Los niveles de credibilidad de los comentócratas caen estrepitosamente, pero aún no tocan fondo y, sin embargo, entre más manotean sus infamias, más se hunden. Un caso reciente, el de Salvador García Soto en contra de Luisa María Alcalde, la dirigente de Morena que ha soportado todo tipo de injurias misóginas e infundios, ya sea como funcionaria pública o como lideresa. Si la verdad es irrelevante, las mentiras también carecen de relevancia. Affirmanti incumbit probatio, ¿para qué?
Apapachado (Aguilar Camín) por el prianato, García Soto se creyó un articulista importante, cuando sólo funcionó como un vehículo de filtración donde sus patrones intercambiaban información, posturas y frágiles espadas cruzadas. Salvador no sólo se alquiló para estos menesteres de mentideros, también se vendió (Manlio Fabio Beltrones). Ridículo, mostró su peor cara desde su clasismo con los sketchs de “El Bolero Ranchero y el Señor Periodista” subiendo una pequeña escalera para dar tono a su lengua bífida y viperina. Patético, ni señor ni periodista.
Dando lástima por los rincones, Salvador García Soto la emprende en contra de Luisa María Alcalde. Si el reportaje es el punto mayor del periodismo, el montaje (Loret de Mola) su degradación. Salvador monta una infamia en contra de Luisa María con un supuesto reloj de regalo. El 8 de enero posteó: “¿Qué creen que acaban de regalar? Mientras hay carencia de recursos en todos los sectores, la dirigente de @PartidoMorenaMx @LuisaAlcalde se mandó a hacer relojitos con su imagen para regalar. Todo un culto a la personalidad y de la austeridad ya ni hablamos”.
La insidia, “mientras hay carencias en todos los sectores” del partido… ¿Mostró pruebas Salvador de esta afirmación? No. ¿Se mandó Luisa María hacer relojitos? Pues Salvador no muestra las facturas. Por eso Alcalde le responde: “Esta imagen que circula en redes sociales y que difunde @SGarciaSoto es absolutamente FALSA. En @PartidoMorenaMx no mandamos a hacer ni regalamos ningún reloj con mi imagen ni con la de ninguno de nuestros dirigentes. Con todo respeto, no somos iguales”.
Para justificar su infundio, Salvador replica: “Sra. @LuisaAlcalde, la imagen que yo subí NO ES FALSA. Si usted mandó o no a hacer los relojes, aclárelo, pero la imagen no es falsa. Y tiene razón, afortunadamente no somos iguales”. Al caer de bruces por las escaleras de su abismo, el farsante serpentea poniendo énfasis en una imagen que él mismo construyó, montó, pero olvida lo esencial: nunca demostró que Luisa María mandó hacer los relojitos. ¡Y ahora exige que la acusada pruebe que es inocente!
Más turbado, Salvador García Soto, con su montaje, no desprestigia a Luisa María, al contrario, profundiza su descrédito, su propio desprestigio. La 4T desnuda a los chayoteros y los exhibe en sus miserias. Pocos les creen, acaso sus audiencias disminuidas. Sus comentarios son una suerte de masturbación porque apenas escriben para sí mismos. Cosas veredes, el columnismo como onanismo.
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
