Por Félix Cortés Camarillo
Contigo la distancia.
A mil kilómetros, mi adorado-odiado Distrito Federal que teatralmente me lo descubrió en cuatro comedietas Emilio Carballido, conserva hoy aún el embrujo que -excepción hecha de mis amigos- no está relacionado con personas. Mis nostalgias por el DF abrigan teatros, librerías, cantinas, el Metro, un par de taquerías y ya no le sigo; muchos sitios, algunos rincones y, desde luego un par de recámaras. Generalmente las mías.
Mis pasajes por la Ciudad de México han sido siempre una rara mezcla de fruiciones y frustraciones. El disfrutar la oferta magnífica de cultura que ofrece a quienes lo visitan, cosa que el gobierno federal le debe al resto de la república, o de su vasta gastronomía y bellos paisajes. Para mí, lo importante ha sido siempre identificar la capital del país con el crisol magnífico de nuestra nacionalidad que soñó, inventó y puso en práctica Hernán Cortés, que espero sea mi ancestro.
Cuento esto porque hasta hace unos seis meses los nombres de Clara Brugada o Santiago Tablada para mí habitaban tierra ignota. En los mapas de la época medieveal, se escibía en esas partes hic sunt liones, aquí hay leones. Resulta que la señora Brugada, que fue alcaldesa -me parece- de Ixtapalala (que así se escribe) y don Santago de la de don Beno. Ambos pretenden ser gobernador de la Ciudad de México. Contigo a la distancia. Si yo votase en mi caseta que fue veinte años en Tepepan Xochimilco, yo ya tengo claro mi voto; pero dicen que eso es secreto. Además no creo que tenga nada de peso un votito más.
¡Ya sé que merezco una mentada de madre, porque esa es la mentalidad que nos ha llevado al carajo!: pensar que nuestro pinche votito no importa nada. Que ya ganó el que todos dicen que ganó y que no vale la pena ir a votar.
Esa estupidez que a veces comparto, es aprovechada por el que tiene EL VOTO. El presidente López emitió el suyo ayer en su púlpito diario. Afortunadamente se lanzó en contra de los votantes del Distrito Federal, a los que llamó reaccionarios, neoliberales y fifís, o no sé cuantas cosas más. Desde luego que Morena está sintiendo pasos en la azotea en la capital del país. Como dice la canción, votante en todo el país te sigo esperando.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Ya llevamos dos frases para la historia, Lopitos: “no me vengan con eso de que la ley es la ley”; puede que haya más, pero yo me quedo con esta: “hay menos violencia; lo que hay es más homicidios”. ¡Tómala!