No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros. // Rubén Darío
El camino de Gustavo Petro es el de la disidencia: cuando tuvo que denunciar el exterminio palestino en Gaza por parte del gobierno israelí, lo hizo. De igual forma se planta frente a Donald Trump y su expansionismo decimonónico. El neoliberalismo tardío poco entiende de nuestras economías y el papel del gobierno como generador de justicia social. Frente al Estado malefactor de USA, el Estado benefactor de Brasil, Colombia, México: por el bien de todos, primero los pobres; prosperidad compartida. También: sin dignidad no hay país que valga ni la pena ni la alegría.
La línea editorial de los medios tradicionales hispanoamericanos se dicta desde Washington. El periódico El País, más que “progre” ideológicamente pobre, tituló: “Petro cede ante Trump y aceptará deportaciones para evitar la imposición de aranceles”. Y así los otros periódicos, desde México a Argentina. Los editores mienten, los hechos los refutan, sólo hay que ver la cronología. En ningún momento se rechazó desde Colombia las deportaciones, lo que se rechazó fue la manera indigna de llevar a cabo la repatriación, como sucedió en Brasil con ciudadanos encadenados como esclavos, como delincuentes.
La Casa Blanca asegura: “El Gobierno de Colombia ha aceptado todos los términos del presidente Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los extranjeros ilegales de Colombia que regresen de los Estados Unidos, incluso en aeronaves militares estadounidenses, sin limitaciones ni demoras”. La cancillería colombiana, por su parte, expresa: “Seguiremos recibiendo a los colombianos y colombianas que retornen en condición de deportados, garantizándoles las condiciones dignas como ciudadanos sujetos de derechos”. Si Estados Unidos regresa a los deportados “sin limitaciones”, en forma indigna, no serán recibidos en Colombia; si Washington los regresa como condicionó Petro, la derrota será para Trump.
Por lo demás, asustar con el petate de los aranceles sigue siendo alharaca, en los hechos las sanciones arancelarias se encuentran “bajo reserva”, es decir, no están firmadas ni puso la discusión en el Congreso (firmarlas sería un error legal y de cálculo inflacionario), entonces lo suyo fue simple amago, enloquecida amenaza. Y si Estados Unidos no necesita a Latinoamérica (Donald dixit), ¿para qué tanto grito?
“Colorados, pesados, groseros, van por sus calles empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dollar”, y se unen en Santa Cruzada dirigida por Elon Musk y Trump para hacerle frente al verdadero peligro del fascismo anglosajón, es decir, el boyante capitalismo de China (exempli gratia, DeepSeek) y el poderío militar de Rusia. Por lo pronto, la digna ruta de Petro petrificó la bufonería de Donald.
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los librosLa cicatriz del naipe(Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD.y dePosdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
