Por Azael Mancillas
Para muchas y muchos jóvenes que incursionan en el interés de la vida política y pública de México y Latinoamérica ver referentes que generacionalmente sean por lo menos en edad y similitudes contemporáneas es siempre un ejemplo y una oportunidad para buscar incorporarse al trabajo por la sociedad civil.
Ayer en el Consejo Nacional de Morena se aprobó que en el cambio de Dirigencia se postulará a Luisa María Alcalde cómo se lo mencioné hace algunas semanas atrás, sería con carretera libre y con carro completo en apoyo hacía esta propuesta, pero la sorpresa principal sería emanada desde Tabasco, donde el comité ejecutivo estatal desde hace días detonó la propuesta de Andrés López Beltrán para una de las secretarías.
Finalmente llegó el domingo del proceso interno y la asamblea general es decir las y los consejeros de morena eligieron a dicha fórmula, solo con el cambio de encomienda para López Beltrán sería a la Secretaría de Organización a la cual llegaría de la mano del Tabasqueño, la intención sería dar orden territorial para la mejora de las bases operativas del partido.
Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán llegan en un gran momento histórico pues no solo serán parte de la agenda partidaria del gobierno federal en turno, sino también serán los responsables del relevo generacional, es decir, su trabajo tendrá que ser de fina operatividad para dejar en claro que los jóvenes de la Cuarta Transformación son la clase política verdaderamente comprometida con la sociedad y el pueblo de México.
Pero, ¿por qué es importante este relevo generacional?, por qué previo al sexenio de Peña Nieto, durante el segundo periodo de Calderón Hinojosa un movimiento de gobernadores jóvenes menores a 45 años se detonaba en el Priismo en más de la mitad de los estados que llegaron a gobernar y, aunque fue un “boom” los casi 20 gobernadores existentes de esa “camada priista”, fueron quienes dejaron a los estados y a México en desfalcos y en ruinas, esto detonó el cansancio de la población y justo en ese momento el país harto de derroches y excesos giró la cabeza hacía el lado izquierdo y volteó a ver a Andrés Manuel López Obrador, dejando de confiar en la juventud para poner en las manos de la madurez las riendas del país.
Hoy este relevo debe demostrar que la “Cuarta Transformación” dejó buenas semillas, bajo tierra fértil para hacer política al interior con mano firme y resultados para ofrecer los mejores cuadros políticos al pueblo de México.