Una jornada extenuante con eventos masivos en el sur, centro, oriente y norte de Ciudad de México, es evidencia de que la campaña de Clara Brugada, candidata a jefa de Gobierno es prioridad también para la de Claudia Sheinbaum; informó MILENIO.
La aspirante presidencial está prestándole su apoyo, su presencia física, discursiva e incluso sorora, en muestra de unidad, no solo para desmentir los rumores de fricciones entre ellas, sino para enfrentar el reto de la oposición en este baluarte que la izquierda ha gobernado durante ya 27 años, y al que Brugada aspira a darle un matiz femenino.
Serán «cuatro mujeres y un camino», improvisó en la alcaldía Cuauhtémoc ese domingo 5 de mayo, al recordar que, además de las tres aspirantes presentes –incluyendo a la que quiere gobernar la demarcación que alberga al Centro Histórico–, hace falta contar con la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez.
«Los del PRIAN ahora traen el cuento de que ‘Clara y Claudia no se llevan bien’”, alertó Sheinbaum en la explanada de la alcaldía Venustiano Carranza, en el evento previo de ese día. “Insidiosos. No sólo somos amigas. Venimos luchando desde hace años”.
La semana había empezado con ellas, juntas, en Xochimilco, el lunes 29 de abril, y el martes 30, en Milpa Alta y Tláhuac. Ese domingo 5, además, habían estado temprano en Coyoacán, y después de Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, cerraron por la noche en Gustavo A. Madero. El lunes 6, fueron a Iztacalco; así, en ocho jornadas, visitaron la mitad de las 16 explanadas de alcaldías de la capital.
Brugada parece estar protegiendo las murallas de los embates de una oposición que, ante su sostenida desventaja a nivel federal (de 28 puntos en una encuesta de encuestas), apuesta por conquistar la capital del país (donde llevan 11 por ciento de desventaja según el promedio de los sondeos de opinión), la base material y simbólica más importante del poder del obradorismo.
La de Iztapalapa está hecha un torbellino con más actos propios, apoyada casi siempre por la candidata a senadora capitalina Ernestina Godoy y el plurinominal Gerardo Fernández Noroña, más otros liderazgos de relevancia local.
Por cada evento de Taboada, Clara Brugada realiza 3.4
Mientras Brugada ha realizado 341 eventos durante la campaña formal, el panista Santiago Taboada ha concretado 99 encuentros con la gente: por cada uno que ha hecho él, ella ha tenido 3.4. El emecista Salomón Chertorivski lleva 245 recorridos en la ciudad, aunque con menor concurrencia que sus adversarios, según se reporta en la página de fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE).
El esquema de los de Sheinbaum con Brugada es el mismo: los organizadores fraccionan el espacio con vallas para abrir un pasillo central por el que llegan las candidatas, acompañadas siempre por la persona postulada para la alcaldía de turno y algunas otras figuras del movimiento.
Avanzan con lentitud, saludando de mano y a veces abrazando a decenas de personas, dejándose incluir en fotos selfies, escuchando problemas, esperanzas y profesiones de apoyo, bailando al son de canciones de salsa, cumbia y pop compuestas especialmente para Brugada, y mostrándose frescas, sonrientes y accesibles, a pesar del duro esfuerzo de prestarle atención individual y colectiva a tanta gente.
Programados con cronómetro, los actos discurren con presteza. Solo participan tres personas como oradoras: inicia quien aspira a la alcaldía, sigue la de la Jefatura de Gobierno y cierra la de la Presidencia, siempre con una agenda de propuestas centrada en asuntos de la capital: una ciudad de cuidados (uno de los ejes discursivos centrales principales de la iztapalapense, enfocado en las mujeres y la atención a la niñez y la tercera edad), agua, movilidad, seguridad, inclusión, salud, diversidad y, por supuesto, la extensión a nivel capital del programa de centros culturales y deportivos llamados “utopías”, que es sello de su gestión como alcaldesa.
