Por José Francisco Villarreal
5 Hay una frase que es bastante divertida fuera de contexto. Enuncia que “Estábamos al borde del abismo, pero hemos dado un paso hacia adelante”. Se atribuye al dictador español Francisco Franco cuando derrotó a los republicanos tras una sangrienta guerra civil. Hay quienes disputan la autoría de la estúpida frase. Lo chilenos, por ejemplo, la atribuyen también a otro sangriento dictador, Augusto Pinochet. Más o menos en los mismos términos, los uruguayos dicen que la dijo otro feroz generalote, Gregorio Conrado Álvarez. Pareciera que los dictadores tienen tan poca imaginación que se copian entre ellos, y son tan francamente cínicos para pregonar el suicidio social al que empujaron con sus brutales regímenes. Las únicas dictaduras buenas han sido las de Lucio Quincio Cincinato, nombrado dos veces dictador por el senado romano para defender a la república de una crisis. En ambas ocasiones Cincinato cumplió su deber y luego dejó el poder para dedicarse a su actividad favorita: la agricultura. Lo único bueno de las dictaduras malas es que son inocultables. “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?”, dijo Jesús, según Mateo evangelista. Esto lo describe perfectamente la brutal represión ejercida por los gobiernos municipal y estatal panistas de Querétaro. A poco de avalarse una reforma en donde se elevan a rango constitucional derechos de los pueblos originarios, un grupo de artesanos de raíces indígenas, fue atacado por fuerzas policiacas incluso usando perros adiestrados… ¿Reminiscencias de los “gloriosos” conquistadores ibéricos que usaron perros de guerra contra los nativos americanos? El origen del problema fue desplazar a estos artesanos del centro histórico y obligarlos a comerciar sus productos en los términos impuestos por las autoridades. Algo muy simple, que puede solucionarse con negociaciones apropiadas. Pero parece que los panistas empoderados, aun sabiéndose al borde del abismo del descrédito por su pésima actuación electoral y peor legislativa, siguen dando “pasos firmes” en el mismo sentido. Deberíamos sentir pena por la debacle de cualquier instancia opositora, pero estos insisten en arrastrar a otros en su caída. Lo que me parece muy ilustrativo es que durante el fin de semana los medios dieron relevancia a un ladrón común que embistió en Jalisco a participantes en un evento del Frente Nacional por la Familia; en cambio, poco dijeron de la agresión y encarcelamiento de los artesanos que sólo pedían espacios para comerciar sus productos. A esto sumemos el caso de Esmeralda N, una niña indígena, violada, embarazada y que sufrió un aborto espontáneo, a quien la fiscalía panista queretana quiere no sólo juzgar por homicidio, además la quieren obligar a un pago a su violador para “resarcir el daño”. ¿Dictadura de AMLO, de Claudia? ¡No mam…! Y esta perversidad panista, ¿qué es? ¿Democracia imperial?
4 Ya he comentado alguna vez que no sé manejar. A veces me pesa, cuando hay una emergencia, o cuando tengo que recorrer kilómetros para asistir a mi servicio médico en el IMSS. Pero en general confío más en mis pies, aunque ahora me traicionen. La velocidad nunca fue lo mío, y ahora menos. Así que me asombra mucho la euforia que despiertan las carreras de autos, sobre todo en un autódromo, donde los pilotos se matan, metafórica y literalmente, por llegar prácticamente al mismo lugar en donde iniciaron su carrera. Por eso no me entusiasmó demasiado el evento de Fórmula 1 que se realizó en la Ciudad de México. Mucho riesgo y esfuerzo para no llegar a ninguna parte. El filósofo musical, José Alfredo Jiménez lo dijo claro: “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”. Y parece que fue la norma de las fuerzas policiacas de la Ciudad de México cuando, además de llegar primero, supieron llegar a tiempo para impedir que los juzgadores paristas impidieran el acceso a los pilotos y público de la carrera. Salvo el armar escándalo y provocar el enojo de pilotos y público, no hubiera habido mayor consecuencia si logran su objetivo. Tramposamente acusan represión contra el contingente parista de dos presuntas juezas. No eran tantos ociosos, pero tampoco eran sólo dos. No fueron agredidos, como sí lo fueron los artesanos en Querétaro. Fueron encapsulados para no permitir que impidieran el desarrollo del evento. No les impidieron manifestarse, sólo les delimitaron el espacio para hacerlo. Igual gritaron consignas y ondearon mantas contra las nuevas leyes constitucionales en materia del Poder Judicial, que ya no reforma. Dicen, a mí no me consta, que en cuestión de minutos, a pesar de ser fin de semana y estar en paro, se auto otorgaron un amparo contra las acciones de las autoridades capitalinas. No me consta pero no lo dudo, porque con paro y todo se han estado auto emitiendo amparos contra la Constitución, lo que confirma su incompetencia para ejercer como juzgadores. La siniestra “suprema” ministra Piña, que no está en paro sino insidiosamente muy activa, reaccionó de inmediato para condenar lo que llama “represión” contra los juzgadores paristas. No veo que se haya pronunciado contra la represión de los artesanos queretanos donde hubo violencia y detenciones arbitrarias, en un “plan” municipal que tiene el tufo mefítico de la discriminación y, además, del desacato a flamantes leyes constitucionales sobre los derechos de los pueblos originarios. Los ojos de la tenebrosa ministra Piña pueden ver más allá de sus narices, pero nunca más allá de sus intereses.
