La magistrada Celia Maya desmenuza los 7 pilares de un cambio histórico, similar al de la reforma política del 77-78. Ella alza la mano para aplicar disciplina en el nuevo Tribunal.
Dos aspectos comunes han girado en torno a la reforma judicial: la desinformación y las noticias falsas que distintos grupos de interés han generado en este debate; publica MILENIO.
Algo similar ocurrió con aquella malograda reforma electoral del expresidente Andrés Manuel López Obrador a finales de 2022, esa que bateó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y que orilló al tabasqueño a anunciar un “Plan C”. En aquellas semanas la oposición, la “marea rosa” e incluso consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) lanzaron a la opinión pública la versión de que dicha iniciativa buscaba “desaparecer al organismo electoral”, “eliminar la credencial de elector” y “acabar con la democracia”.
Ahora, con la reforma judicial que ya es una realidad en su cimiento constitucional, que espera la discusión y votación en el Congreso de la Unión de las leyes secundarias y que eventualmente se estrenará el 2 de junio de 2025, con la elección de togados y juzgadores, los mismos actores aseguran que “el Poder Ejecutivo controlará los tres Poderes”, que ministros, magistrados y jueces electos por la ciudadanía “carecerán de experiencia” y “no tendrán el grado académico para esa responsabilidad”, que “México avanza hacia el autoritarismo”, que el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ) será un “inquisidor”.
Celia Maya García, magistrada del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), nacida en Santiago de Querétaro, Querétaro, en 1949, que cuenta con una larga trayectoria en las filas de la izquierda partidista mexicana –licenciada en Derecho Fiscal y maestra en Derecho Procesal Penal por la Universidad Autónoma de Querétaro–, conversó con MILENIO para despejar las dudas sobre esta trascendente reforma.
Me recibió en sus oficinas del CJF, en el piso 13 del edificio de ese organismo en la Avenida de los Insurgentes Sur de la Ciudad de México. Allá afuera, a cinco calles hacia la izquierda, está el Parque de La Bombilla, donde asesinaron a Álvaro Obregón en 1928. Del otro lado, a dos calles hacia la derecha, el edificio sede la Comisión Nacional del Agua, lugar donde emitió su voto López Obrador en las elecciones presidenciales de 2012 y 2018.
En este despacho, comentan sus asesores, fue el epicentro de todo el enojo de los trabajadores del Poder Judicial a lo largo de los 85 días que duró el paro de labores, donde tapizaron de pancartas y pintas las puertas, vidrios, acceso a los elevadores y el mobiliario.
La jurista presume que sí hizo la tarea para la charla y agita una hoja de papel garabateada con sus anotaciones. Pide una pequeña botella de agua. Del otro lado se opta por café americano. Detrás del ventanal de su oficina, que da hacia Insurgentes, no deja de maravillar la imponente panorámica otoñal del sur de la Ciudad de México. Celia Maya trasluce optimismo. No deja de sonreír. Va al grano del asunto.
Expone que la importancia de esta legislación puede cimentarse en siete pilares. Pero antes de entrar en materia, subraya que esta ley parte, esencialmente, de la idea de que la reforma zedillista de 1994 “caducó desde hace ya muchos años”, de que esa legislación “sólo impartía justicia a los beneficiarios de las políticas neoliberales”, además de que “todo el mundo terminó aceptando, propios y extraños, incluso hasta los mismos ministros de la SCJN, que la justicia no estaba funcionando”.
Obediencia a la ley. Siete puntos sobre la Reforma Judicial
El despacho de Celia Maya García es austero. Escritorio y sillas de madera. Una pequeña sala con dos sillones para tres personas. Una mesita central. Tres libreros. Expedientes y libros por aquí y por allá. Documentos. Una fotografía de los seis magistrados del CJF y en una repisa, acomodado estratégicamente, un grabado con el perfil de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en color blanco y el fondo en rosa mexicano.
La también exmagistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro (1985 a 2018) entra en materia y expone que el primer pilar de la reforma es el fortalecimiento del Poder Judicial frente a los otros Poderes del país, el Legislativo y el Ejecutivo. “A los ministros de la Corte ya no los van a tener que estar seleccionando el Ejecutivo. Los va a votar el pueblo y ahora, los que lleguen de ministros, ya no van a obedecer a ningún presidente. Van a tener que obedecer a la ley y a lo que diga la ley”. Es decir, los va a legitimar como ministros.
