Por Eloy Garza González.
Celso Piña murió en el hospital San Vicente de Monterrey. No es un hospital público, pero sí es uno de los más populares de Nuevo León. Es bueno, nada bonito y muy barato. Ahí llega la gente que carece de seguro de gastos médicos y que no quiere internarse en el IMSS (malamente, porque al menos en Monterrey, el IMSS atiende bien ciertas especialidades). Es probable que Celso no tuviera seguro de gastos médicos, o se atendiera ahí porque siempre fue un hombre sencillo, nada pretencioso, ni siquiera en su vida privada, alejado de los reflectores.
El San Vicente es un hospital para el pueblo. Así de simple. Ignoro el motivo por el cual no tiene convenio con ninguna aseguradora. Quizá para no incrementar el precio de sus servicios, como sí pasa con los hospitales de lujo. Pero aún quienes tenemos seguro de gastos médicos mayores, por nostalgia, cariño, costumbre, solidaridad con la gente humilde, o vaya uno a saber por qué, nos atendemos en el San Vicente.
Yo acabo de ir para quitarme unos cálculos renales que me tuvieron postrado varias semanas, y no me arrepiento. En el San Vicente hice fila, esperé mi turno y me atendieron con muy buena mano, bajo el amparo de una imagen de la Virgen de Guadalupe. Una de las enfermeras me dijo entre susurros: “aquí en este hospital también se muere la gente igual, como en los demás hospitales, pero se muere más contenta”. Puede que sí.
Ayer vi el video clandestino que le grabaron a Celso Piña en el San Vicente, poco antes de que lo matara un infarto fulminante. Me pareció una chicanada. Tal parece que lo tomó en mala hora un empleado hospitalario. Incluso se sospecha que fue un médico o uno de los cirujanos. Luego circuló en Twitter y Facebook. Este error, intencional o no, debe sancionarse. Mientras se atiende a un paciente, por muy célebre que sea éste, los profesionales de un hospital deben proceder con mucho rigor. Y tal parece que no fue el caso. Al pobre de Celso le sacaron a tirabuzón las palabras, como si estuviera en un programa de televisión; como si lo entrevistaran para un reality show.
Más que aprovechar el momento para una gracejada, se desaprovecharon instantes cruciales para salvar la vida de una persona. Eso, sin contar los descuidos graves en el protocolo médico. Con todo y el cariño que muchos le tenemos a ese hospital, la administración debe tomar cartas en el asunto. No debe dejarse pasar, por la memoria de Celso Piña (genio de la cultura popular de México), como por los demás pacientes que buscamos la salud amparándonos de buena fe en las manos de los médicos.