La Guardia Nacional fue aprobada por el Senado con algunos cambios a la iniciativa enviada originalmente por el presidente; el más sonado y requerido, que esta tuviera un mando civil. Ahora, al plantearse como una reforma constitucional, deberá ser aprobada por la Cámara de Diputados y al menos por la mitad más uno de los congresos locales.
La aprobación de la Guardia Nacional es un triunfo que todas las fuerzas políticas quieren hacer suyo. Por ello, el 23 de febrero, siguiendo la metodología establecida de realizar 800 encuestas telefónicas con un margen de error estadístico del +/- 3,4%, Opinión Pública, Marketing e Imagen y Social Research Solutions realizaron a través de AMLOVEmetrics, la siguiente pregunta:
¿En su opinión, quién ganó con esta aprobación? ¿AMLO/Morena, la oposición partidista, o la sociedad y la ciudadanía en general?
Las respuestas son reveladoras. El 44.7 por ciento de los encuestados consideran que el presidente y Morena ganaron con la aprobación. En tanto un 48 por ciento opina que sociedad y ciudadanía en general ganaron con esta aprobación; sólo el 7.3 por ciento da el triunfo a la oposición partidista.
La primera lectura de estas cifras lleva a concluir que la oposición partidista sigue igual o más desacreditada que cuando Morena los arrolló en las elecciones federales pasadas. La opinión de los entrevistados es rotunda, ellos -aunque son quienes lograron el éxito del parlamento abierto- no ganaron con esta aprobación. Es un dato para quienes siendo oposición partidista en las cámaras legislativas no debe pasar desapercibido. Si aún confían que pueden granjearse el ánimo de los ciudadanos, tienen que hacer mucho más desde la arena legislativa.
El 44.7% que considera que representa un triunfo para AMLO/Morena, si bien sigue siendo un porcentaje muy alto, es menor a todas las mediciones de apoyo al presidente en otros temas. Esto puede interpretarse porque la pregunta va dirigida tanto a Morena como a AMLO, pero también como un mensaje para el partido gobernante en el sentido de que cuiden más al presidente; el apoyo debe ser para él, no tanto para los demás integrantes de su partido.
Por último, el 48%, el porcentaje más alto, se da a un contingente que muchas veces se considera demasiado general como es la sociedad y la ciudadanía. Sin embargo, es importante notar este datos por dos razones:
a) La actitud de Andrés Manuel contra las organizaciones de la sociedad civil -tal vez sin querer-, fue precisamente lo que hizo que la ciudadanía “volteara” hacia ellas a escucharlas.
b) Sería la primera vez donde el presidente es rebasado por quien él considera su adversario.
Todo lo anterior reflejaría una naciente oposición al régimen. Sin nombres, ni estrategia -por el momento- es cierto, pero una oposición que ciertamente no tiene ninguna liga con partido político alguno. Los más importante: la voz de la ciudadanía deberá ser una fuerza que el presidente y su mayoría tome en cuenta para negociar, analizar y coordinar.
Vendrán nuevos retos y necesidades de cambios en la Constitución. Si los temas en cuestión no levantan decisiones encontradas, pasarán sin mayores problemas dada la nueva mayoría calificada en la cámara baja de Morena y los ex integrantes del PRD. Pero si es un tema es ligeramente controversial, estaremos atestiguando una nueva forma de lograr consensos donde un actor será la naciente oposición conformada por la ciudadanía en general.