“El escritor que pierde la conciencia crítica está acabado como escritor. El que cree que porque le hayan dado un premio ya todo lo que vaya a escribir va a ser fenomenal, se equivoca. Hay que seguir teniendo la papelera para borrar las cosas que no salen bien y la conciencia crítica es fundamental”, dijo el poeta Luis García Montero momentos antes de recibir el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2024; informó MILENIO.
En la conferencia de prensa realizada en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, el director del Instituto Cervantes opinó: “Hay mucho viejo que se convierte en un cascarrabias creyendo que los jóvenes son tontos porque ya no pertenecen al mundo y a la educación sentimental de uno, pero también hay jóvenes que se creen que no tienen nada que aprender de los mayores. Pero con la misma ilusión que yo quise aprender de los poetas mayores como Federico García Lorca o José Emilio Pacheco, con esa misma ilusión sigo leyendo a los jóvenes, porque no quiero ser de ninguna manera un viejo cascarrabias, y para eso es muy importante tener una conciencia crítica donde uno no crea que después de lo que ha hecho uno ya nadie tiene que aportar nada”.
Durante la charla con los medios de comunicación, Luis García Montero habló de muchos temas: de México, Carlos Fuentes, de los “bulos” y la desinformación, del idioma español, por supuesto de su gran amor, Almudena Grandes y hasta de la pandemia, que nos enseñó a “olvidarnos del narcisismo, de creer que somos invulnerables, pero recordar que si nos juntamos en comunidad es para cuidarnos y ser cuidados”.
Además, el escritor aseguró que “cuando uno empieza a escribir, escribe buscando su propio mundo, cuando uno siente que más o menos ha conseguido un mundo, el problema no es encontrar ese mundo ni ir rápido; el problema es conseguir ir lento para no repetir lo que ya has escrito, porque entonces, en ese sentido, la poesía pierde esa capacidad de sorpresa y se escribe más lentamente”.
Y agregó que “los sueños hacen falta para resistir en un mundo donde es muy difícil ser optimista con ingenuidad”.
“Es muy peligroso ser pesimista porque ser pesimista es acabar en el cinismo de todo da igual, nada tiene arreglo; entonces, entre el optimismo y el pesimismo hay buscar un espacio de resistencia donde sea posible defender los valores que uno quiere, sin abandonarse a la ingenuidad y a la derrota y eso es lo que yo le pido ahora a la poesía, que no es lo que yo le pedía cuando tenía veintitantos años, y en eso estoy trabajando”.
Un reconocimiento a la poesía
Más tarde, el poeta, en su discurso de agradecimiento titulado: “Testigo del mundo”, que dedicó a su amiga Cristina Pacheco, señaló “que este premio es, sobre todo, un reconocimiento a la poesía, a esta forma literaria de ser testigos del mundo desde la propia intimidad humana. Le debo a la poesía el deseo de preguntarme sobre mí mismo, la posibilidad de comprender las relaciones de mi yo con el nosotros de una comunidad y la necesidad de calma, la alianza de un tiempo mío, para hacerme dueño de lo que oigo y lo que digo”.
En la ceremonia de entrega estuvieron presentes el escritor Élmer Mendoza, miembro del jurado; Marina Núñez Bespalova, subsecretaría de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura federal; Leonardo Lomelí, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y como invitados especiales Elena Poniatowska y Juan Duarte Cuadrado, embajador de España en México, entre otros.
La periodista Silvia Lemus, quien se incorporó a la mesa un poco más tarde, comentó: “Carlos Fuentes era un gran amante de la poesía y tenía una serie de libros en la mesa de noche de la recamara, entre ellos una antología de poesía, y pienso que con el premio se unen nuevamente España y México. Luis, eres una gran aportación al premio y Fuentes debe estar muy feliz donde quiera que se encuentre”.
El poeta, notablemente emocionado, confesó en su discurso que empezó a leer y escribir poesía “para preguntarme qué digo cuando digo soy yo o cuando digo te quiero. Imagino que el poeta que busca una palabra precisa representa a cualquier persona que quiere hacerse dueño de su propia conciencia. El poeta sabe que la indagación en su más profunda subjetividad sólo alcanza sentido cuando trasciende y define el modo de sentirse parte de una comunidad y, más allá, de la verdad más amplia de la condición humana. Formar un nosotros no es imponerse al otro, sino reconocerse en el otro. Es algo que yo he vivido en la poesía, pero que afecta al entendimiento vivo de autores y lectores, una herencia que hace posible toda la literatura a través de un tiempo que es tan largo como el actual y nuestro”.
Luis García Montero recibió la escultura del Premio Internacional Carlos Fuentes, la última hecha por Vicente Rojo (1932-2021) en medio de aplausos de los presentes que celebraron la poesía.
“Gracias por haber pensado en mí. Muchas gracias por este honor que recibo en lo más profundo de mi vocación como poeta”, finalizó el premiado, quien leyó el poema “Un Idioma”.
Oigo una voz, me llaman por mi nombre, y recuerdo aquel mapa de océanos y mundos dibujado en el patio del colegio, que era un charco, un imperio y una espada en los pobres otoños nacionales, y se fue deshaciendo con la lluvia hasta sentirse tierra.
Imagen portada: Secretaría de Cultura