María de Alva (Monterrey, 1969) revela una historia familiar y al mismo tiempo aborda el tema del grupo guerrillero Liga Comunista 23 de Septiembre en los años 70 en Todo lo que no sabemos, novela publicada por Hachette Literatura; informa MILENIO.
En entrevista con MILENIO, la escritora cuenta que todo inició cuando su prima Gabriela Villarreal Levy le envió unas cuartillas que contaban la historia de la muerte de su padre, Gerardo Pilar Villarreal Garza, asesinado en Monterrey en 1974, entonces supo que tenía que contar la historia.
“Es un texto que traté de escribir antes pero no pude. En mi familia este caso existió, no todo lo de la novela es exactamente la vida real, pero en esencia sí: tuve un tío asesinado en los 70 y el problema que se presentó en la familia es que todo eso se volvió como un sitio de silencio, no sé si por el dolor extremo, por la vergüenza, por la maledicencia social, pero de niña recuerdo que ni foto había de él. Entonces era difícil hablarlo porque sus hijos viven y su esposa, pero yo necesitaba hacerlo y por eso decidí escribir la novela”.
Todo lo que no sabemos es una novela coral con una narradora que rescata la historia, una mujer con diagnóstico de cáncer y un detective que comienza hacer una investigación, todo alrededor del grupo guerrillero Liga Comunista 23 de Septiembre.
Desacralizar a la familia
Para De Alva, el silencio en torno a hechos dolorosos “no quita la herida, simplemente se queda ahí, a lo mejor dormida o latente, pero no desaparece. Creo que hablarlo y decirlo es desacralizarlo y de alguna forma tomar en nuestras manos el hecho, en lugar de que el hecho te quite todo a ti ”.
La entrevistada comenta que los años 70 eran otros tiempos, una época en que se ocultaba prácticamente todo y en la que existía la idea de la “santa familia mexicana”: “El asesinato era como algo deshonroso, así se veía, quizás la gente de hoy en día, más joven, no lo puede entender, pero así era como se manejaba”.
En la novela, la escritora dice: “Esta historia tiene balas y armas de fuego, policías y guerrilleros, un detective con un portafolios negro, jóvenes desaparecidos, algunas notas periodísticas, un venado cola blanca entre los matorrales, un avión secuestrado y muñecas sobre una repisa, un coche rojo robado, una ciudad que se muere de calor o de frío, un cáncer que es metáfora pero también muy verdadero”.
El grupo guerrillero Liga Comunista 23 de septiembre operó en Monterrey, de hecho, antes de la muerte del tío de la escritora, el grupo asesinó al empresario Eugenio Garza Sada en un intento de secuestro.
“No solo fue en nuestra ciudad, también en Ciudad de México y Guadalajara, pero los guerrilleros también fueron perseguidos por el gobierno, torturados, desaparecidos y asesinados. Desgraciadamente se han polarizado por la política estos sucesos cuando en realidad hay víctimas en muchas partes. Creo que es una década de la que poco se ha hablado y es trascendente. Yo he platicado con varios chicos y el 68 lo entienden súper bien, pero no saben nada de esto”.
Durante muchos años, los documentos sobre ese movimiento estuvieron ocultos, hasta que en el año 2000 se abrieron archivos y empezaron a funcionar las comisiones de la verdad sobre hechos históricos.
A pesar del tema y las investigaciones, María de Alva comenta que no quería hacer solo una novela policiaca o detectivesca.
Familia y guerrilleros
“Para mí era muy importante hablar de las víctimas, que son la familia y los guerrilleros. Cuento algunas historias de ellos o los deudos y este es el meollo del asunto: si no hablamos de las víctimas y de sus familias no estamos resarciendo nada. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial tú puedes saber que murieron 6 millones de personas en los campos de concentración, pero te dice más conocer la historia personal de uno que la cifra porque en esa historia personal es que se logra la empatía y la reconstrucción del tejido social”.
En la novela hay varias indagaciones sobre los niños que no entienden bien lo que pasa a su alrededor, la mujer que tiene cáncer, la narradora (quien vive en incertidumbre y trata de reconstruir la historia) y el detective que no encuentra una sola verdad.
“Es una novela que tuve que construir desde la indeterminación porque era lo que había. Los 70 no se concentraron solo en Monterrey, hubo enfrentamientos entre la guerrilla y el gobierno, hubo desaparecidos, torturados, asesinatos en la calle. Todo el país lo padeció y creo que se trata de destapar una historia nacional, no solo es una historia de Monterrey”.
La autora dice que hasta ahora no se había hablado mucho de este periodo y de la guerrilla, que fue un movimiento grande y del que ahora se ha descubierto mucha información.
“Ciertamente se desenmascaran en la novela muchas de esas ideas preconcebidas del Monterrey industrial, del Monterrey pujante, a través de este como lado B o lado oscuro de la historia de la ciudad. También cuento que el único avión que se ha secuestrado hasta ahora en el país fue por parte de un grupo guerrillero”.
María de Alva opina que muchas veces en el ámbito personal y familiar se revelan cosas que no son solo de la familia sino que atañen a toda la sociedad, y muchas veces a través de lo privado se acaban revelando cosas de lo público.
“Quiero romper el silencio y es muy importante hablar de este tema porque se ha hecho poco, y lo que más me preocupa es que mucha gente ignora lo que sucedió, como que todo está concentrado en el movimiento del 68, que por supuesto fue una cosa espantosa, pero hay un brinco ahí en la historia y de repente ya son los 80 y ¿qué pasó en los 70 ? Debemos conocerlo”.
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