Por José Jaime Ruiz
@ruzjosejaime
El expresidente Felipe Calderón y el monero Paco Calderón, quien publica sus caricaturas en Reforma, muestran su vileza en tiempos de crisis sanitaria. Lo suyo es el acecho, la emboscada, la vileza, no el debate, no la deliberación, no la crítica. La sospecha como mentira, el trazo como fracaso.
Tuiteó el expresidente:
Felipe Calderón cosechó la mentira, propagada por el diputado panista Jorge Triana, de que López Obrador se había echado una taquiza con el hermano mayor del Chapo, Aureliano Guzmán Loera, el Guano, en su visita a Sinaloa. Leo en Proceso: “La esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, reprochó a Felipe Calderón difundir información falsa de un médico de Sinaloa que la sobrina del exmandatario, Mariana Gómez del Campo, aseguró que era el ‘hermano’ de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán”.
Hoy en la mañanera, Andrés Manuel expresó: “No le hace que el expresidente Calderón haya dicho que comí con el hermano de Guzmán Loera y era un médico del IMSS, pero a lo mejor hoy ofrece disculpa, pero eso no importa porque la gente sabe distinguir”.
¿Se disculpará Felipe? Obvio, no. Lo suyo es la vileza, el “haiga sido como haiga sido”.
Otro Calderón, pero de la misma cepa que el expresidente, también miente en uno de sus cartones al indicar que López Obrador celebró, camioneta a camioneta, el cumpleaños de Ovidio Guzmán López con la madre de Joaquín Guzmán Loera.
Se propagó en las redes sociales:
Un narcochofer, un arma y la señora preguntando a López Obrador “…¿Queremos pastel?”.
El oficio de monero también es periodismo, se ejerce desde la exageración, desde la caricaturización, pero caricaturizar no equivale a inventar, a mentir. En la historia de la infamia de la caricatura quedará como ejemplo este derechizado y enfebrecido cartón de Paco Calderón.