Por Francisco Tijerina.
“La creatividad es simplemente conectar cosas”
Steve Jobs
Pareciera un asunto de simple lógica: “hacer que todo conecte con todo”, pero ocurre que en la Administración Pública factores que muchas veces impiden que los proyectos puedan cristalizar; intereses, presiones, envidias y la lucha por el poder, entre otros.
Tratar de coordinar esfuerzos resulta complicado. En casa es toda una odisea el definir qué pedir de cenar o a dónde ir el fin de semana, porque cada integrante tiene sus propias ideas y planes. En el trabajo la mayor parte de los esfuerzos de los responsables se dirige a unir las piezas para que funcionen al mismo ritmo.
En el gobierno el tema se eleva a la “N” potencia, porque intervienen, insisto, muchísimos factores.
Por eso me dio gusto enterarme, la semana anterior, de que con voluntad, paciencia, liderazgo, energía y sobre todo convicción, sí se pueden conseguir resultados.
El proyecto “Visión Santiago” que presentó el alcalde de ese municipio, Javier Caballero, se resume en una simple frase: “conectar todo con todo”, esto es, que todas las áreas de la administración municipal interactúen de manera coordinada persiguiendo los mismos propósitos al mismo tiempo.
¿Suena fácil no? Pero no resulta tan sencillo porque de nada sirve que Obras Públicas diseñe una solución mediante una obra si esta no se puede llevar a cabo por falta de recursos económicos o por retrasos de Administración, por ejemplo.
El secreto está en poner a los ciudadanos en el centro de todo y pensar primero y siempre en ellos. Los santiaguenses han vivido y sentido la transformación de los últimos tres años y por ello reeligieron a Caballero como alcalde para otro periodo más.
Se acabaron las obras de relumbrón o por compromiso. Nada de pavimentar unas cuadras para favorecer a un amigo y dejar la continuación de la misma sin atender o de “olvidarse” de que primero hay que introducir el drenaje antes de pavimentar para luego levantar la carpeta y volver a cobrar el trabajo.
El esfuerzo implica un severo ejercicio de planeación bajo una visión integral de las cosas, haciendo que todas las dependencias de la administración participen y laboren como un reloj suizo.
Significa también, y aquí radica en buena parte el secreto, el saber decir “no” a una petición y dar las razones de la negativa o el aplazamiento para solucionar el asunto. Hacer las cosas en orden para evitar errores y buscar el mayor beneficio para los ciudadanos.
Después de una horrenda etapa en donde la inseguridad y la desatención fueron signo de los gobiernos, en Santiago se vive una etapa de la que los propios habitantes dan testimonio y que dejará en alto el distintivo para futuras administraciones.
¡Enhorabuena!