Por Félix Cortés Camarillo
Obed Campos
in memoriam
L´Air du Temps es el nombre de un perfume francés muy comercial, eso quiere decir famoso; se traduce mejor como el espíritu de los tiempos; vamos, de nuestro tiempo. Casualmente el espíritu de nuestro tiempo sopla desde París con el curso de los juegos olímpicos de verano. Desde la ceremonia inaugural que puso en boca de todos la diversidad en preferencias sexuales y la necesidad universal de convivir con ellas, esto sonaba a pleito rancio.
Tanto, que los poco ilustrados confundieron la fiesta de Baco -o Dionisio, como le quieran llamar- con la última cena que pintó Da Vinci, y que no se encuentra ni en Francia ni en Florencia ni en ningún lado porque el fresco original se fue desmoronando con el paso del tiempo y lo que conocemos de esa pintura es copia de copias de copia.
Lo que no es fantasía es que el bien pagado productor del espectáculo inaugural sobre el Sena, que debe ser un gordo homosexual que no conzco, se queja ahora de agresiones múltiples y amenazas de muerte de orígen homófobo y gordófobo; de ahí mi deducción.
Lo cierto es que los juegos olímpicos de este verano han venido a ratificar el nuevo orden del mundo, aunque éste siga siendo un desorden. Los olímpicos tradicionales de la Guerra Fría reflejaban en su medallero la división del mundo. La Unión Soviética y los Estados Unidos alternaban en la consecución de más medallas por parte de sus atletas representativos. La URSS se hacía acompañar por los países de su entorno satelital, de manera especial la Alemania del Este.
Viene eso a mi memoria, a partir del caso extraño de una boxeadora turca de contundente golpe que ha sido acusada de ser un hombre remanufacturado; esas sugerencias de manipulación genética, esteroide, hormonal y de todo tipo, se tejió por decenios en torno a los desempeños de los atletas soviéticos y de su grupo.
El nuevo medallero sigue manteniendo el reflejo del reparto del mundo. Ahora son China y los Estados Uidos los que se dipustan el dudoso privilegio. Con algunas sorpresas dignas de ser tomadas en cuenta.
Ucrania, un país devastado por la invasión de la Rusia imperial, estaba al cierre de ayer por la tarde en el lugar doce de la tabla de medallas, con dos medallas de oro, una de plata y dos de bronce. Más las que faltan. México, que según su presidente actual y la que viene, es un país en paz y prosperidad lleno de jóvenes construyendo el futuro, y con sistemas escolares similares a Finlandia, dijo Samuelito el de Nuevo León, iba a esas mismas horas en el lugar 44 con tres medallas en total, muy sorpresivas, dos de plata y una de bronce. Para molestia de la señora Guevara, de la CONADE, a la que los atletas le quedaron a deber, dice, cuatro medallas por lo menos.
Nueva geografía, sin duda, de otro orden, en la que nos enteramos que hay países de 75 mil habitantes en el Caribe que ganan medalla de oro. ¿Será que algo estamos haciendo mal en nuestro deporte amateur?
No, deben ser los aires del tiempo.
PARA LA MAÑANERA, (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Me llegaron anoche imágenes de un general Zúñiga atacando el Palacio de Gobierno de Caracas con hombres armados, en protesta aparente por el fraude de Nicolás Maduro, en favor de quien el tiempo está trabajando. Esas imágenes deben ser más producto de los buenos deseos que reflejo de la realidad. Lo único cierto es que la solución de la crisis venezolana solamente se dará en Caracas. No en Miami o Bogotá, a donde se fueron los venezolanos que tienen medios e interés en derrocar al dictador. No desde Washington o México.