Por Félix Cortés Camarillo
No hay que echar las campanas al vuelo. Desde luego debe reconocerse la capacidad de negociación que la señora Presidente Sheinbaum demostró ayer.
En una conversación de, dice ella, unos cuarenta y cinco minutos con el Presidente Trump, lo más importante que consiguió fue que los aranceles del 25% a toda importación de los Estados Unidos procedente de México se pospusieran un mes, y que altos funcionarios de los dos países continuaran en mesas de trabajo para encontrar salida a los problemas que originaron este impasse: la incapacidad del gobierno mexicano de terminar con el tráfico de migrantes y fentanilo rumbo al norte, y el déficit comercial que según Trump sufre su país frente a Canadá y México. En lenguaje raso, Estados Unidos nos compra más que lo que nos vende. A ese simple fenómeno económico el pelipintado llama subsidio de ellos hacia nosotros.
Lo importante es el resultado. La tregua en los aranceles serviría para lograr que idealmente se prolongue, como dijo la señora Sheinbaum, para siempre. Pero el arte de la política consiste simplemente en obtener lo posible. En este caso, la señora Sheinbaum ha conseguido un logro. Victoria pírrica es siempre mejor que cualquier derrota. Trump se puede, en cualquier momento, trepar en su mula y castigar a todo mundo según su antojo.
Ahora bien, cada quien cuenta de la feria de acuerdo a cómo le fue en ella. Trump y Sheinbaum coinciden en el compromiso de México de poner de inmediato diez mil soldados más en nuestra frontera norte para calmar a la fiera. El mensaje de Sheinbaum afirma que: “2. Estados Unidos se compromete a trabajar para evitar el tráfico de armas de alto poder a México”. En el mensaje de @realdonaldtrump no aparece por ningún lado este compromiso ni se mencionan las armas para algo.
Algo es algo. Dependemos de la capacidad negociadora de Marcelo y Claudia, que van a ser los protagonistas de esta telenovela con Donaldo el perverso como villano, para ver si de alguna manera este embrollo se resuelve sin daños para los tres países que juntos son probablemente la entidad económica más importante del mundo.
Si así no fuere, Donald Trump se hundirá con el imperio norteamericano, de la misma forma en que Nerón contempló la caída de Roma. A cada capillita le llega su fiestecita.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): En aras de la equidad, si le reconocemos cierto mérito a la doctora Presidente en este match, justo es admitir un mérito innegable de Donald Trump. Después del sexenio de Lopitos empeñado en fragmentar exitosamente a los mexicanos, de dividirlos en los “están conmigo o están contra mí”, no es la doctora Sheinbaum la que ha logrado conjuntar ánimos en torno suyo. Ha sido Trump, con su imbécil política, la que ha logrado unificar a los mexicanos, con todas sus diferencias, en su contra.