Por José Jaime Ruiz
…la unidad es remota, pues no suele pasar de una intención política común, y es por ello rala e imperfecta, en tanto que la consistencia de las partes es la mayoría de las veces débil, y a menudo no mayor que una ilusión. // Clausewitz
La insolencia triunfal de la 4T inició con un saludo inobjetable contra la derecha: “Se las metimos doblada” (Taibo II, 2018). Desde el poder constituido del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, el procaz corte de manga coronado con una perentoria higa hacia el Cártel de la Toga, Norma Piña y la oposición moral y políticamente arrasada: la reforma judicial va y no hay poder humano que la descarrile. Los exabruptos de los ocho togados son estertores, golpe aguado que supura bilis.
En México no existen condiciones externas ni internas para un golpe de Estado técnico. El gobierno de los Estados Unidos ya aceptó el cambio constitucional que reformó y democratizó al Poder Judicial. El embajador Ken Salazar no ha insistido en el tema; Jill Biden regresó a Washington encantada de México, no es casualidad que después de su regreso el presidente Joe Biden se comunicara directamente con la presidenta Claudia Sheinbaum. Los extractivistas canadienses y gringos tendrán que adecuarse al nuevo esquema judicial; el peso sigue estable y no existe incertidumbre en los mercados para la inversión; Black Rock apoya a Sheinbaum…
El Poder Judicial ya perdió su potencialidad política e ideológica, están derrotados en la batalla de las ideas y de la argumentación, tampoco cuentan con respaldo social porque la oposición esta diezmada y azorada, la calle y las plazas les son ajenas; los medios de manipulación empezaron la purga de sus ideólogos, intelectuales orgánicos y comentaristas incómodos porque carecen de credibilidad.
Si el poder político se basa en la coacción física autorizada por los ciudadanos, el Cártel de la Toga no cuenta con instrumentos para su ejercicio. Las fuerzas armadas, se demostró simbólica y concretamente esta semana, son leales a la presidenta Claudia Sheinbaum; la Guardia Nacional, las policías estatales y municipales son institucionales. Norma Piña y el Cártel de la Toga carecen de fuerza, ninguna fiscalía ni el INE solapará sus ilegalidades. El círculo se estrecha, en las próximas semanas asistiremos a las contradicciones internas de un Poder Judicial que no se encuentra cohesionado y que tiene bastantes flancos vulnerables. El Poder Judicial, como lo conocimos hasta hace unos días, ya es historia.
Divididos, inconsistentes, quienes giran alrededor de las cenizas del Poder Judicial muestran paulatinamente desilusión, desesperanza, fracaso. La imagen de los vencedores es clara, explícita, para la Suprema Corte de Justicia, el supremo corte de manga: ¡Tengan para que aprendan!