Uri Bleier nació chilango, judío y joto. Así se presenta el escritor, quien debuta con Esta cuerpa mía (Alfaguara), una novela sórdida sobre el mundo trans en un viaje de sexo, drogas, prostitución, violencia, amor y desamor, pero con el deseo de que el lector se asome a un mundo que se ha estigmatizado; informa MILENIO.
En entrevista con MILENIO, el autor aseguró que se han instrumentalizado las vidas de estas personas y de las trabajadoras sexuales, por eso decidió contar su historia sin victimismo ni melodrama y sí con mucha cumbia, salsa y sabor.
¿Qué sientes al debutar como escritor?
Llevo entre ocho y 10 años dedicando mi mayor tiempo a la literatura. Y para Esta cuerpa mía dediqué más de tres años porque es una novela bien complicada y no quería cometer errores ya que es un tema delicado y me parece que en general se han instrumentalizado mucho las vidas de las personas trans y de las trabajadoras sexuales.
¿Cómo te informaste del tema?
Yo no quería cometer ningún atropello y tuve que hacer un trabajo de campo muy grande. Kassandra Guazo me permitió tomar su vida como la columna vertebral de Mónica, el personaje principal, que después se fue acuerpando y arropando de otras vidas y le fuimos poniendo piel, músculos, movimiento, a través de otras vidas. Es como una ficción que tiene un esqueleto basado en la vida real.
¿Quién es Kassandra Guazo?
Kass es una chava trans trabajadora sexual que también es activista, me acerqué a ella y le propuse este proyecto de escribir un libro tomándola a ella como referencia. Le gustó mucho el proyecto y a partir de ahí empezamos a trabajarlo, es una persona muy importante en el libro con la que me entrevisté muchas veces.
Esta cuerpa es mia tiene como protagonista a Mónica (antes Leonardo), quien llevará al lector en un viaje por los bajos mundos, la prostitución, la violencia, la trata de personas y el dolor en medio de la calle y la música. Conocerá los trucos del que será un mundo repleto de demonios pero también de ángeles.
¿Por qué quisiste contar esta historia?
Normalmente nos han dicho que nuestros ancestros son solo nuestra familia y creo que cuando perteneces a ciertas subculturas, en este caso yo como un hombre gay, tienes otros ancestros y son personas que permitieron que tú vivas la vida un poco como tú quieres y con un poco más de derechos. Para mí esta historia es un tributo a esas personas que lucharon por mis derechos, que siempre fueron mujeres trans, trabajadoras sexuales, y esos derechos se ganaron con la ‘cuerpa’, con mucha violencia, con muchos asesinatos, desapariciones y alguien lo sufrió. Para mí era una especie de tributo, de acercarme a esos otros ancestros que tengo y que me permitieron estar aquí, como yo, vivo.
¿Qué te permitió la novela?
Intento alejarme de la pretensión. Pienso que la literatura y la alta cultura están llenas de pretensión, no lo juzgo, pero a mí me interesa la calle como génesis de la literatura, está haciendo literatura todo el tiempo y Juan Gabriel, José José y los corridos son literatura. Era con lo que me interesaba trabajar y es una historia que personalmente es mucho más cercana de lo que quizás pueda parecer por fuera.
¿Los personajes son felices pese a todo?
Son vidas que a pesar de lo difícil de atravesar el mundo nunca dejan de sonreír, de pasarla bien, y creo que logré entender que se la pasan bien a través del lenguaje. No por nada se apropian de la injuria, el humor está en el centro y el reto más grande, creo, fue plasmar una vida bien cruda, bien culera, bien sórdida, pero que no se revictimiza y que no fuera algo como “pobrecita esta persona” sino que uno dijera “esta persona se la pasa bien, tiene historias de amor, vale la pena vivir esa vida” y espero que se logre.
¿Qué rol juega el lenguaje en la novela?
Siempre me ha interesado mucho la voz, estas voces más queer, más jotas, más de la calle, más dicharacheras y para el reto más grande, el centro de la novela y su personaje principal, hasta cierto punto quería que fuera el lenguaje algo importante; construir esta voz fue parte del proceso más divertido.
¿Crees que tu novela permitirá al lector acceder a ese mundo?
Sí, definitivamente. Es una novela que me permitió quitarme muchas ideas preconcebidas que están en el imaginario común y colectivo sobre lo que es la vida de una persona trans y de una trabajadora sexual. Creo que es bien importante aprender de la literatura la complejidad, y adentrarnos en estos mundos sin prejuicios para crear nuestra capacidad de entender al mundo, pero sobre todo de permitirle al otro habitar el mundo de una forma más tranquila, sin que sea nuestra mirada la que tenga que juzgar. Pienso que sí permite asomarse a ese mundo, humanizarlo y ojalá cambiar un poquito, aunque sea un lector, su forma de mirar a los demás.
¿Qué pensaste cuando Alfaguara se interesó en la novela?
Estoy muy contento de que hayan confiado en mi literatura y en esta historia porque no es fácil abrirle espacios a este tipo de literatura, en donde no hay ningún tipo de pudor, se habla de todo, sexo, drogas, inyecciones, amor, desamor, asesinatos, robos y varios temas más sin ningún tapujo. Sin duda es un editorial valiente y estoy muy contento y emocionado por todo lo que viene.
Imagen portada: Nicola Lo Calzo / MILENIO