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Por Félix Cortés Camarillo

Ayer le escuché a Marcelo Ebrard, en entrevista con Joaquín, decir que en la estrategia del gobierno mexicano ante los disparates del enfermo mental Donald Trump (eso lo digo yo,no lo dijo Marcelo) el tiempo es el factor fundamental. Yo creo que tiene razón.

Después de todo, lo único que consiguió la señora Presidente en su juego de vencidas con Trump fue recisamente eso, tiempo. Un factor que beneficia a los dos contendientes de esta lucha de chisguete. Que nadie la quiere y nadie la va a ganar.

Ahora bien, una de las muchas causas del fracaso inevitable de la oposición polítiica en México, reside en su carencia de una sola persona carismática e inteligente, que pueda contrarrestar los fuertes vestigios del liderazgo de López Obrador: las cifras de la popularidad de Claudia Sheinbaum no emergieron a partir de su faena al toro bravo del Norte, sino de su constante aseveración de que su segundo piso es consecuencia y seguimiento del primero, que puso Lopitos.

Esa debilidad de la señora Presidente ya ha propiciado otro fenómeno, que suele acontecer cada inicio de sexenio. Evocando a la genial campaña de Abel Quezada hace muchos años para la marca Elegantes de cigarillos, ya los mexicanos estamos preguntandonos ¿de cuales fuma el tapado?  Yo no sé si fumen o no, pero veo tres figuras que aspiran a los humos del poder.

La misma señora Presidente se ha encargado de lanzar al infinito y más allá al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch. Independientemente de su pedigree político, García Harfuch ha logrado en muy poco tiempo una prominencia en la memoria política de los mexicanos, que ya quisieran Adan Auguto López o Ricardo Monreal, condenados ambos a seguir siendo aspirantes a la silla grandota. El hijo de Javier García Paniagua tiene a su favor el que su campo de acción es la principal preocupación que tenemos los mexicanos hoy: aparte de Trump, la inseguridad.

De su ronco pecho, la señora Claudia Brugada, quien gobierna la capital de la República, se aventó un festival magno en el Zócalo de la Ciudad de México, a propósito de sus primeros cien días de gobierno, como si fuera la gran cosa, para destacar entre las figuras, especialmente mujeres, a suceder a la primera mujer Presidente de México.

Marcelo Ebrard, quien fue el más brillante de los finalistas a suceder a Lopitos, recibió como premio de consolación la secretaría de Economía, precisamente porque doña Claudia está muy consciente de que el tratado norteamericano de libre comercio se va a renegociar el año que viene, y que Ebrard tiene los conocimientos, la experiencia y los contactos en la Casa Blanca que serán muy útiles.  Y puede ser que eso se adelante.

Los que saben de política, que son la mitad de los habitantes de este país, me dirán que esos tempranos desvaríos solamente preparan una cama en la que se queman los acelerados. Puede ser. Yo sigo creyendo, con mi cuate Renato, que conocer el tiempo es una sabia virtud.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): La señora Presidente no viene a Nuevo León el día 19 para celebrar el Día del Ejécito Mexicano; viene a leerle la cartilla al gobernador mentiroso y al Congreso del Estado que siguen empeñados en demostrar quién es el más chingón. Doña Claudia sabe que Adrián, el alcalde de Monterrey, lleva las de ganar. Si la señor Sheinbaum logra en este viaje romper la alianza PRI-PAN y que los azules lancen solo a Mauricio Fernández para poder meter una sorpresa como candidato moreno, veremos de qué lado masca la iguana. La señora Presidente va por nuestro estado.

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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