Si los líderes del Partido Demócrata temen que el cronómetro político del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu esté ajustado para impactar en la elección presidencial estadunidense a favor del republicano Donald Trump, en Israel, los analistas encuentran motivos para sospechar que es así, pues como dice el ex diplomático israelí Alon Pinkas, su gobernante “sabe cómo jugar el juego de Washington mejor que la mayoría de los políticos estadunidenses”; informó MILENIO.
Ni siquiera el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se atreve a descartar en público ese involucramiento.
“Ningún gobierno ha ayudado a Israel más que yo. Ninguno. Ninguno. Ninguno. Y creo que Bibi [Netanyahu] debería recordarlo”, declaró poniéndose a la defensiva el 4 de octubre. “Y si está tratando de influir en las elecciones, no lo sé”.
No sería una novedad. Al menos en dos comicios anteriores, los demócratas han detectado intentos de Netanyahu de perjudicar a sus aspirantes presidenciales Barack Obama y Hillary Clinton y en cambio favorecer a los republicanos Mitt Romney, en 2012, y también a Trump en 2016.
En esta ocasión, un cese al fuego en Gaza y en el Líbano, por el que el presidente Biden ha estado presionando, sería considerado un punto a favor para la gestión demócrata y un apoyo hacia Kamala Harris. Pero la candidata es muy mal vista por el liderazgo israelí, que además simpatiza con Trump.
No sólo se teme que esta pueda ser una de las razones por las que Netanyahu ha bloqueado un acuerdo de fin de hostilidades, sino que también que el líder político pueda provocar algo mucho más grave: una guerra con Irán que dispararía los precios mundiales del petróleo, y, por lo tanto, de la gasolina en Estados Unidos.
“La cuestión ahora es: ¿se producirá el contrataque [contra Irán] antes de la elección presidencial de EU del 5 de noviembre?”, se pregunta el analista de inteligencia militar del diario The Jerusalem Post, Yonah Jeremy Bob, en un artículo publicado el 22 de octubre.
Una forma de ver el ‘timing’ político de Netanyahu es si la represalia israelí sucede en un momento en que pueda impactar en la elección de los votantes estadunidenses.
Represalias inminentes… pero demoradas
La tardanza en la respuesta militar israelí es lo que intriga a ese experto. A lo largo de este año de guerra, Netanyahu ha tomado la iniciativa al dar golpes a sus rivales, estos se han tomado su tiempo para contestar y él ha sido veloz en responder.
En contraste, en esta ocasión, se está mostrando inusualmente lento, señala Jeremy Bob.
El 1 de abril, en el Líbano, la fuerza aérea israelí atacó la embajada de Irán y mató a varios altos oficiales de su ejército. Teherán tardó dos semanas en contestar: el día 14 lanzó 300 aparatos, entre drones que tardaron horas en llegar a Israel y misiles balísticos disparados más tarde, cuando las defensas ya estaban plenamente activadas, de manera que no provocaron daños.
Dada la moderación de la respuesta, Washington le pidió contención a Netanyahu, quien solo cinco días después destruyó objetivos militares en Irán y Siria.
Ante el público, Irán declaró que no había pasado nada y que quedaba restablecida su capacidad de disuasión.
Pero el 27 de septiembre, en medio de una amplia ofensiva contra Hezbollah –uno de los principales aliados de Irán– en el Líbano, Israel mató a su secretario general, Hassán Nasrallah, y a parte de su liderazgo.
Días antes había asesinado a uno de los principales dirigentes de Hamás en Teherán y herido al embajador iraní en Beirut.
Esta vez, los misiles balísticos iraníes no fueron precedidos por lentos drones. El 1 de octubre, de un total de 200 misiles alrededor de 60 atravesaron las defensas estadunidenses e israelíes, aunque estuvieron dirigidos exclusivamente contra las bases militares de Nevatim y Tel Nof, y otra más de los servicios de inteligencia, donde causaron daños, pero no víctimas.
Aunque Biden dijo que el dirigente israelí prometió no atacar instalaciones petroleras ni nucleares, Netanyahu no lo confirmó al anunciar represalias inminentes y mucho más devastadoras.
Pasaron los días sin que se produjeran. El día 19, un dron estalló junto al dormitorio de Netanyahu en su casa de playa, donde no había nadie. Hezbollah asumió la responsabilidad, pero el israelí anunció que “Irán pagará un precio muy alto”.
“Aunque inicialmente todos los funcionarios políticos y de defensa israelíes hicieron fuertes predicciones de que lanzarían ‘pronto’ fuego y azufre sobre Teherán como represalia”, hizo notar Yonah Jeremy Bob en su artículo, “ya han pasado tres semanas, [o sea] dos semanas y media más de lo que tardó Israel en responder al ataque con misiles balísticos de Irán en abril”.
Contra Obama y contra Hillary
“Eso es una tontería, porque lo que me guía no son las elecciones en Estados Unidos, sino las centrifugadoras [de uranio] en Irán”, declaró Netanyahu al diario Israel Hayom, al ser acusado de interferir en los comicios.
“Si los iraníes hubieran dejado de enriquecer material y preparar una bomba [nuclear] hasta que terminaran las elecciones estadunidenses, habría podido esperar«, añadió.
Esto no lo dijo en 2024, sino en 2012. Doce años después, Irán no tiene un explosivo atómico. Pero en aquel momento, el primer ministro usó ese pretexto para justificar actos que los simpatizantes del entonces presidente Barack Obama denunciaron como destinados a favorecer a su opositor republicano Mitt Romney.
Sobre las elecciones de 2016, los señalamientos son más graves: la campaña de Hillary Clinton fue severamente impactada por el espionaje ruso, que penetró en sus correos internos y en los del Comité Nacional Demócrata, y reveló parte de ellos.
Medios estadunidenses encontraron en una declaración jurada que acompañaba una orden de cateo del FBI de 2018, relacionada con el caso, referencias a un espía israelí que los agentes creen que actuaba bajo órdenes de Netanyahu: detectó la operación rusa y en lugar de revelarla al Departamento de Justicia, la transmitió a Roger Stone, una de las principales figuras del equipo de Donald Trump, con este mensaje:
“¿Algún progreso? (Trump) será derrotado a menos que intervengamos. Tenemos información crucial. ¡La clave está en tus manos!”.
Elecciones balísticas
«No creo que haya que ser un cínico empedernido para interpretar algunas de las acciones de Israel, algunas de las acciones del primer ministro Netanyahu, como relacionadas con las elecciones estadunidenses», dijo a CNN el senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy, el 2 de octubre.
“Ciertamente me preocupa que esté observando las elecciones estadunidenses mientras toma decisiones sobre sus campañas militares”.
Ben Samuels, el corresponsal del diario israelí Haaretz, reportó estas declaraciones como parte de un análisis titulado “El inminente ataque de Netanyahu contra Irán podría hacer que las elecciones de EU se pongan balísticas”.
Como sumario, dice: “Las posibles repercusiones de un ataque israelí contra Irán (la participación de las tropas estadunidenses y el posible impacto en los precios del petróleo causado por una posterior represalia iraní) podrían tener un impacto directo en los votantes de una manera que Israel nunca antes había logrado”.
De acuerdo con el diccionario Merriam-Webster, “to go ballistic” –o volverse balístico– es ponerse “extremada y súbitamente excitado, molesto o enojado”.
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