Por Federico Arreola
Los columnistas
Evidentemente están enojados con el presidente AMLO los Hiriart, los Riva Palacio, los Loret, etcétera…
Un momento, antes de continuar debo hacer una necesaria aclaración. En el párrafo precedente he usado el etcétera por una razón que se le escapó a Enrique Jardiel Poncela.
Veamos lo que el autor de La tournée de Dios –obra sin duda divertida– dijo sobre la palabra etcétera:
El ‘etcétera’ es el descanso de los sabios y la excusa de los ignorantes.
Enrique Jardiel Poncela
Lo anterior es cierto, pero el etcétera es también algo más: la coartada de quien tira la piedra y esconde mano.
Como los columnistas arrogantes son muchísimos, y además no pocos son mis amigos, prefiero no identificarlos al decirles, pues eso: arrogantes… y ambiciosos –y otras cosillas–; ellos saben quiénes son, pero no me reprocharán nada si no escribo sus nombres, ya que siempre tendré a la mano la frase mágica del Tío Lolo, el gran maestro del arte de hacerse pendejo solo: “Pero cómo crees, si no me refería a ti; por eso solo mencioné a los Hiriart, los Riva Palacio y los Loret”.
Las raíces del enojo
El hecho es que los columnistas están enojadísimos con el presidente AMLO por dos razones:
1.- La austeridad de la 4T y la decisión de Andrés Manuel de no repartir dinero directamente a los periodistas, han determinado que ellos hayan empezando a sufrir para mantener los elevados niveles de vida que se daban.
2.- A los columnistas les indigna todavía más que lo anterior, el hecho de que se la pasen critique y critique a López Obrador en sus periódicos sin que nadie cercano a este personaje, mucho menos el propio titular del ejecutivo, les llame para invitarles a una gran comilona con vino caro, incrementarles el acuerdo económico y suplicarles que dejen de cuestionar al primer mandatario porque ellos, con su infinita influencia en la opinión pública, ponen en riesgo la gobernabilidad.
El hambre y las ganas de comer
Lo que han perdido los columnistas en materia económica es muy poco, prácticamente nada, comparado con lo que han dejado de recibir contratistas corruptos a quienes el gobierno del presidente López Obrador ha marginado y a los que inclusive se investiga porque podrían haber cometido delitos. Como el hambre y las ganas de comer siempre terminan por juntarse, los columnistas y los contratistas están haciendo equipo. Los segundos financian a los primeros, que por ese motivo se sienten de alguna manera protegidos, y todos los días sueltan en sus espacios periodísticos elevadas dosis de veneno contra el enemigo común de ambos grupos, el presidente López Obrador.
El abuso periodístico
Nunca en la historia, quizá ni en los tiempos de Madero, un gobernante de México había sido tan calumniado e insultado en los medios de comunicación. La ventaja que tienen los columnistas es que nadie los molesta, nadie los presiona, nadie hará nada para silenciarlos. Andrés Manuel aguanta, respeta la libertad de sus calumniadores, la saluda diariamente en las mañaneras con buen humor y sigue haciendo su trabajo, extraordinario en mi opinión, dirigido a cambiar a México.
Tanta agresión mediática en su contra le ha costado algunos puntos de popularidad, es cierto, pero no es algo que preocupe al presidente de nuestro país. Sabe que si pierde apoyo entre las clases medias, allá abajo, donde está la gente a la que ha entregado lo mejor de su esfuerzo, se le quiere bien y eso no variará digan lo que digan los Hiriart, los Loret y los Riva Palacio… y el larguísimo etcétera que no identifico para no quedarme sin amigos en los periódicos.
Los youtuberos
¿Quién fue el genio que pensó que unos cuantos loquitos que se expresan en las redes sociales, sobre todo en videos de YouTube, eran un ejército capaz de enfrentar a los perversos columnistas?
Esos farsantes youtuberos –bastante ignorantes por cierto–, que se sienten los reyes de los videos de internet ya provocaron una fuerte crisis en las mañaneras, que son el principal proyecto de comunicación del presidente AMLO.
Se pasaron
Después de meses de insultar prácticamente a diario a los periodistas profesionales, llegaron al extremo de exigir, ¡frente al presidente de México!, que la Unidad de Inteligencia Financiera investigara a los críticos de la 4T. Fascismo puro, sin duda.
