“El polvo de estrellas del que todos estamos hechos no solo conecta a los seres humanos con el cosmos, sino que también nos recuerda nuestra fragilidad y la belleza efímera de la existencia. Hace algún tiempo recuerdo sentirme fascinada cuando vi las imágenes capturadas por el telescopio James Webb. Universos desconocidos se abrieron ante mis ojos, me resultó imposible imaginar el cosmos infinito que contiene entre 100 mil millones y 2 billones de galaxias. Me sentí como un microbio, demasiado pequeña para aparecer en el vasto universo. Desde pequeña he intentado explicar las cosas que me rodean a través de imágenes, historias, literatura, naturaleza. Esta vez intenté hacer lo mismo, imaginando que los humanos podríamos tener un diálogo con las estrellas, nuestras amigas”, en palabras de la artista quien ha expuesto más de una veintena de muestras en solitario nacionales e internacionales; publica MILENIO.
La serie pictórica Polvo de Luz de la artista Marianela de la Hoz (México, 1956), surge como una respuesta artística y filosófica ante un contexto mundial dominado por la incertidumbre, los conflictos y un creciente clima de polarización extremista. Marianela de la Hoz, en su declaración de intención, expresa las dificultades para crear en medio de una realidad que parece cada vez más oscura y enredada. La serie es un intento de reconciliación, de buscar un espacio donde la humanidad pueda conversar con el cosmos en un lenguaje lleno de sueños, deseos y certezas.
Inspirada por filosofía, ciencia y la experiencia humana, Marianela de la Hoz revela que el proceso creativo comenzó con un hilo conductor que se fue enredando con otros, convirtiendo la obra en un desafío laberíntico del que fue necesario encontrar una salida. Este laberinto metafórico refleja la búsqueda de significado en un mundo donde la luz y la oscuridad se entrelazan. La luz, en su ambivalencia, es tanto fuente de iluminación como de ceguera. Ilumina nuestro intelecto y conciencia, pero también puede deslumbrarnos y llevarnos a callejones sin salida donde se apaga la capacidad de pensar críticamente.
“Cada detalle que pinto es una historia dentro de otra, una especie de susurro que espera ser descubierto por el espectador atento”, compartió la también diseñadora de vestuario.
El trabajo busca trascender el homocentrismo, la creencia de que la humanidad es la única forma de sabiduría en el universo. Marianela de la Hoz recalca que todos los seres vivos y no vivos están hechos de los mismos elementos fundamentales: polvo de estrellas. Esta unidad elemental sugiere que la existencia es compartida, que la vida humana es solo una chispa en un vasto cosmos. Sin embargo, la luz que emana de este conocimiento es ambigua. Si bien ilumina y abre puertas al entendimiento, también puede confundir y cegarnos, obstaculizando la empatía y fomentando divisiones.
En la serie, las pinturas invitan al espectador a preguntarse qué significa ser “humano”, a contemplarse como un destello fugaz en el universo, capaz de brillar intensamente pero también de extinguirse en la oscuridad. Como cita Marianela de la Hoz al astrónomo Carl Sagan: “Somos una mota de polvo suspendida en un rayo de sol”. Esta frase encapsula la esencia de la obra: una exploración de la vulnerabilidad humana y su conexión ineludible con el cosmos, un recordatorio de la pequeñez y grandeza compartida que define nuestra existencia.
“Pinto para dar voz a las emociones complejas y, a menudo, contradictorias que todos llevamos dentro, como una conversación silenciosa entre el alma y el lienzo”, dice la artista radicada en San Diego, California.
El proceso de creación fue un viaje entre la luz y la sombra, donde cada obra se transformó en un reflejo de la lucha por discernir entre lo verdadero y lo ilusorio, lo bueno y lo malo. Polvo de Luz no es solo una serie de pinturas, es un llamado a despertar la conciencia, a reflexionar sobre la capacidad del ser humano para coexistir con el universo en un diálogo constante y mútico, reconociéndonos como parte de un todo que trasciende nuestra comprensión inmediata.
