Las ‘apps’ de citas quieren sumar usuarios y ganar más dinero. Los mexicanos, simplemente, quieren más amor. Paty y Raymundo ya flecharon.
Hace 10 años Paty entró a Tinder y se hizo experta en qué sí hacer y qué no para ligar. Pronto vio cómo sus amigas se iban casando y ya no la invitaban a fiestas. ¿La razón? Era vista como una potencial robamaridos en su círculo social. En pospandemia, lo intentó con otra app, Bumble, y ahí, luego de experiencias insustanciales, salió con tres morros. Pero el último, en 2022, fue el bueno: ya vive con él y la cosa va; informó MILENIO.
En el negocio del ligue… ¡hay tiro!
Match Group fundó Tinder en 2012 y tiene otra decena de apps de citas. En la pandemia le fue bien –muchos extrañaban los abrazos–, pero sus competidores se han ido acercando. Crecieron otras empresas que fungen de celestinas, casamenteras o salvavidas, como Bumble, creada en 2014 por Whitney Wolfe, una exTinder que empodera a las mujeres dado que en esa plataforma ellas controlan el ligue: lo alientan o lo cortan.
Hay quien hace tu perfil en el consultorio
Claudia Rampazzo da terapia de pareja y familiar. A algunas pacientes de su generación, en sus cincuenta o más, las ayuda a hacer su perfil en Tinder. “Ya hay menos tabú en los jóvenes, de decir que se conocieron en una app”, dice la doctora. “Y a pesar de los cambios y la tecnología, la esencia amorosa de las relaciones es [todavía] la búsqueda de conexión y autenticidad”.
Su secreto fue ser ‘claridoso’
Raymundo, potosino, estuvo casado 18 años y es papá de una hija. Luego de su divorcio se mudó de ciudad, se metió a Bumble por curiosidad y, hace dos años, se animó a tomarse sendos cafés con un par de chavas. No pasó nada. Pero con una tercera se puso de novio y hasta vive con ella. El éxito, asegura, fue ser claridoso: “Dije: me interesan mujeres profesionistas, independientes, inteligentes y yo ofrezco prácticamente lo mismo”. Paty, la regia, resultó ser esa mujer, y Ray ese hombre.
En la guerra y en el amor…
Tinder domina en más países, pero Bumble ingresa más dólares por millón de usuarios: 3.3 millones vs 3 millones de dólares. Así están las cosas. Las suscripciones de pago en las plataformas y sus valores agregados –según la categoría plus, gold, platinum, etcétera– hacen la diferencia entre tener utilidades o tronarse los dedos ante los accionistas.
Prueba superada
Bianca entró a Tinder allá por 2014. No hizo clic con nadie y desinstaló la app. Luego de una década de estar bien en lo laboral y familiar, la chilanga sintió a sus 35 que su home office y tener puras amistades gay la estaban limitando. Le hacía falta alguien. Su terapeuta le dijo: “entra a una app, sé precisa en lo que buscas y veamos”. En sólo dos semanas tuvo una cita con un gringo (para el olvido) pero también conectó con su actual novio. Desde hace 11 meses le dan las gracias al viejo Tinder.
Ellos, ellas, elles
Gay. Lesbiana. Bi. Trans. Queer. Todo el arcoíris LGBTQ+ tiene sus rincones exclusivos y es mucho más adepto a las apps de ligue. Grindr, enfocado en ellos y HER, para mujeres, son dos de las aplicaciones de citas más socorridas. En Tinder este grupo crece veloz y representa 28 por ciento del total de matches entre los 18 y 25 años, y el 19 por ciento entre usuarios mayores de 30 años. Y, a pesar de tal modernidad, la comunicación a la vieja usanza sigue levantando el dedo; publicó MILENIO.
Imagen portada: MILENIO.