El Museo Amparo de Puebla inaugurará una de las exposiciones más esperadas del año: José Agustín Arrieta, 1803-1874. La Ciudad de Puebla en el siglo XIX. Estará abierta del 1 de marzo al 14 de julio de 2025 y promete ser una relectura al legado artístico de uno de los pintores más representativos del México decimonónico; publica MILENIO.
El artista es reconocido como el máximo exponente del costumbrismo mexicano. Nació en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, y residió en Puebla durante la mayor parte de su vida, pues llegó a los tres años de edad y murió a los 70.
Su obra captura las escenas cotidianas, los personajes populares y las tradiciones culinarias de la región. Entre sus géneros más destacados están los bodegones, los retratos y las escenas costumbristas, que reflejan tanto su habilidad técnica como su sensibilidad para retratar la vida de todos los días, explicó Angélica Velázquez Guadarrama, cocuradora de la exposición.
Arrieta, a quien se le delimitó como pintor popular, fue en realidad un maestro en el uso del color, la luz y las sombras, características que aprendió durante su formación en la Academia de Bellas Artes de Puebla.
Esta institución lo formó como artista y le permitió desempeñarse como profesor y expositor. Su estilo combina influencias europeas y una profunda conexión con las raíces mexicanas, lo que lo convierte en un puente entre el arte colonial y la construcción de una identidad nacional.
La revisión del Museo Amparo se realiza después de que en 1994 el Museo Nacional de Arte le dedicó una gran exposición que propició su reconocimiento y, a la vez, la falsificación de su obra.
Bodegones y pulquerías
La exhibición, integrada por 48 pinturas y más de 50 objetos, ofrecerá una oportunidad única para explorar el contexto histórico y cultural de Puebla durante el siglo XIX a través de la mirada de Arrieta.
Sus obras destacan por su valor estético, transmiten la riqueza cultural y gastronómica de la región. El mejor ejemplo son sus bodegones, que en Puebla se conocían como alacenas, a través de los cuales capturó elementos típicos de la gastronomía poblana y objetos cotidianos con una precisión casi fotográfica.
En palabras de Guillermo Prieto
Arrieta retrató espacios como mercados, cocinas y pulquerías, puntos clave en la vida del siglo XIX. Fue tal su manera de representar a la sociedad, que cuando Guillermo Prieto escribió Ocho días en Puebla refirió que había visto los cuadros del artista: “Este es el verdadero género de Arrieta; es el pincel, fácil, atrevido, picaresco, como las letritas de Quevedo, como las soluciones de Fígaro, como las descripciones de curioso parlante. Son las chinas, salerosas y provocativas; son los muchachos, juguetones y audaces, son los leprosos firmados y astutos”.
Sus bodegones, considerados entre los mejores del arte mexicano, presentan composiciones que evocan sabores, olores y texturas de los alimentos tradicionales de la región.
El Museo Amparo, dirigido por Ramiro Martínez Estrada, es reconocido por su compromiso con la difusión del arte mexicano. Desde su fundación en 1991 ha sido un referente cultural debido a sus exposiciones temporales que abarcan desde el arte prehispánico hasta el contemporáneo.
Esta exposición sobre José Agustín Arrieta se inscribe dentro de su misión de preservar y promover el patrimonio artístico nacional, comentó María José Rojas Rendón, también curadora de la muestra.
Arrieta inmortalizó a figuras características de la sociedad poblana, desde personas de la burguesía y clérigos hasta chinas poblanas y aguadores.
Rojas dijo que esas figuras aparecen en obras como Tertulia de pulquería, que muestra la diversidad social y cultural de Puebla. Estas escenas destacan por su valor artístico y capacidad para narrar historias de la vida cotidiana.
Esta pintura es una escena de costumbres que muestra una visión crítica, de la clase hegemónica sobre las clases populares en Puebla. Arrieta se valió del pulque y las expresiones grotescas de los personajes para asociar la embriaguez con “las clases peligrosas, perturbadoras del orden público”, concluyó Rojas.
Imagen portada: Leticia Sánchez Medel / MILENIO