3 Mi abuela no se creía española, pero le encantaba la música española. No se perdía un programa de radio que se llamaba “Ecos de España”, creo que en la XEAW. Tanto que me aprendí de memoria “La Zarzamora”, “Pena, penita”, “Doce Cascabeles”… “y un par de claveles al pelo prendíos, lleva mi romera”. Los Churumbeles, Juan Legido, Lola Flores… aunque, confieso, yo detestaba a Joselito. Sí sé de muchos mexicanos mestizos “españolaos” que, aunque no les importa la música popular española, son capaces de disfrazarse de chulapos o chulapas y celebrar a San Isidro, porque no conciben a España más allá de Madrid. No sé si Marko Antonio Cortés Mendoza se crea descendiente o heredero del Marqués del Valle de Oaxaca y del primer virrey de Nueva España, pero allá te va, al mero Madrid, a dialogar con el sujeto que se dice triunfador en las elecciones presidenciales en Venezuela. No parece casual que España se esté convirtiendo en una especie de centro de turismo político de la derecha. Allá, la Madre Patria está siendo muy nutricia con la ultraderecha internacional, refugio además de personajes tan deleznables como nuestro expresidente Felipe Calderón, el amigo del criminal Genaro García Luna. Si bien Marko fue con el presunto objetivo de reunirse con el político venezolano, debió aprovechar el viaje para, en persona, exigir el deslinde y las explicaciones a Calderón, las mismas que pidió desde México cuando sentenciaron al criminal Genaro García Luna. No estorbaría una confirmación ante los españoles, de su posición respecto al narcogobierno calderonista y su narcopolítica. Pero Marko fue más allá de su muy respetable solidaridad con el venezolano, además clama por la vigilancia cuando no la condena e intervención internacional contra el gobierno mexicano. A Markito, un traidor a la patria flagrante, sólo le faltó ir a Hampshire, Inglaterra, a rezar en la tumba de “Napoleon III le Petit”, y luego a Miramar, a invocar al fantasma de Maximiliano Habsburgo.
2 Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación siguen en su terquedad de anular las nuevas leyes constitucionales sobre el Poder Judicial. Ahora es el ministro Juan Luis Alcántara Carrancá quien se mete a barbero para intentar trasquilar a la Constitución. Como la Constitución ordena la elección de jueces, magistrados y ministros, al ministro le parece que se trata de un tema electoral en el cual sí procede las acciones de inconstitucionalidad presentadas por partidos políticos. Admite, eso sí, que la SCJN no tiene facultades para echar abajo leyes constitucionales. De hecho, su proyecto no elimina leyes constitucionales, sólo bloquea su aplicación, que para el caso es lo mismo. No sé si contra esta nueva triquiñuela tenga efecto la reforma sobre la supremacía constitucional, una vez aplicada. El ministro pretende que sólo se elijan ministros y algunos magistrados, pero quiere dejar intacto a todo el andamiaje de corrupción e impunidad que representan muchos jueces y magistrados. Quiere dejarles las manos libres para seguir protegiendo a delincuentes, políticos corruptos y empresarios. No me queda claro por qué la SCJN ha admitido las acciones de inconstitucionalidad, porque este tipo de recursos proceden sólo cuando leyes secundarias y reglamentos contravengan el sentido de las normas constitucionales, y no al revés. Aquí se trata de un proceso derivado de la ley constitucional cuyo objetivo es un cambio estructural en el Poder Judicial, cambio necesario y urgente. El recurso de inconstitucionalidad podrá intentar modificar el proceso de la elección de jueces magistrados y ministros, pero no impedirlo. La razón es simple: la Constitución determina que todos los juzgadores sean electos por elección popular. Si en el proyecto del ministro se deja la elección sólo a los ministros y unos cuantos magistrados, estaría contraviniendo un mandato constitucional. Y esto es algo que el propio ministro reconoce que la SCJN no puede hacer. El ministro Juan Luis González y etcétera, ha demostrado ser un excelente anfitrión para hacer cenas entre ministros y líderes del PRI y el PAN, pero como peluquero constitucional yo no le hubiera confiado mi melena… cuando la tenía. Ahora que, como ministro de la SCJN, es tan deliberadamente incompetente como los paristas que pretende sustraer al dictamen de la soberanía popular. Total: la guerra legal sigue desatada, el recurso favorito de la ultraderecha.