Indica que el segundo pilar de la reforma judicial es el fortalecimiento de la independencia de los jueces. En este punto, afirma, los impartidores de justicia “no se deberán a ningún grupo de interés”, ya que serán electos por la ciudadanía.
“La fortaleza e independencia de los jueces emanará de la legitimidad que da que el pueblo te elija, pero además de que vas a servir a una causa y unos principios que tienen como único propósito la justicia, que es darle a cada quien lo suyo y conforme a las leyes que tenemos”.
Como un tercer pilar vital en el nuevo sistema de justicia –que en su andamiaje constitucional ya entró en vigor el 15 de septiembre, y que enfrentará su primer gran prueba en la elección del 2 de junio del próximo año–, la magistrada subraya que se favorece la pluralidad, ya que abre las puertas a diversos sectores con ideas diversas.
Subraya que los ministros, magistrados y jueces electos con el voto popular “ya no estarán sujetos a grupos cerrados, ni llegarán a sus cargos por concursos de coto cerrado. Ahora van a ser electos a través del voto popular. Esto va a favorecer que lleguen personas de varios sectores de la sociedad”.
Conocida en su natal Querétaro como “La Bernie Sanders mexicana” –por su filia izquierdista–, Celia Maya dice que esto va de la mano con el cuarto pilar de la reforma judicial, que es la democratización del Poder Judicial.
“Ahora estarán representados los sectores económicos, de universidades públicas y privadas, pensadores libres que hayan hecho una carrera judicial y que llenen los requisitos. Esa pluralidad va a ayudar, porque la pluralidad siempre va a ayudar a la democracia, pero además va a democratizar la institución del Poder Judicial”, enfatiza.
La reforma judicial que vive México es histórica
Para la magistrada del CJF esta legislación es histórica, tan trascendental como las reformas político-electorales de 1977-1978 y la de 1996. La primera, abrió la pluralidad al permitir la participación en procesos electorales a formaciones de izquierda, y la segunda, ciudadanizó al entonces Instituto Federal Electoral y fue la detonante para el resquebrajamiento del PRI como partido de Estado.
El quinto pilar, dice, es quizás el más importante. Con esta nueva ley el país contará con instituciones incluyentes y así retomará los principios que se establecieron desde la Constitución de 1917, que es concretar la justicia social en México.
Maya García señala que esto significa “preservar todos los bienes de la nación y que estos bienes sirvan en beneficio del pueblo en general, porque aquí hay que recordar que la corrupción echó todo esto a perder”.
–¿El Poder Judicial dejó de servir al pueblo de México?
–Desde hace mucho. Nunca tuvo el pleno empeño de servir al pueblo en su plena consciencia. Como que parecía que era natural que, si era juez, o magistrado, o ministro, y lo habían puesto para hacer justicia, y él había decidido hacer justicia, entonces todo lo que hacía era justicia. A ese extremo se llegó.
“Nunca nos fijamos si realmente los miembros del Poder Judicial estaban resolviendo los problemas de las personas”, dice desde su oficina en el CJF y anota que el quinto pilar está muy ligado al sexto cimiento de la reforma judicial.
Se trata –puntualiza– del fortalecimiento de esta inclusión en las instituciones políticas, porque si las instituciones políticas son inclusivas, también se van a crear instituciones económicas inclusivas con visión de Estado.
“Con ello vamos a permitir que la riqueza se reparta de una mejor manera, porque al final lo que hay es lo que tenemos que repartir entre todos para tener una mejor manera de vivir. Con todo esto va a salir fortalecido el sistema de justicia mexicano”.
Expone que hablar de esta inclusión y de esta distribución equitativa de las riquezas nacionales “tiene que ver con lo macro: el petróleo, el agua, el cuidar del medio ambiente; todo eso que a todos nos afecta es lo que tenemos que cuidar y es de lo que se trata. Es ahí donde sí importa si lo veo con justicia social o con un interés económico”.
Y como séptimo y último pilar de esta reforma, Celia Maya indica que está en la consecuencia final de la decisión de una ciudadanía responsable de elegir a sus jueces, de “un funcionariado objetivo, imparcial, preparado, moderado y responsable que se debe al pueblo y que debe de llevar la justicia al pueblo”.
