Daniel Mordzinski (Argentina, 1960) es el fotógrafo oficial del Hay Festival Cartagena de Indias y en los 20 años del evento ha retratado a Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Irene Vallejo, Carlos Fuentes, Salman Rushdie y una infinidad de escritoras y escritores que confían en su estilo “Fotinski”: ideas divertidas, seguras y rápidas.
El destacado fotógrafo platicó con MILENIO en un día de locos para el artista, quien corría de un lado para el otro en la ciudad, siempre con su cámara al hombro, guayabera negra, una boina y una sonrisa.
Para empezar, recuerda el día que le tomó a Gabo una foto icónica y tal vez una de las mejores de su carrera.
“Hay más de 100 años de soledad en esa foto y también algo de despedida. Fíjate que hay una ley básica de la composición, heredada de la pintura, y es que un personaje debe mirar en la dirección de su mirada; quiero decir que el espacio vacío tiene que estar delante. Pero intuitivamente, el espacio lo pongo detrás. ¿Por qué? Me lo respondo hoy, porque en ese momento estaba tan nervioso que lo que hice fue fotografiar sin plantearme el concepto. Pienso que toda la obra de Gabo estaba ya escrita; delante había poquito, le quedaba poquito de vida, pero la luz viene de adelante y se hizo en 2010”.
Daniel Mordzinski publicó el libro Color Cartagena (Planeta), donde recoge los 20 años del Hay Festival Cartagena de Indias, con infinidad de fotos y textos de lo que sucedió antes, durante y después de captar un instante; publica MILENIO.
“La foto con Mario Vargas Llosa donde se mete entre las sábanas con su moleskine y una vela, casi incendiamos el hotel. Es una foto traviesa que evoca El pez en el agua, un libro autobiográfico donde él cuenta que de niño se quedaba por las noches leyendo y su mamá le decía: ‘Ya, Mario, apaga la luz’. Y él se metía debajo de las sábanas y seguía leyendo”.
Retratos literarios
Color Cartagena se compone de foto y texto. Está dividido en “Gabo lo espera a la una y media”, “La musa de Cartago” (Irene Vallejo), “El último viaje” (Carlos Fuentes), “El quinto Beatle” (Vargas Llosa), “Pura vida” (Almudena Grandes), “De arena y sal” (Ricardo Piglia) y “El último round” (Luis Sepúlveda), entre otros.
Cuando abre un libro, lo primero que Daniel Mordzinski intenta sentir es “lo que el artista me quiso contar y Color Cartagena es exactamente lo que yo quiero contar, no solamente a través de estos retratos porque te imaginas que fue muy difícil plasmar 20 años de retrato literario en un solo libro, hubiera necesitado uno infinito. Pero lo que me pareció muy interesante era hacerlas dialogar con textos. Toda fotografía se conjuga en tiempo presente. Es como si yo te pinchara con un alfiler en el momento que hago clic, y lo que es maravilloso es reflexionar sobre la invisibilidad del antes y después del acto fotográfico”.
El artista prefiere no contar las fotos que incluyó en el libro: “Me concentré en un relato visual y ese relato me pidió este libro. Además, en Color Cartagena hay una doble página donde hago justicia poética y pongo uno junto al otro a Mario Vargas Llosa y a Gabriel García Márquez, esa reconciliación que no fue posible al final de la vida de Gabo. De hecho, hace tres meses estuve en la casa de Gabo en México donde comencé La casa infinita, un proyecto de foto-ensayo que va avanzando”.
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“Agradecemos tu humildad”
El reconocimiento para el fotógrafo quedó manifiesto este sábado 8, cuando del IV Festival Literario de América y Europa Escribidores le entregó el Premio Escribidores a la Trayectoria Literaria, un galardón que en años anteriores ha sido otorgado a Jorge Edwards, Nélida Piñón y Sergio Ramírez.
“Cuando me llamaron para anunciarme que si podía estar el 8 de febrero en Málaga para recibirlo, les dije: ‘Creo que se equivocan de número’ (risas). ‘Mejor dénselo a Javier Cercas y yo hablo sobre su obra’, y me respondieron: ‘Daniel, agradecemos tu humildad, pero este año el premio va para ti’”.
El fotógrafo lleva más de 30 años de amistad con Mario Vargas Llosa; ha tenido la fortuna de acompañarlo en momentos muy importantes, como cuando le entregaron el Premio Nobel.
“Yo estuve presente cuando, horas antes de recibirlo, vino un sastre de la Fundación Nobel para ayudar a Mario a ponerse el frac y yo estaba ahí con mi cámara; son fotos que nunca mostré, tengo una complicidad y mucho cariño. También en los momentos menos dulces, como cuando fue lo de mis archivos. Mario me acompañó con un texto donde evoca de una manera muy literaria, defiende y denuncia lo que me había pasado con mi archivo”.
Mordzinski lleva toda una vida tomando fotos, ha tenido grandes experiencias y malas, a la que se refiere es cuando en la sede del diario Le Monde de París alguien lanzó sus negativos a la basura, más de 50 mil. Pero él sonríe, no quiere recordar, se concentra en el presente y no se detiene. Ahora, claro, ya se tiene que ir a tomar fotos, su pasión.
“Recibir el premio es un momento muy dulce, todo es inmerecido, pero que celebro con la misma humildad que celebro los momentos amargos que nos pasan a todos”.
¿Cuándo piensas exponer en México?
No sé, me encantaría. Expuse durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en la Avenida Chapultepec, un proyecto de la Unión Europea, pero nunca he logrado hacer la retrospectiva que sueño en un país donde tengo tantos afectos y tanto quiero. Además, Elisa, el amor de mi vida, es mexicana, así que cuando quieran, proponme (risas).
¿Cuál es la foto que te gustaría haber hecho y nunca pudiste hacer?
Seguramente la que voy a hacer en cinco minutos.
Imagen portada: Vicente Gutiérrez / MILENIO