Por José Jaime Ruiz
Manuel Gómez Morín inventó un partido, el de Acción Nacional, con fundamentos doctrinarios; en efecto, la doctrina, los principios, casi lo eran todo. Los fines políticos y de negocios se olvidaron de los principios. Desde Tampico (1940), Efraín González Luna porfiaba: “El estribillo imbécil –Yo soy hombre honrado: y no me mancho con labores políticas– debe ser proscrito con asco y remordimiento. Ese estribillo que hemos acuñado y puesto en circulación (…) es una de tantas cortinas de humo tras de la que se esconde el egoísmo y la cobardía. Lo sucio, señores, lo innoble, lo absurdo, es precisamente considerar que no las manos limpias, sino las manos sucias son las que tengan en su cargo la función política (…) El poder político en manos de pillos por falta de ciudadanos”.
La repulsa de González Luna se cumplió con los mismos panistas que son ahora todo lo que el cofundador del partido desdeñaba. Los panistas de este viejo reino, como pillos, detentan parte del poder político en matrimonio o amasiato con el PRI, sus históricos adversarios. La degeneración de Acción Nacional en Nuevo León, su “prisa por el poder”, vino aparejado con el ascenso de Vicente Fox y Felipe Calderón a la Presidencia de la República. Felipe hablaba de la “necesaria subordinación de la política a la ética”. En los hechos funcionó al revés. Así lo describe Jorge Eugenio Ortiz Gallegos en su libro La mancha azul (Editorial Grijalbo): “Pero el virus de poder ha contaminado a los que fueron partido de oposición. Las dictaduras conllevan un daño a la cultura cívica que frena su desarrollo, y por ello la cultura política generalizada en los partidos arrastra los vicios conocidos: El instinto de acomodo, la aceptación y participación en las tradiciones corruptas, el derroche de los dineros públicos para ganar y retener cualquier fragmento sucio de poder, con todos sus beneficios”.
El panismo en Nuevo León tuvo momentos históricos que pasan por la primera alcaldía albiazul en el estado, la de Norma Villarreal de Zambrano en San Pedro, hasta la salida de Fernando Canales Clariond de la Macroplaza y su cobardía por encabezar un movimiento contra la imposición del priista Jorge Treviño en la gubernatura. Su “Marcha por la Exigencia” terminó en su regreso a la iniciativa privada, cobijado por la empresa familiar, IMSA. Canales tendría su revancha llegando a ser gobernador, pero gobernar perdió al PAN.
Desplazada la Vieja Cúpula (Canales, José Luis Coindreau, Kana Fernández) por la Nueva Cúpula (Fernando Larrazabal, Zeferino Salgado, Raúl Gracia) el huevo de la serpiente incubó al PRIAN, gracias al diseño del exgobernador priista José Natividad González Parás. El ejercicio político entre el PAN y el PRI fue creciendo en connivencia y llegó a su punto cumbre durante el sexenio de Rodrigo Medina de la Cruz cuando Zeferino Salgado y el priista Francisco Cienfuegos acordaron hacer negocios juntos al amparo del poder político y del reparto de canonjías, privilegios, prebendas. La doctrina original panista se prostituyó.
Durante el gobierno de Jaime Rodríguez Calderón hubo un acuerdo tácito de enriquecimiento entre el mismo exgobernador y el PRIAN, cada cual puso en su propia canasta sus propios pillajes y el saqueo continuó. Al ganar en poder público perdieron en partido: se convirtieron en todo aquello en contra de lo que denunciaban. La llegada de Samuel Alejandro García Sepúlveda trastocó las correas de poder y reventó la dependencia del Ejecutivo al Poder Legislativo.
Desdibujados, los panistas perdieron la marca PAN, nada los contrapone de sus históricos enemigos priistas. Sin dignidad, arrastrando la cobija y ensuciando el apellido, los dirigentes se balcanizaron: el Poder Judicial vía Arturo Salinas para Raúl Gracia, San Nicolás para Chefo Salgado y Santa Catarina para Víctor Pérez (cada uno mantuvo su cuota de diputados). Las elecciones del 2024 los encuentra sometidos a Paco Cienfuegos y con el trasvase de sus electores a Movimiento Ciudadano. Satélite del PRI de Alejandro Moreno (el coordinador de la campaña de Xóchitl Gálvez en Nuevo León es Cienfuegos), el PAN apesta a cadáver… y no lo quieren enterrar.