Gabriela Damián Miravete (Ciudad de México, 1979) es amante de la literatura especulativa o de la imaginación, que engloba ciencia ficción, fantasía, horror o fantástica, géneros que no huyen de la realidad sino que la confrontan; informa MILENIO.
Recientemente, Elefanta Editorial lanzó La canción detrás de todas las cosas, un proyecto que nació de manera autogestiva pero que hoy toma nueva vida con esta reedición que la autora considera como una “suite de historias”.
La escritora aseguró a MILENIO que, aunque no lo parece, existen muchas escritoras haciendo este género y enfatizó en que no es menor, de hecho, la literatura mexicana está fundada en ello.
¿Eres una de las pocas autoras de literatura especulativa?
Creo que tienes razón en cuanto a que la visibilidad es poca y entonces existe la percepción de que somos pocas, y es natural. Sin embargo, sí hay muchas autoras escribiendo literatura especulativa, para utilizar un término que abarque todas estas escrituras (o literatura de la imaginación, como la llama Alberto Chimal) que abarca ciencia ficción, fantasía, fantástica y horror.
“Yo creo que tenemos una tradición de autoras mexicanas que han desarrollado maravillosamente el género como Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Adela Fernández. Autoras sí las ha habido, pero no están tan visibles, no hay una tradición en firme a la que podamos recurrir sino únicamente las frikis vamos investigando y encontrando. Gracias a eso, y a que hemos hecho comunidad, nos hemos encontrado y ahora, digamos, vamos juntas abriendo camino para las demás, que ya son un montón.
¿Crees que se ve a esta literatura como un género menor?
Yo creo que hay varios factores. Por un lado, la literatura escrita por mujeres en general ha sido poco visibilizada hasta fechas muy recientes en que sí está un poco más al centro. Por otro lado, es cierto que a los géneros especulativos se les considera literatura como de segunda clase cuando en realidad la literatura mexicana está fundada en obras muy importantes del género como Pedro Páramo, Los recuerdos del porvenir o Aura, en fin, podríamos mencionar muchas.
Hay grandes obras y éxitos mundiales ¿no?
Hay un ninguneo a estos géneros cuando en realidad han construido la literatura universal de forma muy contundente, como Ray Bradbury, George Orwell, Ursula Lewin. Entonces pienso que ya empieza a cambiar en general. Siento que la literatura, la crítica, la academia y sobre todo las personas lectoras, que siempre han estado abiertas a la literatura en general y a la imaginación, van también derrumbando esos prejuicios poco a poco.
Además son best sellers, Juego de tronos o Harry Potter. Y hay otras como El señor de los anillos, que también es inmensamente popular y de una calidad extraordinaria. Entonces hay una sospecha que se genera en torno a lo popular, a lo que lo culto, por ponerlo en este mundo de dicotomías, se opone cuando en realidad hay un diálogo.
¿Piensas que hay una percepción de que lo popular no tiene calidad?
Como decía Theodore Sturgeon, el 99 por ciento de la ciencia ficción es basura, pero también el 99 por ciento de todo lo que se escribe es basura. Es más bien esa percepción de que hay literatura de calidad que se hace de repente muy visible, y no por el hecho de que sea popular o que guste al público en general es mala, ¡por Dios! Esa es una idea muy tonta. Y por otro lado, hay obras de alta calidad que se diluyen, que quizá no han sido tan popularizadas porque son muy complejas, pero que pertenecen a estas formas de escritura.
¿Qué te permite la literatura especulativa?
Tomar una distancia muy saludable de la realidad. Cuando estamos demasiado cerca, hay cosas que no podemos ver en un panorama amplio, en un panorama completo y con toda su intensidad. Los géneros imaginativos, lo que hacen, es expresar muy bien las emociones de lo que implica que sea tan inquietante convivir con la inteligencia artificial, por ejemplo o que sea horrible el caso de las desapariciones en Latinoamérica.
Hay hechos históricos, políticos y temas horribles de los que ya nos desensibilizaron, a tal grado que ya lo vemos en las noticias, lo leemos en la literatura y no nos pasa por el cuerpo, pero, cuando le metemos las herramientas del género, la literatura nos pasa más por el cuerpo porque es más intensa precisamente porque no es como la realidad, más planita, y con menos exacerbación de los sentidos y de la metáfora, que es el fantasma o el robot o los mundos paralelos.
¿Los escritores del género huyen de la realidad?
No. Cuando tenemos estas metáforas podemos ver claramente lo que sentimos respecto a la realidad misma. Entonces no son géneros que huyan de la realidad sino que la confrontan revestidos de lo simbólico, que es lo más humano que hay. Por eso es que yo escribo dentro de estas claves, porque me permiten utilizar todas las herramientas de la imaginación, ser absolutamente libre y al mismo tiempo seguir dialogando de forma muy cercana con la realidad con temas que me interesan como son los feminicidios, las desapariciones o la violencia.
¿Qué te gustaría que pasara con los géneros especulativos?
Me gusta mucho hacer estos cruces con otras comunidades y otras autorías de la imaginación y ampliar ese reconocimiento que se está teniendo a la imaginación fantástica, porque siento que vivimos en una era como de “esto pasó y esto es lo que vale” y de lo que nos estamos perdiendo es del poder que tiene la imaginación para crear realidad.
Si no imaginamos, no podemos crear realidades distintas y por eso esta clase de literatura es importante, porque propone cosas, no únicamente confirmar que vivimos en una distopía sino que podemos caminar hacia otro futuro posible y para eso, la imaginación artística es un gran apoyo.
¿Cómo se inscribe La canción detrás de todas las cosas en esto?
Yo digo que es un artefacto o diría que es una suite de historias, para usar un término musical, y hay personas que lo están leyendo como una novela, lo cual me parece fabuloso. La intención es que quienes lo lean determinen qué es esa cosa. En esta reedición con Elefanta Editorial hay mucho material en torno al hallazgo geológico de un mineral muy extraño denominado “naipes de ópalo”, que produce en quienes los escuchan una reacción muy interesante porque es un fenómeno acústico que produce alucinaciones, y esas alucinaciones finalmente nos llevan a un entendimiento de nuestra relación con el planeta Tierra mientras que nos cuentan diferentes historias que han ocurrido a lo largo del tiempo y el espacio en este planeta. Quedó maravilloso.
Imagen portada: Especial
