Por José Jaime Ruiz
Si la política sirve para salir de las trampas, ¿qué pasa cuando te creas tu propia trampa? Para eludir los nuevos lineamientos del PAN nacional, ¿los panistas Zeferino Salgado, Víctor Pérez, Raúl Gracia y Carlos de la Fuente se afiliarán formalmente al PRI? De facto la Vieja Cúpula ya se alineó con el priista Adrián de la Garza, ahí están Fernando Canales, Kana Fernández y el poder económico de ALFA a través de Álvaro Fernández Garza. El golpe de Jorge Romero es demoledor para los cacicazgos locales del país. Si el PAN nacional acata el chantaje del PRIAN de Nuevo León, del PRIANL, reventará su relanzamiento: no puede desligarse del PRI “sólo poquito” o “un muchito”. Aceptar la alianza con Adrián de la Garza es aceptar que su propuesta de renovación valió para nada o para pura chingada.
La posición de Santiago Taboada, sombra del dirigente nacional, Jorge Romero, es un manotazo en la mesa: “La normatividad del partido es muy clara respecto de la elección de gobernador en cualquier estado de la República: el único órgano facultado para establecer alguna alianza es el Comité Ejecutivo Nacional. Entonces, es una facultad exclusiva del CEN a nivel nacional y las alianzas políticas las suscribe el Comité Ejecutivo Nacional, para que no haya ninguna duda de que, en este caso, será el Comité Nacional si vamos o no en alianza en los estados”.
Inamovible la posición nacional contra el PRIANL, así lo dijo su vocero, Jorge Triana: “Cuando le preguntabas a la gente que por qué no votó por el PAN el año pasado, pues la mitad nos decía que porque hicimos alianzas que nos desdibujaban y que querían vernos solos en la boleta… Hicimos de todo para tener clara la matrícula del camión que nos atropelló el año pasado. Hay de todo tipo de reacciones: hay quienes están incómodos, ya vimos la reacción de Nuevo León”. Por eso se reventó la alianza. Algo así como “no busco a quién me la hizo, sino quién me la pague”.
Por lo anterior el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza Santos, se escondió y no participó en el evento del consejo priista, no había líneas discursivas qué ejercer. Para sobrevivir como candidato del PRIAN, Adrián se sometería a los lineamientos panistas en una “Selección abierta: Candidaturas definidas por primarias abiertas, encuestas o voto panista, ya no por designaciones”. Adrián participando en unas internas del PAN para ser su candidato, obviando las siglas del PRI en la boleta, pero usando sus estructuras territoriales y utilizando, de nuevo, la fuerza de coacción física de la Procuraduría. ¿O sea, la farsa de De la Garza? ¡Qué tiempos estos, señor don Simón!
