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Un laboratorio de resistencia para el periodismo mexicano

Una saeta envenenada ha horadado al periodismo en México. El ultraje tiene varios causantes: la precarización del oficio, la violencia inclemente que acecha a quienes lo ejercen y el apremio que impone la inmediatez de las plataformas digitales; informó MILENIO.

Ante un asedio de esta magnitud, sólo existe una defensa posible: la formación de nuevos periodistas. La Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de la UNAM, a cargo de Alma Delia Fuentes, se ha propuesto precisamente eso: formar profesionales capaces de entender y adaptarse a la transformación de los medios de comunicación. Y que lo hagan, además, con intachable rigor y ética.

Editora y periodista curtida durante más de dos décadas en las redacciones de N+CNN MéxicoReforma y El Universal, entre otras, Fuentes asumió la dirección de la UIP en enero de 2024. Desde entonces, ha guiado a una veintena de estudiantes en un programa que amalgama teoría y práctica. “Es un proyecto que cualquier periodista desearía haber tenido”, afirma Fuentes. “Durante 10 meses, los estudiantes reciben mentoría de periodistas con amplia trayectoria».

El periodismo es una labor que demanda intersecciones. La UIP, apunta Fuentes, se precia de la diversidad de sus estudiantes: su plantilla no la conforman únicamente quienes cursan estudios de comunicación; participan personas de áreas como derecho, biología, medicina, relaciones internacionales. “Esa confluencia enriquece muchísimo nuestro trabajo”, explica. No obstante, entre los grandes desafíos que enfrentan estos periodistas nóveles destaca la velocidad impuesta por la era digital. Según Fuentes, muchos estudiantes llegan con la percepción de que el periodismo es una tarea simple. “Creían que consiste sólo en sentarse a escribir o a grabar un video, pero descubren que implica también verificar datos, buscar contrastes y tener rigor en cada paso”. Esta enseñanza, asegura, es uno de los grandes logros del programa.

Otra consecuencia de la era digital es el desvanecimiento de la línea que separa a la creación de contenido del periodismo hecho con rigor. La UIP promueve que los estudiantes aprendan esa diferencia fundamental. “Un creador de contenido puede resumir lo que dicen varios medios, pero el periodista está obligado a verificar, dar contexto y presentar información clara”, subraya Fuentes. Elemento cardinal para la formación, la mentoría ocupa un espacio privilegiado en la UIP. Fuentes describe esta parte del proceso como un “laboratorio” donde todo el equipo contribuye en la enseñanza de las técnicas periodísticas. “Es muy enriquecedor ver cómo mentores de gran trayectoria como Maridalia Gómez o Rafael Cabrera comparten su experiencia con tanta generosidad”, señala.

Sin embargo, el aspecto que más preocupa a Fuentes —y al que más énfasis confiere— es la ausencia de pensamiento crítico entre sus colegas. “Yo percibo que ahora la palabra ‘prerreporteo’ es una rara avis en las redacciones”, comenta con un tono casi sombrío. El mundo digitalizado demanda una velocidad inaudita. Esta condición restringe el tiempo para la reflexión, y, en última instancia, afecta la calidad de la información que se publica. “Pretendemos que el público disfrute de las exquisiteces del periodismo de investigación —como el que se produce en México—, pero en el menú diario no le damos calidad”, advierte. Para Fuentes, la reflexión crítica es un pilar fundamental del buen periodismo, y no se puede sacrificar en nombre de la inmediatez. “Siempre es necesario sentarse a pensar en el texto. ¿De qué va la nota? ¿Cómo se va a angular?». Ese acto de contención previo a la escritura, ese “prerreporteo”, es esencial para lograr un periodismo riguroso y de alto calibre.

La carestía de tiempo para la reflexión ha sido parcialmente mitigada en espacios mediáticos pequeños e independientes, donde los recursos limitados obligan a reducir la velocidad de producción. “Esa falta de recursos, sin embargo, ha traído algo positivo: que las notas se ven bien pensadas, bien redactadas. Se nota que pasaron por un tamiz de selección de fuentes”, reflexiona Fuentes. En la UIP, la formación de los estudiantes se construye alrededor de ese proceso, donde la pausa para pensar, investigar y discutir es tan importante como la producción final.

“En la UIP, desde que los estudiantes tienen una idea, se sientan con su mentor o mentora para angular la historia, ver qué fuentes van a buscar, pensar por qué se les ocurrió esa idea. Todo lo que se publica en Corriente Alterna lo hacen los estudiantes, no los mentores”, explica. Corriente Alterna es plataforma de difusión de la UIP. Además de fungir como el escaparate de sus artículos, reportajes, reseñas y piezas en otros formatos, es un espacio óptimo para que se entrenen en las exigencias del oficio. El papel de los profesionales en este laboratorio es guiar, orientar y proporcionar experiencia, pero la ejecución final es responsabilidad de los estudiantes. “Eso nos orilla siempre a la reflexión”, añade.

Para Alma Delia Fuentes, el periodismo no puede conformarse con seguir las tendencias ni ser arrastrado por la rapidez de las plataformas. Aunque el formato cambie, el rigor no puede perderse. La experiencia de la UIP —cuya convocatoria para integrar la sexta generación está abierta hasta el 4 de noviembre— demuestra que el periodismo no solo sobrevive, sino que puede renovarse con una formación adecuada. La próxima generación de periodistas, asegura Fuentes, estará mejor preparada para enfrentar los desafíos actuales, siempre y cuando no olviden que el rigor, la ética y la reflexión son los pilares del buen periodismo. “Al final del día, no importa la plataforma, lo importante es aspirar a hacer un mejor periodismo”.

Imagen portada: Cortesía | Montaje-Laberinto

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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