Al mismo tiempo que pedían castigos para los críticos del actual gobierno, decidieron, los muy misóginos, ofender a mujeres periodistas y a activistas.
Dos de las ofendidas por esos tipejos, Frida Guerrera, dirigente feminista, e Isabel González, periodista de Grupo Imagen, respondieron los golpes y dieron tremendas palizas a los youtuberos, que quedaron exhibidos como farsantes.
Ellas dos acabaron con los youtuberos. Más inteligentes que tales engañabobos, a Frida y a Isabel no les costó ningún trabajo mostrarlos como lo que son: unos buenos para nada.
No era problema de AMLO, pero…
Realmente ofendidas por el machismo de los insignificantes youtuberos, Frida Guerrera e Isabel González tomaron una decisión atrevida: plantear fuertemente sus quejas, en plena mañanera, directamente al presidente López Obrador.
No merecía Andrés Manuel lo que pasó. Un político de principios como él, un hombre absolutamente comprometido con el feminismo, no tenía por que verse obligado a soportar la justa indignación de dos mujeres valientes y valiosas.
El error original
Tampoco podía el presidente de México aceptar lo que muchos le pedimos: dejar fuera de las conferencias de prensa en Palacio Nacional a los youtuberos porque no son periodistas: son porros, tipos de plano fascistas y que inclusive han cometido delitos de odio contra las mujeres. Uno de ellos, que se pone un parche en el ojo solo en las mañaneras –de ese tamaño su locura–, primero llamó “prostitutas” a las periodistas profesionales que cubren las conferencias de prensa, y después en público expresó que era su deseo que a Isabel le dieran un balazo. ¡Un balazo! Eso es de plano inaceptable.
Andrés Manuel lo único que pudo decir fue que no iba a marginar a nadie de las mañaneras y que si Isabel González se sentía tan agraviada, que ejerciera su derecho y pusiera una denuncia en la fiscalía correspondiente. Además de ello, pidió que se reconciliaran todos y todas: “amor y paz”, dijo AMLO, y solicitó que ya nadie pelee en Palacio Nacional, que si quieren hacerlo, civilizadamente debatan en las redes o en sus medios. Sí, sugirió que Isabel debatiera con su agresor porque –citó AMLO a Francisco Zarco– “la prensa se combate con la prensa”.
Eso es verdad, en condiciones normales la periodista debe debatir, fuertemente si se quiere, con el periodista. Pero el presidente de nuestro país olvidó que si Isabel es reportera, y bastante competente, el tipo que la agredió no lo es: él solo puede ser considerado un porro.
Entiendo que Andrés Manuel no quiera cerrar las puertas de las mañaneras a ese y a otros porros youtuberos. El error original fue invitarlos a las conferencias de prensa. Como están las cosas, sería un error mayor echarlos. Lo que sí puede hacer el presidente de México es no darles la palabra o ya no hacerlo con tanta frecuencia. Ellos dejaron de ser graciosos –como Lord Molécula que divertía con sus preguntas pensadas para el lucimiento de AMLO–, ahora tales personas son un lastre para el proyecto comunicacional de la 4T.
¿Quién los hizo sentir importantes?
Un agravante de los youtuberos es que dan la impresión de que hacen preguntas o comentarios que alguien más les pide. Suele ocurrir que tocan temas sin interés periodístico real –de temas tan locales que no deben planteársele al primer mandatario–, pero que llevan la clara intención de elogiar o lastimar a terceros. ¿Les pagan por ello? No lo sé, pero sobra gente que está convencida de que venden las preguntas.
Lo peor no es eso, sino que hubo quien convenció a los youtuberos de que son tan importantes que dirigen a la opinión pública mexicana. Los muy ingenuos lo creyeron. Los marearon, pues. En realidad, fuera de las mañaneras –y solo porque insultan a los periodistas de verdad–, nada representan. Pero como se la pasan no solo defendiendo a AMLO, sino cuestionando –normalmente con calumnias e insultos– a los críticos de la 4T, han terminado por ganarse el desprecio de los verdaderos periodistas.
Conclusión
El hecho es que los youtuberos farsantes son tan dañinos para Andrés Manuel como los columnistas arrogantes. No lo merece este gran presidente de México. Claro que no. Menos aún merece que en el ruido generado por ambos grupos, a los que cabría calificar como terroristas mediáticos, se esté difundiendo la falsa idea de que el único gobernante feminista que hemos tenido es un enemigo de las mujeres. Qué disparate.