen los sintetizadores de los 70 u 80 con relación a los de nuestros días es distinto, asegura Rick Wakeman:
“La gran diferencia es que a principios de los 70 no tenías a tu disposición miles de bancos de sonido, tenías que crear tu propio sonido. Por eso mucha de la música de principios de los 70 es única. Por ejemplo, escucho The Six Wives of Henry VIII y no estoy seguro cómo fueron creados muchos de los sonidos. Había más exploración en esos años porque tenías un instrumento y decías: a ver qué sonidos puedo crear con él, lo que era muy emocionante”.
Imagen portada: Especial | MILENIO