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“No nos vaya a salir más caro

el remedio que la enfermedad”

Dicho popular

En estos tiempos de la bipolaridad y la polarización, en la que por igual el mundo se pronuncia por hacer lo “políticamente correcto” y al mismo tiempo adoptar una inamovible postura antisistema, además del clásico “¿estás conmigo o en mi contra?”, llaman la atención algunas medidas que suenan lógicas, pero que conllevan implícitas repercusiones que pueden ser tan o más peligrosas que lo que se pretende evitar.

¿Para qué sirven los popotes?

Originalmente de papel encerado, pero después en el peligroso plástico, los popotes no tienen otra función que el evitar que las personas toquen con sus labios el vaso en el que beben. No me imagino disfrutando de una malteada a pico de vaso y sin popotes, adiós a la romántica escena en donde la parejita de jóvenes compartía su bebida.

En nuestro tiempo como forma práctica de evitar tener contacto con vasos que tal vez no han sido bien lavados, muchos piden popote (no veo que lo hagan con vasos desechables, aunque sí con los famosos “litros” de bebidas alcohólicas). Sin popotes habrá que hacer una campaña para que laven mejor los vasos y eso significará que le pongan más detergente, mismo que irá a parar a los desagües provocando enormes daños en ríos y mares.

Lo mismo pasa con las bolsas de plástico.

En esta “oleada de populismo ecológico”, como bien la definió José Anguiano Hernández, presidente de la Asociación de Industriales de Bolsas Plásticas, nuestras autoridades no encuentran otra manera de resolver las cosas más que mediante la vía de la prohibición y las multas, de manera que dentro de poco tiempo ya no habrá más bolsas en el súper, la carnicería o la tienda de conveniencia.

Sin embargo valdría la pena antes de cometer una barbaridad, el detenernos un momento a pensar qué sucederá con todos los desperdicios y basura que se genera en cada casa, oficina o comercio y que la mayor parte de las veces está dentro de estas bolsas plásticas. ¿Los ponemos en bolsas de papel muy degradables que se romperán en unos cuantos días dejando escapar microbios y bacterias a cielo abierto?

Lejos de implementar prohibiciones y sanciones, nuestros legisladores deberían buscar soluciones alternativas y propuestas. ¿Quién se deshará de una bolsa ecológica que tuvo un costo para botarla a la basura? ¡Nadie!

Si de verdad tuviesen la intención de resolver los problemas, pensarían en las consecuencias de sus actos y el beneficio de la comunidad. ¿En dónde carajos voy a poner la basura?

¿Por qué mejor no incentivan la búsqueda de otros materiales y opciones? ¿Por qué generar la posibilidad de toda una industria de la corrupción a través de inspectores que pedirán un moche o que terminarán aceptándolo para no aplicar una severa sanción a quien regale bolsas?

Si me dicen que para tener una bolsa tengo que llevar cinco artículos y sólo adquirí uno, le haremos como antaño cuando no había feria en las tienditas, me darán cuatro chicles de los más baratos para completar la cuota y asunto arreglado.

Muy ecológicos y muy correctos, pero muy tontos.

ftijerin@rtvnews.com

Fuente:

Vía / Autor:

Francisco Tijerina

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Autor: lostubos
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