1 Cuanta la leyenda que San Agustín, antes de ser santo, era un picarón. Cuando escuchó el llamado de Dios, o de su santa madre, Santa Mónica, se cuenta que el todavía santo en ciernes dijo: “¡Señor, hazme casto… pero todavía no!” ¡Cómo me recordó ese aplazamiento de la redención a las presuntas renuncias de ministros! Hasta donde sé, ya cayeron dos renuncias de ministros de la SCJN. Se especula que toda la camarilla afín a la tenebrosa ministra Piña, ella incluida, también renunciará. Eso sí, renuncian ahora, pero para efectos de vigencia hasta agosto del 2025. En teoría renuncian conservando sus jugosas pensiones vitalicias y sabrá Dios que otros privilegios todavía vigentes. En la práctica no serán como Cincinato, seguirán liderando todo tipo de intentos golpistas contra los poderes Ejecutivo y Judicial. El objetivo al final es irse con mucho dinero asegurado, y además, mantener intacta la estructura corrupta de jueces y magistrados afines a los intereses que controlan a los actuales ministros sediciosos. En los hechos, poco publicitados, se ha visto que hay jueces y magistrados que no apoyan ni el paro ni la sedición judicial. Algunos han sido hasta forzados a no cumplir con su trabajo como juzgadores, que no es un derecho sino una obligación. En los hechos se ha visto como, a pesar del paro ilegal, se han emitido amparos y aceptado recursos, siempre en contra de leyes constitucionales en materia del Poder Judicial. Con la renuncia, los ministros aceptan una realidad: se van a ir de todas formas. Su renuncia es, como bien lo dijo doña Claudia, para irse con un montón de dinero pero, además, quieren salvar lo que se pueda de los puestos clave que mantengan vigente la corrupción que mancha a todo el Poder Judicial, y lo hace desde hace años, décadas. Los recursos ilegítimos promovidos por partidos políticos, a los que hace eco el ministro Juan Luis Alcántara y etcétera, confirman dos cosas: la parcialización de varios ministros hacia grupos políticos, y la necia insistencia en desmantelar la Constitución. Que se vayan, pero que no aplacen su despedida. Que se lleven todo el dinero que por ley, por ahora, todavía les corresponde. Pero que dejen de estar creando una crisis contra la Constitución, es decir, contra el Poder Constituyente, es decir, contra la soberanía del pueblo mexicano. Además, mientras se mantengan estas mafias incrustadas en el Poder Judicial, ninguna estrategia de seguridad será fácil de aplicar. Cada capo capturado puede ser liberado casi de inmediato (vid caso del recién reaprendido líder de “los Deltas”), y cada fiscalía hará lo que se le pegue la gana. Sí, desmantelar las mafias en el Poder Judicial es también un asunto de seguridad nacional.
0 Estoy contentísimo. ¡Por fin me cayó un “bot”! Y de los buenos. Su crítica, si es que a sus balbuceos se le puede llamar así, tiene algunos puntos interesantes. Dice el sujeto que mis textos son muy largos. En efecto, lo son. Yo no apuesto a hacerle concesiones a un eventual lector. No escribo para “X”, u otras plataformas que conceden concisión a un lector perezoso. Creo que la concisión condicionada y complaciente es veneno para un eventual lector de libros, la verdadera fuente de conocimiento e información. Además, por razones de salud y obligaciones domésticas, normalmente no puedo permanecer mucho tiempo ante la computadora, así que redacto cuando ambas cosas me lo permiten, lo que no es frecuente ni previsible… por eso “Contra reloj”. El “bot” dice que mi texto es aburrido. Vale, por cuanto a que puedo no ser lo suficientemente ameno o sí ser excesivamente rebuscado en mi redacción. En realidad, la crítica es el fondo, en la forma es un ejercicio narrativo a partir de una reflexión personal, guste o no al lector. Una narración en el sentido estricto no literario. Mi querida Rosaura Barahona explicó muy bien la diferencia cuando alguna vez escribió sobre el aparente “boom” de escritores en Nuevo León. Fue mi querido hermano Obed Campos quien insistió en publicarme ya como una columna. El sujeto sigue, él sí muy conciso, diciendo que soy afín al gobierno. Tiene razón, de no serlo tendría que ser un subversivo enmudecido por la soledad, porque no veo ninguna opción de partidos o ideologías desde donde pueda afiliarme para hacer una crítica sensata. No me interesa derrocar a este régimen, me interesa que se sostenga, y en este momento es necesario asegurar su continuidad frente a los ataques internos y externos. Cuando termine la subversión opositora coludida con instancias extranjeras, el Poder Judicial y una sospechosa escalada de violencia, entonces podré volverme hacia la crítica sobre el régimen, pero una vez que sea estable. Lo que menos necesitamos ahora es una crisis artificial que oculte el verdadero origen de las crisis reales. Finalmente, el “bot” dice que el texto, probablemente yo incluido, es estúpido. No reniego de mi estupidez, y tampoco la de ese presunto crítico que, con esa conclusión, echa por tierra los posibles aciertos de todo su breve y apurado discurso.
Ceterum censeo… Debería investigarse si es legal y legítimo que un promocional sobre las funciones del Consejo de la Judicatura Federal, hecho con recursos públicos y supongo que usando tiempos oficiales, tiene la libertad de incluir fragmentos de las manifestaciones de juzgadores que hicieron un paro ilegal, y emitiendo consignas que, al final, van contra la Constitución.