Por José Jaime Ruiz.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no debe pedir reconciliación cuando desde la tribuna mañanera se dedica a polarizar, es incongruente. Así lo hizo al ironizar sobre las investigaciones de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad:
“Hay una asociación que se llama Mexicanos por la Corrupción… Ah, no, me equivoqué, Mexicanos en Favor de la Corrupción. ¿No es así? Que dirigen Claudio X. González y otros adversarios nuestros que se han dedicado a sabotearnos legalmente. Son los que promueven amparos contra las obras. No quieren que hagamos nada; están molestos, quieren que siga el mismo régimen de corrupción.”
En un comunicado, la agrupación le respondió a López Obrador:
“En los tres años y nueve meses que tenemos de vida, hemos realizado más de 179 investigaciones periodísticas que han denunciado redes de corrupción en el gobierno federal, en gobiernos estatales, en los poderes legislativo y judicial, así como en las empresas. Entre los más conocidos se cuentan 30 publicaciones sobre las operaciones ilegales de Odebrecht en México, “Los piratas de Borge” (con Expansión), “¿Por qué se cayó mi edificio?”, “La Estafa Maestra” (con Animal Político), la forma en la que Javier Duarte entregó millonarios recursos a empresarios que financiaron ilegalmente al PRI (también con Animal Político) y “El emporio farmacéutico a la sombra del superdelegado Lomelí”. Dichas investigaciones han ayudado a generar una conciencia y demanda social para acabar con la corrupción y han contribuido a abatir la impunidad.”
¿Cuál es el López Obrador real? ¿El que hace meses aplaudió la investigación de Animal Político y “La Estafa Maestra”? ¿O quien ahora descalifica las investigaciones de Mexicanos contra la Corrupción? El presidente habla de reconciliación, pero polariza, y puede convertirse en un factor de incertidumbre e inestabilidad.
No entiendo la lógica de Julio Astillero en La Jornada:
“En ese litigio político y jurídico se ha puesto ahora de relieve el hecho de que grandes capitales financien actividades periodísticas que pueden ser muy valiosas por sí mismas, pero que, a fin de cuentas, se inscriben en el portafolio de intenciones e intereses políticos de los patrocinadores. La fuerte reducción del presupuesto gubernamental federal para publicidad en medios de comunicación ha llevado a la mayoría de éstos a situaciones de insuficiencia económica, recortes de personal e indisposición pecuniaria para reportajes e investigaciones especiales”.
¿Hay que dejar las valiosas investigaciones porque se inscriben en el “portafolio de intenciones e intereses políticos de los patrocinadores”? Si en verdad estos patrocinadores buscan que sigan el mismo régimen de corrupción ¿para qué indagar en los actos corruptos? Un juez ya dio luz verde a las obras de Santa Lucía por seguridad nacional y soberanía, ¿ya se le bajará la molestia a López Obrador?