Por José Jaime Ruiz
Nadie, en sus revolucionarios y conscientes cabales, va a restarle méritos al trabajo de Rafael Barajas, el Fisgón, a favor de la Cuarta Transformación del país, tampoco a su gran talento como monero. Esa no es la discusión. El problema es la plurinominal de Sergio Mayer, un personaje neoliberal representante de la oligarquía, no de la transformación. Si en el fondo se lucha contra el neoliberalismo, ¿por qué concederle una curul a un neoliberal? Si de lo que se trata es de acabar con las plurinominales, ¿por qué una de las “pluris” que ganó Morena en las urnas se le obsequia a un adversario de la 4T? No es el Fisgón, es Mayer.
Lo que sí es… viene por otro lado, porque es inadmisible la censura que Barajas pretende en contra de sus compañeros de lucha y reproducir los vicios políticos de la derecha. El Plan C no es únicamente externo, también es interno para la 4T, su diseño no se agota en la democratización del Poder Judicial. La verdadera crítica empieza por ser una autocrítica, ¿cómo exigir la democratización de otro poder cuando al interior de Morena pervive el dedazo, el influyentismo o el pago de cuotas que su militancia desconoce? El Plan C significa transparencia, rendición de cuentas, combate a la corrupción y a la impunidad, ese fue el sentido del voto el 2 de junio, ese fue el mandato de la revolución de las conciencias.
Reproducir los vicios de la derecha es ir en contra de las convicciones de Andrés Manuel López Obrador y de Claudia Sheinbaum. Mario Delgado y Rafael Barajas no están dispuestos a rendirle cuentas a los miembros y simpatizantes de la 4T, menos a ser transparentes. Esa verticalidad daña la horizontalidad de cualquier democracia. Refugiarse en el “recurso del método” para justificar la curul de Sergio Mayer equivale al “haiga sido como haiga sido”, a que la Suprema Corte batee el Plan A y el Plan B por “formalidades” legislativas, olvidándose del contenido, de la esencia, de la sustancia y pues ya ni modo.
Rafael Barajas no puede exigir “unidad” cuando dinamita la unidad; menos intentar un “frente amplio” para defender la curul del neoliberal Sergio Mayer. El afecto que le tiene López Obrador al Fisgón ni anula ni redime sus actuales defectos autoritarios. Los ciudadanos nunca le extendieron un cheque en blanco a los dirigentes de Morena para que reprodujeran los vicios de la derecha. Tonto es aquel que cree que el pueblo es tonto. El Segundo Piso de la Cuarta Transformación será el cambio de régimen… o no será. Tomar por asalto el Palacio de Invierno para después comportarse como cortesanos zaristas es un despropósito y, si me apuran un poco, una traición. Sergio Mayer debe quedar fuera del próximo Legislativo, punto.