Por José Jaime Ruiz
El tema para la 4T es sobre la representación; el asunto para la derecha derrotada, la sobrerrepresentación. El fondo es sobre representación, sobre representatividad, porque seguir la falacia de la sobrerrepresentación es proseguir con el juego lingüístico del conservadurismo. Un juego en el que los defensores de la cuarta transformación deberán evitar.
En su libro Fragmentos de una enseñanza desconocida P. D. Ouspensky relata:
“Yo no sé cuál de nosotros fue el primero en recordar una anécdota bien conocida pero poco respetuosa, en la que vimos al instante una ilustración de esta ley. Se trataba de la historia del viejo seminarista que, en su examen final, no comprendía todavía la idea de la omnipotencia divina.
“–Bien, deme un ejemplo de alguna cosa que el Señor no pueda hacer, dijo el obispo examinador.
“–Es muy simple, su Eminencia, contestó el seminarista, todos sabemos que ni el Señor mismo puede ganar a un as de triunfo con un dos ordinario.
“Nada podía ser más claro. Había más sentido en esta tonta historieta que en mil tratados de teología. Las leyes de un juego son la esencia misma del juego. La violación de estas leyes destruiría el juego entero.
“(…) Turgueniev escribió en alguna parte que todas las oraciones ordinarias pueden reducirse a ésta: ‘Señor, haz que dos y dos no sean cuatro’. Esto es lo mismo que el as de triunfo del seminarista.”
La consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, ha sido clara “…siempre he contestado que el INE no va a cambiar las reglas, el INE ya las tiene; el INE no quita ni pone, el INE establece y utiliza la fórmula que ya fue creada, que viene en la Constitución y que tenemos que aplicar”. Las urnas el 2 de junio hablaron y concedieron su representatividad proporcional porque la representación es por partidos, no por coaliciones.
Cuando los voceros de la derecha escriben sobre el “sentido” o el “espíritu” de la ley convierten, en un ejercicio de cartomancia, la interpretación en engaño hermenéutico. Ningún sentido o espíritu de la ley son más importantes que la propia ley. “Interpretar” la ley es anular la ley. Engañabobos, le piden al Gran Espíritu que dos más dos no sean cuatro. Cuando el chisguete que queda de la marea rosa se manifieste en agosto ante el INE por la sobrerrepresentación ¿estarán subrepresentados o infra/representados?: nunca más tendrán un Zócalo lleno. Lo suyo es el feroz y sempiterno derrotismo.