Al llegar a la Asociación México Japonesa, caminamos con el Ministro japonés Tsukata Hirota directo al fondo del jardín donde hay una casa del té tradicional; es una pequeña cabaña, cuyo piso interior está cubierto de tatamis originales para sentarnos; al centro una gran tetera de cerámica con agua caliente; informa MILENIO.
Frente a nosotros se sienta el Maestro Koichi Mitsui, vicepresidente de la Asociación México Japonesa, y antes de iniciar limpia cada uno de los utensilios que usará para preparar y servir el té a cada uno de los invitados.
Y nos explica: «El espíritu de la ceremonia del té se resume en cuatro palabras: Wa, Kei, Sei y jyaku, que significan: la paz, el respeto, la pureza y la tranquilidad».
Antes de empezar a preparar y servir la bebida, nos sirven un dumping colorido relleno de frijol dulce; “es para que se lo coman antes porque el té es amargo”, nos dice Mitsui.
El dumpling es ciertamente dulce y muy sabroso.
Hay varias reglas sobre cómo preparar el té, cómo comerlo, cómo sentarse, cómo inclinarse, cómo pararse y cómo caminar, a este proceso se le llaman modales: sahou.
Para recibir el té, hay que poner las manos abajo con la palma izquierda sobre la mano derecha, “es una muestra de paz y respeto: la espada se saca con la mano derecha, al tener la mano izquierda encima se muestra que estamos en paz”, nos comparte el Maestro.
Él sirve en uno de los tazones un poco de té verde en polvo, sirve un poco de agua caliente y con el chasen, mezclador de té, integra el líquido un poco y luego agrega más agua caliente.
El tazón de té se entrega al invitado de izquierda a derecha. Se recibe con la palma derecha mirando hacia arriba y la izquierda de lado. Se hace una reverencia como agradecimiento, y se gira el tazón 90 grados hacia la izquierda.
“Es por respeto al tazón, para que el frente de este no toque nuestros labios”, nos comparte Koichi Mitsui.
Toda la ceremonia se hace en silencio: “En el chanoyu intentamos mantener la paz en nuestro interior, a través del manejo de los utensilios y la consideración mutua entre el anfitrión y los invitados”, explican.
“No sólo consiste en aprender la ceremonia del té y los modales, sino también en construir una atmósfera y un espíritu japonés de la paz, y cultivar un espíritu que entretenga y haga sentir la felicidad a la gente —concluye la explicación—. El propósito es estar en armonía con la naturaleza, contribuir al crecimiento de la parte interna y a que la vida tenga sentido”.
Y además
Tradición milenaria
La historia de chanoyu nace alrededor del siglo VIII. El té fue introducido desde China, y se extendió por todo Japón junto con el budismo Zen. Han surgido muchas escuelas, incluidas las llamadas escuelas de «San (tres) senke» que se tratan de las escuelas Omotesenke, Urasenke y Mushakoji Senke, que son descendientes de Sen no Rikyu.
Imagen portada: Especial / MILENIO