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El futuro de Europa frente a la política internacional de Donald Trump

Por Carlos Alberto Sánchez Ricardo

El 4 de agosto de 1914, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, el Reichstag alemán se reunió en sesión para votar los primeros créditos de guerra. Las élites alemanas estaban profundamente preocupadas, ya que las elecciones federales de 1912 habían conformado un parlamento en el que el Partido Social Demócrata, con una fuerte tradición antimilitarista y cercano a las bases obreras, tenía la mayoría de los escaños. Para sorpresa de muchos, el Partido Social Demócrata Alemán traicionó su programa y su historia, contribuyendo a financiar una guerra imperialista librada por las masas trabajadoras de los países beligerantes. Más de 110 años después, la socialdemocracia alemana y europea ha decidido traicionar una vez más a las masas trabajadoras, esta vez no participando directamente en la guerra, sino destinando un mayor presupuesto a políticas belicistas en lugar de a programas de seguridad social.

La irrupción de Donald Trump por segunda vez en la Casa Blanca ha modificado las relaciones geopolíticas a nivel mundial. En febrero y marzo de 2025, la diplomacia estadounidense puso especial atención al continente europeo. Cuatro eventos destacan en este contexto. En primer lugar, la visita de Scott Bessent, secretario del Tesoro, a Ucrania como emisario de un acuerdo de intercambio de minerales por asistencia. En segundo lugar, la visita de JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, a la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde expresó que la mayor amenaza a la seguridad europea no estaba representada por Rusia o China, sino que tenía causas internas y estaba ligada al alejamiento de los gobiernos de los valores europeístas. En tercer lugar, la reunión entre la delegación rusa (Serguéi Lavrov, Yuri Ushakov y Kiril Dmítriev) y la estadounidense (Marco Rubio, Mike Waltz y Steve Witkoff) en Riad, Arabia Saudita, que adelantó la posibilidad del final de la guerra en Ucrania. Por último, la visita de Volodímir Zelenski a la Casa Blanca, donde se pudo observar una interacción tensa entre los mandatarios, que derivó en la cancelación pública de la ayuda a Ucrania por parte de Estados Unidos. Un par de días después, el 5 de marzo, John Ratcliffe, director de la CIA, anunció que Estados Unidos había suspendido el envío de armas y el apoyo tecnológico.

La política de Estados Unidos hacia Europa podría estar frente al final de un período iniciado durante la posguerra. Por ejemplo, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), creada por el Tratado de Washington de 1949, es parte de la arquitectura de seguridad, defensa, contención y disuasión de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Junto a la OTAN, Estados Unidos firmó diversos tratados de seguridad posteriores a 1945, como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en 1947, el Pacto de Defensa del Pacífico entre Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos en 1951, o el Tratado de Seguridad Colectiva del Sudeste Asiático en 1954, así como tratados bilaterales de seguridad con Japón, Corea del Sur y Filipinas. También en este período, Estados Unidos creó los Comandos Combatientes Unificados, el primero de ellos en 1947 (Comando del Pacífico), seguido del Comando Europeo en 1952. El objetivo de estas políticas era crear un cordón geopolítico sanitario contra la Unión Soviética.

Durante su primera administración (2017-2021), Donald Trump amenazó a los miembros de la OTAN con una posible retirada de la organización, argumentando que ninguno de los miembros estaba cumpliendo con la recomendación de destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) al presupuesto acordado durante la Cumbre de Newport, Gales, en 2014. Durante la campaña de 2024, Trump revivió el tema y se mostró contrario a la política de los países de la OTAN, señalando que durante su administración Estados Unidos no seguiría asumiendo los costos de seguridad del continente europeo. Trump considera que el monto debería superar el 2% para remediar los niveles de desigualdad histórica y exige un aumento al 5% del PIB, una cifra que muchos países de la OTAN no podrían soportar (DW, 2025).

