Por Carlos Chavarría
¿Alguna vez hemos modelado un futuro humano sin drogas?. Desde que el humano adquirió conciencia de su libre albedrio ha usado y consumido drogas de todo tipo.
Shakespeare escribió alguna vez que «lo pasado es prólogo». Esta recordada frase significa que lo ocurrido en el pasado proporciona un contexto para comprender y prever el futuro. En la medida en que el pasado es prólogo, la historia del consumo de drogas ofrece una lección: el consumo de drogas ha sido común desde la antigüedad y lo ha sido en casi todas las sociedades.
Los humanos hemos utilizado plantas psicoactivas desde tiempos prehistóricos. «Los primeros humanos descubrieron que comer algunas plantas producía sensaciones de relajación, felicidad, somnolencia o paz», escribe un académico. «Algunas proporcionaban sentimientos de aumento de energía, alerta y resistencia. Y algunas causaban sensaciones extrañas, visiones terroríficas o una conciencia profundamente diferente» (Gahlinger, 2004).
Como afirma un libro no tan antiguo sobre políticas públicas sobre drogas, «Las personas han utilizado químicos para alterar su estado mental desde antes de que hubiera registros escritos» (Kleiman, Caulkins & Hawken, 2011, p. xviii). Si el pasado es realmente prólogo, entonces no es sorprendente que el consumo de drogas siga siendo común en las naciones contemporáneas a pesar de los considerables esfuerzos por reducirlo. Pues ese fue el modelo de futuro que usamos aunque nadie pensó en si era deseable y preferible.
Si partimos de esa narrativa inexorable entonces suena aceptable, a pesar de que la naturaleza nos diseñó para sentirnos bien, al considerar al consumo de drogas como un asunto de incumbencia a la libertad individual, entonces solo se moverá la sociedad cuando se afecte a terceras personas.
Desde 1912 cuando se llevó a cabo la Cumbre de Pekín para regular no el consumo sino el mercado del opio, y hasta 1973 cuando Nixon proclamó que daba inicio a la “guerra contra las drogas”, en los EEUU cualquiera podía registrarse como productor y vendedor de estupefacientes y pagaría sus impuestos respectivos. [https://open.lib.umn.edu/socialproblems/chapter/7-1-drug-use-in-history/].
Como resume el antropólogo Robert B. Edgerton (1976), «El uso del opio estaba muy extendido en todos los segmentos de la sociedad estadounidense. Los niños se calmaban con derivados del opio, las mujeres utilizaban muchos medicamentos patentados populares que estaban liberalmente cargados con opiáceos, y las ‘guaridas de opio’ probablemente estaban presentes en todas las ciudades y la mayoría de los pueblos». [https://open.lib.umn.edu/socialproblems/chapter/7-1-drug-use-in-history/].
Como toda regulación trae implícita sus perversos incentivos y deformaciones, en el futuro profundo que nadie quiso ver se logró un presente que nadie desea pero que es un enorme negocio oscuro. Se alcanzo el futuro que no se buscaba por los gobiernos y otros actores involucrados en las drogas con una muy corta visión del futuro. No hay misterio, “se cosecha lo que se siembra”.
Ahora se continúan haciendo planes y más planes para acabar con todos los efectos sociales nefastos derivados de las drogas pero sin cambiar una sola coma al modelo de contención en práctica. ¿Qué futuro lograremos? El agravamiento del mismo presente que ahora tenemos.
En el presente hay regiones y hasta países enteros cuyas economías dependen casi en su totalidad de la corriente de recursos que produce el consumo de drogas, debido a los incentivos perversos asociados. Caso México=[https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/477564/Informe_sobre_la_situacio_n_de_las_drogas_en_Me_xico_.pdf].
Utilizar al precio de las drogas en la calle como el indicador relevante para regular la oferta-demanda y actuar en consecuencia no hace sino confirmar que existe una aceptación tácita en los gobiernos de que las cosas son mejor así. [https://www.justice.gov/archive/ndic/pubs43/43386/43386p.pdf].
Si el precio en la calle baja hay que apretar, y si sube se afloja la presión para que todo esté en “santa paz”, [https://www.unodc.org/res/wdr2021/field/WDR21_Booklet_2.pdf]. La metáfora es que habrán de morir los que tengan que morir. Así es ¿cómo construimos el futuro profundo? Pobre de nuestra civilización. [https://ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/view/8839/13152#:~:text=En%20un%20reporte%20publicado%20por,ese%20dinero%20se%20logra%20lavar.].
En casi todos los campos de la acción humana no diseñamos las políticas públicas pensando en el futuro profundo de los asuntos que involucran lo colectivo y el bien común, olvidamos que la libertad sin análisis ético consecuencial-agregativo nos conduce por una senda de futuros no viables.
“Debes aprender los principios de tal manera que cuando tus deseos, apetitos y miedos despierten como perros ladradores, el logos hablará como la voz del maestro que silenciara a sus perros con un solo grito”. // Plutarco.