Por José Jaime Ruiz
Ojillos de rata asustadiza, “a la intemperie los dientes grandes y desiguales”, la ley de la inercia gravitando en contra de su grasa corporal; ninguna técnica de boxeo, movimiento circense y la torpeza de sus desplantes físicos y mentales, resumen la selfie de Xóchitl Gálvez Ruiz en el segundo debate, el retrato de la derrota, de su desolación. Inminente Claudia Sheinbaum, insertado Jorge Álvarez Máynez en la lucha punto a punto por el segundo lugar. De nuevo: este arroz ya se coció.
Si la verdad es irrelevante (Riva Palacio), en un multiverso del derrumbe, para la derecha también las encuestas son irrelevantes.
“Lo único que han logrado es un enorme desprestigio de las encuestas. Anoche podía uno encontrar sondeos en los que ganaba Xóchitl Gálvez el debate. Como las han usado como arma de campaña, ya no son creíbles. Se ha perdido así una herramienta para el análisis objetivo. Lástima” (Pascal Beltrán del Río). Como pierden en todas las encuestas, pues ahora las encuestas no son creíbles, son irrelevantes: la realidad no es real…
«Máynez, ¡ruega por nosotros!», exclaman Alito y Marko…
Alejandro Alito Moreno dimensiona el derrumbe, postear desde una rogativa: “Oye Jorge Álvarez Máynez, por amor a México, ten vergüenza y declina a favor de Xóchitl Gálvez”. Lo secunda Marko Cortés: “Le hago un respetuoso llamado al candidato de Movimiento Ciudadano a que se sume a Xóchitl Gálvez o que se baje de la contienda”. Alito y Marko resienten el crecimiento de Máynez, les disputa el segundo lugar.
Sheinbaum no arrasó en este segundo debate, pero hizo lo suficiente para ganarlo con amplitud. Álvarez Máynez, como lo escribí en un artículo anterior (“Xóchitl/Máynez: la disputa por el segundo puesto”), entró de llenó en la competencia: “El triunfo de Claudia Sheinbaum es irreversible y, por la cantidad de votos, será inobjetable. La disputa por el segundo lugar es lo que viene y el voto inútil a favor de Xóchitl catapultará, segundo debate mediante, a Máynez y si Máynez consigue desplazar del segundo sitio a la candidata del PRIAN, en esta elección Movimiento Ciudadano obtendrá un primerísimo lugar como partido emergente”.
Si Xóchitl ganó el segundo debate, ¿para qué rogarle a Máynez? El candidato de Movimiento Ciudadano los desprecia: “Si el bien mayor es derrotar a Morena, la única opción que hoy puede hacerlo es la nuestra. Ustedes sepultaron al PRIAN…si quieren declinar por mí, podría aceptar siempre y cuando renuncien a ser dirigentes y a sus pluris (candidaturas en el Congreso)”.
Castañeda, las castañas, el fuego…
Patética la actuación de querer sacar las castañas del incendio. Gato chamuscado, Jorge Castañeda sigue los dictados de Claudio X. González para atizar la guerra sucia, negra. Su obús, de salva; el misil, gelatinoso en sus reflexiones sobre la participación de Xóchitl en el debate: “Violó las reglas unas dos o tres veces, tanto para subrayar la falta de respuestas como las evidentes falsedades. Para mi gusto, debió haberlo hecho con mayor insistencia, interrumpiendo, provocando y desequilibrando a la otra candidata, pero peor es nada”. A la candidata del PRIAN esas violaciones se le deshicieron cual gelatina al sacarle la tarjeta amarilla por sus desplantes. ¿Cómo entregar la Presidencia de la República a alguien que viola las reglas acordadas por sus propios partidos? La negatividad y esas violaciones disminuyen la confianza en Xóchitl.
Así lo demuestra Mario Campa en su post: “Gráfica de lo más elocuente… La opinión sobre Sheinbaum tras el debate queda inerte, la de Máynez mejora—aún se le desconoce— y la de Gálvez sufre un cambio sustancial: sus negativos se disparan por el volumen de ataques. Riesgo de la negatividad extrema: daño autoinfligido”.
Anabel y el narco-lawfare…
Candidata de la corrupción, la leperada y las mentiras, como en Nueva York, Xóchitl sale por la puerta de atrás en estas elecciones. Anabel Hernández, en un difícil parto, trató de cerrar el círculo iniciado en DW para el lawfare de “narcopresidente” y “narcocandidata”, su libro sale a destiempo, tan desesperado como el aullido de Xóchitl contra Claudia al endilgarle el mismo adjetivo durante el debate. Cosificada en su papel de calumniadora, Anabel refuerza las convicciones de los fanáticos anti-AMLO, solo eso.
La narrativa de “narcopresidente”, “narcocandidata”, se derrumbó. Insistir sobre “narcopartido” es un error de Xóchitl, ese relato se encuentra agotado y no le da beneficios; los análisis de las tendencias de esos robots, como su pendenciera campaña, ya se demostró, la perjudican. El único narco-Estado que padecimos fue el de Felipe Calderón y Genaro García Luna.
Fin de fiesta, ya bailó Bertha, que Aguilar Camín, Krauze, Castañeda o Loret de Mola vengan a apagar la luz. ¡Es el arroz cocido, estúpidos!