Cubierto el ámbito chilango, entran a la disputa nacional, con el propósito de instalar en el electorado una consigna, el Plan C (que consiste no solo en ganar los puestos ejecutivos, sino mayorías calificadas en el Legislativo para realizar las reformas constitucionales propuestas por AMLO), enfocada en conseguir un voto uniforme en todas las boletas.
El constante llamado a hacer un “6 de 6” es a marcar los emblemas de la coalición ‘Sigamos Haciendo Historia’ en todas las boletas (para Presidencia, Senado, diputación federal, Jefatura de Gobierno, alcaldía y diputación local), previniendo el voto diferenciado.
Entre ambos globos temáticos, el señalamiento de las fallas y faltas de la oposición no se abandona. Ligar siempre al PAN con el PRI, y a ambos con una añeja corrupción que quedó actualizada con la sucesión de escándalos del llamado “cártel inmobiliario”, al que no pueden hacer alusión con ese nombre, por prohibición de la autoridad electoral, pero al que Sheinbaum rebautizó “PRIANdilla inmobiliaria”, y que es característica de los adversarios ideológicos a los que no hay que permitirles regresar al poder porque, sentenció en Cuauhtémoc, “cuando llega la derecha se acaban los derechos”.
Una entre la gente
La presencia de Sheinbaum atrae los reflectores mediáticos de las campañas federales y la presencia de figuras quizás menos interesadas en los sucesos locales.
Brugada, no obstante, se beneficia del tirón popular que le da un arraigo propio, extendido entre una izquierda de luchas sociales que la ve como a una hija, pues ella creció a partir de su trabajo entre colonos de zonas de alta marginación en Iztapalapa y con mujeres excluidas hasta por sus compañeros de causa; y apropiado con alivio por izquierdas intelectuales de clase media que se preocupan por la absorción y proyección de personalidades del viejo régimen que ha venido haciendo Morena.
Los asistentes a sus mítines la reconocen como una de ellos, la escuchan en su hablar y en su forma de moverse, y la celebran. Ella devuelve el calor afectivo con detalles de los agravios de su gente, los que ella misma padeció, porque, declaró el Día del Trabajo en el Monumento a la Revolución, “el neoliberalismo recortó derechos laborales” y “nos dijeron que si subían los salarios habría inflación y que lo único que México podía ofrecer era mano de obra barata”.
Se detuvo a señalar que las víctimas están en ambos géneros, pues “el patrón con un salario explota a dos, al trabajador y a su mujer”, que realiza en casa labores extenuantes que no son reconocidas “todos los días, sin horario, sin salario”.
Y causó emoción al transgredir los límites, a pesar de las advertencias: “Lo decimos con todas sus letras: No queremos que se extienda el cártel inmobiliario en la ciudad de México”.
El contraste de los rockstars
El estrellato no es exclusivo para las candidatas. Aunque no les toque hablar, hay dos personalidades que se disputan los aplausos: los candidatos a senadores Gerardo Fernández Noroña y Omar García Harfuch.
Ambos fueron rivales, de Sheinbaum el primero y de Brugada el segundo, que supieron apoyar a sus adversarias cuando ellas ganaron las candidaturas a las que aspiraban. Postulado por Ciudad de México, Harfuch no parece asiduo a los eventos de Brugada en donde no participa Sheinbaum, al revés que Noroña.
Pero cuando coinciden, compiten por la atención de los simpatizantes, con intención o sin ella. Como en Xochimilco: llegó el petista Fernández primero que nadie, a presentarse en el templete y recibir las ovaciones del público ya reunido. Luego apareció García Harfuch, a escuchar las suyas.
Entonces bajó Noroña y caminó por el pasillo central, avanzando unos 50 metros, dejándose querer antes de que llegaran las estrellas de la velada. Su compañero lo siguió, pero no se adentró tanto, quizás la mitad del recorrido. La gente se apretujaba para saludar a uno u otro.
