Presidenta, con ‘a’. Claudia Sheinbaum superó la hazaña, la historia dibujará su rostro y recordará su nombre como la primera en romper el molde de la política tradicional mexicana: a partir del 1 de octubre, las riendas del país se guiarán por primera vez “desde las manos y la mente” de una mujer; informó MILENIO.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validó ante todas las de la ley, el triunfo inédito de Claudia Sheinbaum en una contienda presidencial. El mayor número de votos de la historia que superan los 35.9 millones y una diferencia nunca antes vista de 32 puntos porcentuales, lo logró una candidata.
En las inmediaciones de la Sala Superior, el protocolo de seguridad que preveía incluso cerrar la vialidad, disminuyó su intensidad. Las porras se instalaron en las vallas que resguardaría el vehículo de la morenista y apenas por unos minutos, se interrumpieron por un grupo de cinco personas que lejos de toda realidad, ponía en duda que en ese momento, se cerraría en definitiva la contienda presidencial.
Pero dentro del TEPJF el ambiente era diferente. La pasarela de quienes lograron estar en la lista VIP de quienes presenciarían el primer minuto de Claudia Sheinbaum como presidenta electa, se alargó hasta por una hora con un júbilo de triunfo indiscutible. Y no estuvieron sólo los de casa, en medio del debate por la reforma al Poder Judicial, el pleno de la Suprema Corte se apegó al deber institucional y la propia ministra presidenta Norma Piña aplaudió a quien durante seis años gobernará la nación.
Sheinbaum llegó acompañada de su esposo y en el pleno de la Sala Superior, fue reconocida por la magistrada presidenta Mónica Soto con los lentes violeta de la justicia con perspectiva de género, sin ocultar el orgullo de validar el triunfo de la primera mujer en llegar al más alto cargo político y público de este país.
“Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, me honra ser la primera voz que se dirige a usted de forma oficial como presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos. Con su llegada como titular del Poder Ejecutivo, México le quita el velo al patriarcado, nunca más la duda de si una mujer está preparada para gobernar nuestro país”, dijo Soto.
Presidenta, con ‘a’. Lo pidió por primera vez Claudia Sheinbaum, para quienes se resisten a reconocer el género en un país bajo el pretexto del lenguaje que oculta el machismo y el fantasma de la misoginia.
“Es la primera vez en 200 años de la República que recibe el reconocimiento de Presidenta electa una mujer. Presidenta con ‘a”.
La científica, la doctora, la primera presidenta, partió con la constancia que hacía legal su hazaña. Llegó al Teatro Metropólitan con capacidad para más de tres mil personas, y que resultó insuficiente para los morenistas, políticos, futuros colaboradores y legisladores, toda la plana de gobernadores y gobernadoras del movimiento, así como el futuro y el actual gabinete que buscaban vivir el primer día de la presidenta electa.
En día y hora laboral, cientos de seguidores abarrotaron el teatro que para esta escena histórica, también requirió presentar un ticket especial para poder presenciarla. Y muchos, se perdieron la irrepetible función.
Presidenta, con ‘a’, repitió Claudia Sheinbaum. Tajante y viendo de frente a quienes incluso dentro de su propio movimiento se niegan a reconocer su género.
“Presidenta, con ‘a’. porque lo que se nombra existe, y lo que no se nombra, no existe. Y hoy con mucho orgullo, eso podemos reivindicarlo”, recalcó.
Y siguió en el llamado a reescribir la historia: “durante mucho tiempo las mujeres fueron anuladas. A muchas de nosotros, nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres. Esa visión se ha ido revirtiendo y ahora sabemos, que la historia es de grandes hombres, pero también de grandes e importantes mujeres.
“Aunque nos quisieron borrar, no sabían que era cuestión de tiempo para que se reconociera que las mujeres somos protagonistas de las grandes transformaciones y que podemos tomar el rumbo de la nación en nuestras manos y en nuestras mentes”.
Pero no se detuvo, para sellar la reivindicación femenina, Sheinbaum no sólo enlistó a todas las mujeres que han hecho historia, ‘se atrevió’ a romper el discurso memorizado e individualizar la lucha de cada una y en esta nueva era, desprenderlas de la sombra de los hombres: “Josefa Ortiz, perdón que ya no diga ‘de Domínguez”.
Con este acto, Sheinbaum soldó ayer el último eslabón del segundo piso de la transformación. En su primer día como presidenta electa refrendó su compromiso con la esencia de su movimiento: no defraudar. Y aprovechó para dejar claro que no se desvinculará del fundador de ese legado: el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin importar “los insultos cargados de misoginia, que lo que quisieran es que hubiera un deslinde y que lo criticara, no lo voy a hacer, nunca, porque para mí ha sido, es y será siempre un honor, estar con Obrador”.
Prometió que una presidenta sí va a reconocer el trabajo de las mujeres mexicanas, pero sin dejar de llamar a los hombres, -por recomendación de sus amigas feministas- a que también se hagan cargo de estas labores.
Fundadores del Movimiento de Regeneración Nacional, sus más leales compañeros de lucha y hasta los titulares de las fuerzas armadas posaron para la fotografía histórica, rindiéndose ante una mujer, ante la que será la más poderosa de la historia. Porque dicho por ella misma: “el sexo débil demostró su fuerza. Nuestro sexo no determina nuestro destino”.
Imagen portada: Jorge Carballo / MILENIO