La representación de cómo la Inteligencia Artificial ha llegado a nuestra sociedad.
Hace doce años la artista pintó la miniatura más grande de su vida, Cielo y Tierra: La Libertad Determinada para una Vida Indeterminada, ahora propiedad del SDMA. Eligió a Eva como la figura principal, viéndola como una heroína que decidió cometer el pecado original para poder acceder al conocimiento. Ella no quería seguir viviendo en la ignorancia en el Paraíso, prefería sufrir pero tener la capacidad de elegir y ser libre.
En Polvo de Luz, regresa al mismo tema, pero esta vez hablando de la Inteligencia Artificial. Representa a una nueva Eva, seducida por un dispositivo serpenteante que le ofrece una manzana falsa, prometiéndole recompensas y satisfacciones instantáneas. Hipnotizada, acepta cometer un “pecado artificial”, tal vez para aprender de manera más rápida o seguir las tendencias más emocionantes y superficiales de las redes sociales.
“Estoy profundamente preocupada por la posibilidad de que la IA cree arte. Al principio, me opuse rotundamente, pero mi perspectiva cambió cuando leí sobre los premios Nobel de Química y Física, otorgados a científicos prestigiosos que utilizaron la IA como una herramienta maravillosa para obtener resultados en mucho menos tiempo. Uno de ellos dijo que habría llegado al mismo resultado, pero le habría tomado diez años”, compartió.
Al leer sobre los avances de la IA en medicina, desarrollo de nuevas medicinas, vacunas, curas, detección temprana de cáncer, viajes espaciales y soluciones al cambio climático, se dio cuenta de que la IA tiene un potencial increíble. Sin embargo, también reconoce su lado oscuro y peligroso. Lo que depara el futuro es incierto, pero espera que el Polvo de Luz la ayude a encontrar la mejor manera de usarla y no dejarse utilizar por ella.
Pide a las estrellas que le concedan la capacidad de seguir pintando sus imágenes nacidas de su inteligencia limitada y original.
La exposición Polvo de Luz / Stardust de Marianela de la Hoz se presentó en Art Produce, un espacio que recibió con admiración las nuevas pinturas de la artista. Las obras se caracterizaron por un asombroso nivel de detalle y una técnica que asemejaba más a delicados bocetos a lápiz que a pintura. Esta exposición partió de la idea de que todo lo vivo e inerte está compuesto de polvo de estrellas, proponiendo una conexión inherente entre los humanos y los astros, especialmente relevante en tiempos de crisis y conflicto. La muestra se inauguró con una recepción el sábado 28 de septiembre, y estuvo abierta al público hasta el 16 de noviembre. La entrada fue gratuita en Art Produce, ubicado en 3139 University Ave, North Park.
Premios recibidos por Marianela de la Hoz incluyen: Primer lugar en la Eighth Annual Juried Art Show “Exposed” en la Mayer Fine Art Gallery, Norfolk, VA, USA (2010); finalista en la exhibición de artistas latinoamericanos en la International Cultural Exchange, New York Academy of Art, NY, USA (2006); finalista en la Bienal Internacional de Arte en Miniatura en Salle Augustine-Chénier, Ville-Marie, Québec, Canadá (2000 y 1999), y premio de adquisición en la Segunda Bienal Puebla de los Ángeles, Universidad Iberoamericana, Puebla, México (1999).
Las obras de Marianela de la Hoz forman parte de colecciones privadas y públicas en diversos países, incluyendo México, Estados Unidos, Canadá, Japón, Dubái y Alemania, entre otros. Entre las instituciones que poseen sus trabajos destacan: Fundación Cultural Bancomer, México; Instituto Tecnológico de Monterrey, México; Fundación Cultural Noval, Cuernavaca, Morelos, México; San Diego Museum of Art, San Diego, CA, y Museum of Latin American Art, Long Beach, CA.
Imagen portada: Especial