Al verlos juntos, a Harfuch juvenil y bajo de estatura, a Noroña alto y experimentado, ambos afables y cercanos a la gente, sus liderazgos contrastan como ejemplo de la variedad de perfiles que habita el obradorismo.
El primero, heredero de una rica familia de tradición priísta que adquirió influencia destacando entre los militares y los agentes secretos; él mismo, policía de uniforme con tintes heroicos al sobrevivir a un aparatoso atentado criminal, y al que se le atribuye la mejora de la seguridad pública en la complicada metrópolis que gobernó Sheinbaum.
El segundo, clasemediero de universidad pública e izquierdista de toda la vida, al que se le reconoce bizarría en la línea de fuego de la batalla parlamentaria, y que antes construyó su prestigio enfrentando, con gestos vistosos y temerarios, precisamente al priísmo que lo hostigaba con sus militares, agentes secretos y policías de uniforme.
Cuidados para la inclusión
La coincidencia de las letras iniciales de Claudia y Clara ha servido para subrayar la preeminencia del Plan C. En Xochimilco, donde la candidata a la alcaldía es Circe Camacho, pidieron el voto uniforme enfatizando la triple C.
Pero en Cuauhtémoc, la repetición alcanzó un nuevo nivel cuando, con Sheinbaum, Brugada y la aspirante Catalina Monreal, hizo la procesión por el pasillo y se sentó junto a ellas la secretaria general de Morena, la senadora Citlalli Hernández, multiplicando la C por cuatro.
Los simpatizantes de la 4T en esa alcaldía tienen una planilla compuesta casi totalmente por mujeres: entre ocho candidaturas que deberán elegir, Harfuch es el único varón.
En esa semana de alta intensidad, fue el evento más importante en el que la familia Monreal debió mostrar el músculo de movilización, y el patriarca, Ricardo, estuvo ahí –sentado entre Harfuch y Noroña– para fortalecer las aspiraciones de su hija de refrendar su influencia en la Cuauhtémoc, que él gobernó de 2015 a 2018.
Pero ya unos días antes habían tenido que hacer algo parecido, en un escenario tan ambicioso y difícil como el Monumento a la Revolución.
Esa vez, sin la presencia de Sheinbaum, Harfuch y Noroña, y compartiendo el templete con la candidata a senadora Ernestina Godoy y dirigentes laborales, particularmente los del Frente Amplio de Unidad del Sindicato Mexicano de Electricistas, fue más propicio para que Clara Brugada y Caty Monreal se explayaran, dejando ver el contraste entre sus estilos de oratoria, sostenido en sus cualidades de animación, el de la primera, y pródigo en propuestas y guiños a las clases medias y no acomodadas, el de la segunda.
Tres veces alcaldesa de la demarcación más difícil de Ciudad de México, por su extensión, población y problemáticas propias de una aguda marginalidad urbana, Brugada ha desarrollado sus habilidades de trasladar lo que escucha de la gente a ideas de lo que se puede hacer.
Incluso en sectores muy concretos, como el de las personas con distintos tipos de capacidades diferentes –desde motrices hasta psicosociales–, con quienes se reunió el jueves 2 en un acto más pequeño en el patio del Museo Interactivo de Economía, en el centro de la ciudad.
“Abran los ojos y vean, ustedes que pueden, toda la exclusión que vivimos”, dijo el invidente Alexis Salas, del Consejo Ciudadano del Sur.
Tras la participación de una decena de oradores, Brugada hiló sin guías ni notas un extendido discurso sobre las dificultades que experimentan estos grupos y la forma de enfrentarlas, una cascada de planes que le permitieron retornar a sus ejes discursivos, en los cuales enmarcó el objetivo de darles equidad a quienes siempre han sido tratados como desiguales: ampliar la movilidad y crear un sistema público de cuidados. Lo que sirve a unos pocos también debe servir a muchos para lograr que “en seis años, esta sea la ciudad más incluyente de México”.
Imagen portada: Araceli López | MILENIO