Por Obed Campos.
En Monterrey muy pocos se acuerdan de César Cortez Vázquez “El Campeón”, Óscar Vázquez Hernández, Mario Javier Ríos Zamora y Miguel Juan Manzano de la Cruz, los elementos de la entonces Policía Judicial del Estado que cayeron en el cumplimiento cabal de su deber, al intentar rescatar a los pasajeros de varios autobuses atrapados en la crecida corriente del Río Santa Catarina, durante el azote del huracán Gilberto.
Han pasado 31 años, y en este 2019, un pequeño grupo no oficial, de menos de 15 ex elementos de la Policía Judicial, fueron los únicos que recordaron la fecha e hicieron, solos, sin el apoyo oficial, una respetuosa guardia en el monumento que ellos mismos, no el gobierno, levantó a pocos metros del lugar de la tragedia: un altar.
Año tras año es lo mismo: la indiferencia oficial, repetida 31 veces. La solidaridad de los ex compañeros, que ellos sí no olvidan.
De lo poco que se sabe del caso, es que, por ejemplo, ante la ignominia, la viuda del comandante César Cortez “El Campeón”, Guadalupe Díaz, tuvo que emigrar a los Estados Unidos para buscar trabajo como ilegal, y así poder mantener hijos.
La suerte de Díaz la comparten los familiares y deudos de los otros tres agentes caídos en el cumplimiento de su deber.
“Cada vez que cae un elemento de nuestras fuerzas de Seguridad Pública… cada vez que esto pasa hay más renovado compromiso de dar una batalla eficaz contra la delincuencia, contra el crimen organizado y eso es lo que vamos a hacer, además de atender las necesidades de su familia”. Palabras huecas de Natividad González Parás, quien era Secretario de Gobierno de Jorge Treviño, Gobernador en aquel fatídico 1988.
Porque los homenajes duran unos días, y el olvido… se queda para siempre.