Sur le pont d´Avignon
On y danse, on y danse..
Sobre el Puente de Avignon, ronda infantil francesa.
Realmente, no fue el presidente Fox el primero en advertir que la vocación holgazana de los mexicanos había inventado el fenómeno de los puentes y lo había sabido implementar como ejercicio cíclico.
La inveterada tradición mexicana decía que, cuando una fiesta patria o día de guardar acontecía en martes o jueves el asueto se prolongaba con el día inmediato ante o posterior, fuese lunes o viernes. De esta manera, se hacía un puente, abandonando el trabajo con la complicidad o la bobería del patrón; de jueves a lunes, eventualmente martes, saltándose, ahora sí que a la torera el día intermedio que podía ser viernes o lunes. El puente.
El presidente Fox, que era muy bobo, pensó que al correr la festividad al lunes próximo anterior de la fecha patria se iba a ahorrar el perjuicio del puente de lunes y viernes. No tuvo mayor éxito; los transeúntes de los puentes siguieron bailando sobre los de Avignon y se pitorrearon de los días en que sí había obligaciones laborales y escolares. El que hace la regla hace la trampa.
Ahora el presidente López, al que no puedo calificar de bobo, ni mucho menos, pero que se siente muy necesitado de distractores para que los mexicanos no centremos nuestra atención en los asuntos cruciales del país, seguridad, salud y economía, se inventó un distractor más. El cuento de la lotería del avión se termina hoy viernes, con otro anuncio espectacular. Cualquiera que sea.
Solamente que ahora los mexicanos tenemos otra pelotita para entretener el ocio. ¿Cambiar o no cambiar el calendario escolar –que arrastra el de bancos, empresas, y tantas entidades- para que las fiestas cívicas se honren con el ocio de los mexicanos exactamente en los días establecidos?
Servirá, dice el presidente López, para que los pupilos sepan, cada febrero cinco, de la Constitución. ¿De cuál? De la de Apatzingan, la de 1824 de las Cortes de Cádiz, de la Constitución del 17 y de los centenares de parches que los dóciles legisladores le han hecho a nuestra Constitución siguiendo, como ahora, las instrucciones del presidente que sea?
Probablemente algo se enteren –aunque estén en Puebla- de los hermanos Serdán si a la Revolución le toca y no se queden turulatos preguntándose por qué el cinco de febrero no hay clases ni las hay cada equis viernes porque hay junta mensual de los docentes para hacer no sé qué cosa. O del día de la Bandera, el 13 de Septiembre de los héroes mozalbetes, o el cinco de mayo cuando –según Ignacio Zaragoza- las armas nacionales se cubrieron de gloria derrotando al mejor ejército del mundo, el francés.
Nuestro tiempo se rige por diferentes calendarios. Para los judíos, hoy andamos por el año cinco mil y tantos; con virus encima, los chinos celebraron el año de la rata.
Hace muchos años, el Papa Gregorio se dio cuenta que la medición del tiempo no correspondía al curso del tiempo y diseñó el calendario que nos rige hoy en gran parte del mundo, me parece que agregando los meses de julio y agosto por los emperadores Julius y Augustus. Por eso noviembre no es el mes noveno ni diciembre el décimo de nuestro año.
Claro, era el Papa Gregorio.
PARA LA MAÑANERA.- Con todo respeto, Señor Presidente: ¿Qué va a pasar con los “huerfanitos” que se queden?
Cualquier vendedor de lotería le puede decir que no todos los billetes salen.Hay una mecánica para esos cachitos.