Al revisar los porcentajes de gasto en seguridad destinado por cada uno de los miembros de la OTAN entre 2014 y 2024, es posible observar que solo dos países destinaban más del 2% de su PIB en gastos de defensa en 2014: Grecia y el Reino Unido. En 2024, veinticuatro de los treinta y dos miembros destinan más del 2%, siete países no han logrado alcanzar este umbral pero han tenido fuertes aumentos en un período de diez años, y solo Croacia mantiene el mismo porcentaje que en 2014 (1.81%). Se puede notar que los países que mantienen una mayor inversión porcentual, excluyendo a Estados Unidos, son aquellos que comparten fronteras con Rusia, como Polonia (4.12%), Estonia (3.15%), Letonia (3.15%) y Lituania (2.8%), todos ellos con porcentajes superiores a la media (2.7%) (DW, 2025).

En términos absolutos, el desequilibrio en la inversión es sumamente notorio. Estados Unidos destina más de 754 mil millones de dólares al presupuesto de la OTAN, en comparación con Alemania, el Reino Unido y Francia, que destinan 76, 75 y 55 mil millones de dólares, respectivamente. En 2014, Estados Unidos aportó 660 mil millones de dólares, mientras que todos los demás miembros, incluido Canadá, aportaron apenas 250 mil millones de dólares. En la actualidad, Estados Unidos aporta 745 mil millones de dólares, mientras que todos los demás miembros alcanzan apenas 420 mil millones de dólares. Con estas cifras, podemos señalar que Estados Unidos sigue estando a cargo del 66% de la inversión en seguridad para Europa.

Ante las negativas de Trump, los miembros de la Unión Europea se reunieron el 6 de marzo con el objetivo de ampliar el gasto en seguridad. El tema central de la discusión fue el alineamiento de Trump con la política de Putin y la posibilidad de que Europa continuara su política de seguridad sin Estados Unidos. Durante la reunión, se reafirmó el deseo de los gobiernos europeos de continuar con una política belicista. Se aprobó una medida para flexibilizar las restricciones presupuestarias y aumentar el gasto militar, se creó una Comisión Europea con el objetivo de incrementar el gasto en defensa y se habló de la posibilidad de contraer un préstamo de 162 mil millones de euros para la compra de equipo militar.

Sin embargo, el plan presupuestario propuesto por la oficina de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, impactará principalmente en los presupuestos nacionales en un momento en el que las cargas de deuda de los países europeos son muy elevadas. Apostar por la guerra solo generará un mayor descontento por parte de la población europea y probablemente un giro de votos hacia la derecha radical en las próximas elecciones. Es importante señalar que la guerra en Ucrania ha generado un encarecimiento de los precios de los energéticos y de algunas materias primas, lo que se ha traducido en un aumento del costo de vida que ha impactado especialmente a la clase trabajadora. Por ejemplo, los habitantes del territorio alemán que corresponde con la antigua República Democrática Alemana fueron quienes más votaron por Alternativa para Alemania, pero también son los más perjudicados por el encarecimiento de las tarifas de gas como consecuencia de la guerra.

Todo indica que la política de Trump en Europa está decida a eliminar el poder de negociación de la Unión Europea frente al fin de la Guerra en Ucrania. Trump ha mostrado un acercamiento a Putin y después de semanas de intensas negociaciones ha logrado, el 18 de marzo, una pausa de treinta días de ataques rusos a infraestructuras energéticas ucranianas. La Casa Blanca, además, señaló que los siguientes pasos caminaran hacia lograr un alto al fuego marítimo, un alto al fuego total y la generación de las condiciones de paz permanentes. En este momento, la política europea no debe mantener su talante belicista. Como ha señalado Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, “Hacer de la economía de guerra y de la defensa europea la nueva directriz europea es un desastre al alcance de la mano” (Le Monde, 2025). 

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de SPR

Vía / Autor:

// Carlos Alberto Sánchez Ricardo

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Autor: lostubos
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