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Por José Jaime Ruiz

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La presidenta Claudia Sheinbaum no tiene necesidad de aplicar un “zedillazo” al Cártel de la Toga de la ministra Norma Piña: no somos iguales es piedra fundacional de la 4T. La Suprema Corte de Justicia muere de inanición porque carece de credibilidad ciudadana y, por tanto, de representatividad. El prolongado lawfare del Poder Judicial carece de apoyo, sus protestas callejeras los desacreditan, la deriva autoritaria impulsada por la presidenta de la Suprema Corte se convierte en anarquía violenta, como su pretendida toma del Senado de la República. Sin legitimidad coquetean con la ilegalidad: tramitan una consulta para saber si la Constitución es constitucional. Su protesta no es un movimiento ascendente, es descendente. Caer en sus provocaciones es darle oxígeno a su parálisis cerebral y moral. El gobierno de Sheinbaum no le dará respiración artificial a aquellos que se encuentran en estado de coma.

La política de provocación no le ha funcionado al Cártel de la Toga. Llegan tarde, hemos pasado de un poder constituyente (2 de junio) a un poder constituido (toma de protesta de Claudia y aprobación de la reforma judicial). No hay margen de maniobra sino ejercer dizque jurídicamente como un poder destituyente, lo cual es constitucionalmente imposible. Es innecesario hacerles, desde el Legislativo, algún juicio político, perdieron la arena y su agenda setting es inviable, por tanto, inoperante.

La provocación consiste en ofrecer la tentación de un “zedillazo” para que la presidenta Sheinbaum remueva a los miembros del Cártel de la Toga. Aunque el poder de Sheinbaum es un poder autorizado por el pueblo, su autoridad no mostrará ningún rasgo de autoritarismo. La política sirve para salirse de las trampas. “Sonrían, ya ganamos”, fue uno de los consejos finales de Andrés Manuel López Obrador. Norma Piña y sus secuaces no lograron deponer al poder legítimamente constituyente del Legislativo, menos tendrán capacidad para ejercer como potencia destituyente del poder constituido que encabeza Claudia Sheinbaum.

El golpe de Estado técnico de la Suprema Corte de Justicia es un golpecito insignificante ante el supremo hecho de la fotografía de Sheinbaum, suprema comandanta, con las fuerzas armadas del país. Un “zedillazo” además de innecesario, es contraproducente. Para el naufragio constitucional del Cártel de la Toga y de Norma Piña, ningún bote salvavidas o, como decimos en el rancho, “compadre, nadie patea a un perro muerto”.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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Autor: stafflostubos
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