Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar” // Charles Baudelaire
Tiempo de campañas, tiempo de promesas, de anuncios espectaculares, de eventos, recorridos y spots, muchos spots en radio, TV y redes sociales.
Desde hace ya algunos años las leyes electorales de nuestro país determinaron que durante las campañas únicamente se transmitiría propaganda de partidos y candidatos dentro de los tiempos oficiales a los que tiene derecho el gobierno, buscando dar un marco de igualdad; sin embargo la producción de los mensajes corre por cuenta de los interesados, de suerte que es posible ver spots de chile, de dulce y de manteca.
Y es que, entre candidatos que creen que le entienden a la comunicación y la mercadotecnia, equipos de campaña mediocres y realizadores elegidos por ser “los más baratos”, se forma una mezcolanza de barbaridades y despropósitos fenomenal.
Van de extremo a extremo. O son simplistas puros que colocan al candidato hablando frente a la cámara y diciendo obviedades como aquello de “yo sí sé cómo y yo sí puedo”, sin cuidar detalles básicos de encuadre, iluminación, backs, gráficos, o de plano se fuman un churro y realizan lo que ellos creen que son historias pero que al final no posicionan ni el nombre, el partido o el cargo del aspirante que presuntamente quieren promover.
Al concluir el segundo mes de las campañas federales y el primero de las locales, el Jurado Calificador de los PESPOP se reunió y dio a conocer que hasta el momento quien lleva la delantera (y por mucho) es el spot de Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo, quien pide el voto para los candidatos a puestos de elección federal.
“Chilero”, por ponerle un calificativo, es evidente que a Noroña lo agarraron bajándose del auto, encendieron la cámara y le pidieron que dijera algo y el hombre se soltó, sin guion, sin estructura, sin rumbo, sin idea, sin nada de nada, tanto así que remata su mensaje enviando un abrazo al público.
Lo más simpático es que si vas a verificas el costo reportado a la contabilidad de la producción del mensajito, seguramente será altísimo. Ya sabe, cosas de la democracia.
Me causan gracia estos spots, pero cuando reflexiono me mueven a la tristeza porque lejos de promover el voto, terminan ahuyentando a los electores e impulsando el abstencionismo.