En un año, André Jardine conquistó al americanismo, con títulos, silenció todas las voces que criticaron su llegada al América. En el olvido quedaron esas tertulias que cuestionaban si tenía la capacidad para estar al frente de las Águilas. Un bicampeonato, un Campeón de Campeones y una Supercopa Mx. El traje del América le ajusta a la perfección; informó MILENIO.
En entrevista con MILENIO-La Afición, Jardine valora su estancia en Coapa, y hoy que su nombre incluso ha sonado como un posible candidato para dirigir a la selección de Brasil, André se ve en el banquillo de las Águilas por mucho tiempo, porque sabe que el prestigio del conjunto azulcrema, tarde que temprano, lo pondrá en un puesto de ese nivel.
Después de un año en América, ¿con qué día te quedas de todo lo vivido en este tiempo?
Con el día que llegamos, con el primer día, que es cuando llegas con toda la ilusión, con toda la energía, con tus sueños, para mí, sin duda, es el día más importante.
¿Y cuál ha sido el momento más duro en este tiempo?
No recuerdo un momento de mucha tristeza; tal vez la derrota en Pachuca en la Concachampions sea el momento más duro, porque teníamos ese objetivo muy fuerte, pero el día siguiente trabajamos como locos para ir por la próxima conquista y así seguimos.
¿Cuánto estresa este puesto?
Bastante, pero en el sentido de que te ocupas al cien por ciento. Soy una persona muy enfocada en mi profesión, en lo que tengo que hacer. Esto te ocupa mucho, pero al final es lo que amamos hacer. Desde que estoy en esta profesión hay un nivel de entrega y de sacrificio personal.
¿Cuándo te diste cuenta que lo ibas a lograr?
Sabes, el entrenador no se permite ganar antes; nunca, porque el futbol en 30 segundos te cambia completamente. La 14, cuando Cabecita Rodríguez mete el tercer gol, ahí sí, pero cuando estaba 2-0 pensaba que no podíamos sufrir un gol. Y este último con Cruz Azul, no conseguimos disfrutar un minuto siquiera, porque Cruz Azul se metió al frente y nosotros teniendo que estar concentrados; la 15, la verdad, fue cuando el árbitro pita el final del partido.
¿Cómo se construye un equipo bicampeón?
Con mucha humildad, pensando partido a partido, construyendo un ambiente muy positivo, que los jugadores -primero- se respeten, porque hay una competencia interna muy importante. También que respeten el club en el que están y esto te remite a dar el cien por ciento todos los días, si no, no llegas donde sueñas. Soñar grande, tener ambición, sí, pero no te distancias nunca de la humildad, saber que todos pueden ganar, que todos los rivales tienen sus fortalezas. No somos más que los otros, pero sí queremos pelear por nuestros objetivos.
¿Qué le dirías a todas las personas que en su momento dijeron, ‘no va a poder’?
No diría nada, creo que es normal, esto pasó conmigo ya muchas veces, la verdad, toda mi trayectoria fue en clubes grandes: Inter de Porto Alegre, Gremio, San Paulo. Después vas a Brasil, que es un pentacampeón mundial y en San Luis con una exigencia de mejorar las cosas.
Cuando vengo a América, regreso a este ADN de esta exigencia máxima y siempre habrá una persona para decirte que no estás a la altura, pero mi respuesta siempre es trabajar, manteniendo la humildad; aceptar las críticas cuando sean justas y cuando no son justas responder trabajando con la competencia que tengo. Ahí está la respuesta, son los títulos y probablemente las personas que se equivocaron, imagino que ya cambiaron de opinión y así es la vida.
Tu nombre suena como posible candidato para la selección de Brasil, pero acabas de renovar hasta el 2027. ¿Te ilusiona? ¿Te llama la atención?
Yo imagino que es por este trabajo aquí en América, porque en Brasil los que no sabían ya comienzan a entender lo que es América, la grandeza de este club. Los directivos que siguen estaban cuando ganamos la medalla olímpica; entonces, imagino que se está llamando la atención.
De la selección brasileña, soy muy sincero de decir que un día sí tengo este sueño, claro que sí, porque ya estuve ahí. Dirigir la selección de tu país es el sueño máximo de cualquier profesional, pero siento que tengo que conquistar una trayectoria victoriosa, estoy apenas empezando a construir una trayectoria que un día me pueda colocar como un candidato justo a este puesto, que es el puesto más alto en el futbol brasileño y la exigencia allí es muy alta, muy fuerte. El entrenador tiene que tener mucha experiencia, tiene que tener un currículo muy, muy victorioso -en mi visión-, para aspirar a este puesto.
Capaz me siento, pero no me siento a la altura en el nivel de currículum, y vamos a ver; ojalá un día tenga un currículo tan victorioso que me pueda sentir a la altura de este puesto; por eso quiero estar aquí en América por mucho tiempo y vamos a ver si conseguimos un día llegar a ese gran objetivo que es dirigir una selección.
¿Cómo vas a construir un equipo tricampeón?
Con las bases que tenemos, la filosofía es: el torneo más importante es el próximo. Estamos en el inicio del torneo, habrá una Leagues Cup en la que vamos a buscar estar fuertes para pelear por el título. Acabamos de pasar por una conquista de la Supercopa, y así vamos; el tricampeonato en algún momento va a ser el próximo y va a ser tratado y preparado de la misma forma que ganamos el primero y el segundo.
Intentando estar siempre a la altura del desafío y del rival que se presente. Intentando estar en nuestra mejor versión posible. Y cuando las cosas no nos salen, el día siguiente tener la humildad de reconocer dónde no alcanzamos e ir por más. Es un proceso, tal vez infinito, de ir por más, pero no pensando solamente en los títulos, sino en desarrollarse como equipo, como jugador, como profesional y alimentando esta hambre todos los días.
¿Salga quien salga, llegue quien llegue, el equipo estará a la altura para pelear el título?
Sí, es el objetivo de todos, a nivel directivo América viene haciendo muy bien las cosas. La competencia de la dirección de Santiago Baños está más que probada. El objetivo es conseguir mantenerse en este nivel de competencia muy alto, manteniendo con movimientos pequeños, al América en el nivel más alto para pelear por cosas grandes.
Imagen portada: Araceli López | MILENIO