El órgano disciplinario no va a “cortar cabezas”
Parece que la magistrada está en una de sus cátedras con sus alumnos de la Universidad Autónoma de Querétaro o con los del Instituto de Especialización Judicial del Tribunal Superior de Justicia. Las anotaciones que realizó previo a la entrevista, “su tarea”, como le dice, y la imborrable sonrisa la dotan de seguridad palpable.
Quizás por eso suelta una risa cuando hace referencia a los calificativos que le han endilgado los detractores de la reforma judicial a la creación del Tribunal de Disciplina Judicial –importante en este contexto porque será el órgano encargado de investigar, sancionar y evaluar el desempeño de jueces, magistrados y ministros–, quienes aseguran que se convertirá en una especie de “santa inquisición” o “el supremo poder conservador”.
Por ejemplo, Ricardo Anaya Cortés, senador del PAN y excandidato presidencial de 2018. Durante la discusión de la reforma judicial, a principios de septiembre de este año, el también queretano afirmó que con esta ley “Morena creará una especie de tribunal de la santa inquisición con el Tribunal de Disciplina. A cinco personas que ellos [los morenistas] van a elegir, les dan un poder monumental”.
–Pero este Tribunal sí va a ser muy poderoso, ¿no?
–Va a tener el poder de un órgano que requiere disciplina. Pero creo que no lo debemos enfocar como un órgano que va a llegar a “cortar cabezas”.
Lo que podemos observar de este nuevo órgano de disciplina, añade, “es que será la instancia que vigile que esta nueva conformación del Poder Judicial Federal cumpla con la misión que van a adquirir los que llegaron ahí a través de una elección popular, a través del voto ciudadano”. Por ello, Maya García recalca que en este caso “el pueblo también va a tener que aprender a que trae sus consecuencias el no fijarse por quién vota y no tener la responsabilidad necesaria para hacerlo”.
Visto así, los cinco magistrados del tribunal que sustituirá al Consejo de la Judicatura Federal serán como los “prefectos” de disciplina del Poder Judicial. Quien se salte las normas, podrá recibir un reporte o sancionado severamente.
“El Tribunal de Disciplina Judicial –dice Celia Maya– va a contribuir a que el sistema de justicia en México no se desvíe. Creo que para lograr ese objetivo se le debe dar mucha importancia a la prevención, no al castigo, no sólo a que sean punibles las conductas”.
Comenta que es vital dotar a este organismo de las facultades para intervenir y prevenir adecuadamente, a fin de que el sistema de justicia funcione bien porque, recuerda, “también tendrá las facultades para investigar a los ministros de la SCJN, quienes tendrán que observar la ley, los principios, las reglas y los derechos humanos”.
La magistrada subraya que los cinco integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial también serán electos por la ciudadanía en junio de 2025: “No los van a nombrar otros funcionarios. Van a tener que ser electos por el pueblo”.
Celia Maya quiere ser “prefecta”
–¿Le interesaría presidir este Tribunal?
–No necesariamente presidirlo, pero sí ser una de sus integrantes. Lo veo como una oportunidad. La experiencia que he adquirido en el Consejo de la Judicatura Federal, además de la experiencia que he adquirido en mi vida profesional, creo que me permitiría poder desempeñar una función en ese órgano de disciplina.
–¿Con esta reforma el Poder Judicial dejará de tener a esa “burocracia dorada” que ha sido tan cuestionada?
–Los que se quieren quedar y los que van a participar en el proceso de elección de ministros, magistrados o jueces, creo que entienden que hay una nueva visión del Poder Judicial más modesto, más cercano al pueblo, más cercano a la problemática que enfrenta nuestro país y más empático con que todos avancemos resolviendo esos problemas.
La charla rebasó la media hora. Pero antes de terminar, Celia Maya dice que ya se inscribió para participar en la elección del 2 de junio de 2025 y reitera su confianza de formar parte de los cinco magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial.
“Sólo una última cosa. Queremos que lleguen al Poder Judicial el mayor número de jóvenes, porque juntos podemos compaginar, ellos con su entusiasmo de jóvenes, y los que tienen experiencia, con su experiencia, para que este país salga adelante y el pueblo vuelva a tener confianza en sus instituciones de justicia, como lo anhelaba José María Morelos”.
Imagen portada: Araceli López / MILENIO