Por Francisco Tijerina.
“¿Justicia o venganza?”
Yomero.
Quisiera creer que la cancelación por parte de Felipe Calderón a su participación en un evento en el Tec de Monterrey al que había sido invitado, motivado por la opinión de la señora Rosa Elvia Mercado, madre de Jorge Antonio que fue muerto junto a Javier a las puertas del Campus Monterrey por efectivos militares, resolviese en el fondo algo, pero me temo que no.
Y en esa discusión en torno a hechos trágicos sucedidos en el 2010, se fueron varios días en donde, para variar y no perder la nueva costumbre mexicana, se polarizaron los bandos y la opinión de muchos se centró en este asunto, dejando de lado otras cuestiones.
Imposible cerrarse ante el dolor de una herida que no cerrará jamás, porque la muerte de los dos jóvenes no puede superarse por las condiciones en que se dio; sin embargo, como sociedad, deberíamos empezar por respetar la pena de los verdaderos dolientes y criticar la utilización del hecho y de los mismos dolientes, como herramientas para la politiquería.
Porque detrás de muchas de las expresiones que he escuchado en los últimos días en contra de Calderón hubo toda una maquinaria trabajando para denostar al expresidente, para culparlo directamente de un hecho en el que sí, era el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, pero ni estuvo ahí, ni dio la orden de disparar.
Abro aquí un paréntesis para cuestionar, ¿sería correcto y prudente culpar al presidente López Obrador por los muertos del incendio en la toma clandestina de gasolina de Tlahuelilpan, en enero pasado, por la inacción de los militares que estuvieron en el lugar? Yo opino que no.
El hombre y su circunstancia.
Calderón recibió el país que le dejaron, con cuestiones y personajes puntuales en el tema del narcotráfico y ante ello delineó una estrategia; su sucesor hizo lo mismo, como ahora el gobierno federal desarrolla métodos, sistemas y procedimientos para luchar contra ese mal y todas sus repercusiones.
Y si a Calderón le cuelgan ser el creador de la frase de que “AMLO es un peligro para México” en sus elecciones, ¿a quién habría que darle la paternidad de la imagen y percepción de que Calderón es el culpable de todas las muertes por la guerra al narco?
Pero reitero y es mi punto: ¿deja la negativa del expresidente de acudir al Tec un beneficio para alguien? No.
Se trata de una victoria pírrica, sin fondo, que no deja más que haberle aguado su participación en un evento que de todas formas se realizará.
Si algo bueno sale de todo esto, será sí y sólo sí, las familias aceptan reunirse con el expresidente, dialogar, aclarar versiones, escuchar y entender; ahí, cuando se den explicaciones y se otorguen disculpas, se habrá dado un paso adelante como humanidad.
Como sociedad nuestro papel es otro y lo ideal sería tomar una actitud más prudente y reflexiva, buscando lo mejor para todos, empezando por cuestionarnos si las iracundas demandas de las redes sociales de los últimos días buscaban justicia o venganza.