Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Dos de los grandes diarios de México se encuentran en crisis. Sus estrategias para confrontar esa crisis son diferentes, pero los dos le han apostado a la derechización. Desde que llegó al poder el gobierno de la 4T, la publicidad disminuyó drásticamente. En días pasados el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que habría otra disminución, no así con las televisoras y radiodifusoras que han sido favorecidas al devolverles el tiempo oficial que usaba el Estado. La apuesta de Andrés Manuel, además de las redes sociales, es por la radio y televisión abierta para compensar las críticas a su administración por parte de la prensa escrita.
La línea editorial de los dos medios de comunicación coincide: las noticias que más disminuyan a la 4T son prioritarias, relevantes. También su equipo de colaboradores que reproducen la derechización de estos medios. Sin ser un grupo compacto, sí comparten ideología, intereses y proyecciones.
El Universal destaca en sus páginas los montajes de Carlos Loret de Mola, los artículos sin rigor periodístico de Salvador García Soto, las “voladas” siempre presentes de Mario Maldonado. Reforma distribuye al fifí Sergio Sarmiento (¿Ricardo Salinas Pliego dixit?), a la disminuida politóloga Denise Dresser, al antiacadémico Jesús Silva-Herzog Márquez, al impresentable Paco Calderón, al simulador liberal Enrique Krauze… Los medios y sus colaboradores no consideran a López Obrador como adversario sino como enemigo. A todos ellos se les han cancelado privilegios que mantenían en sexenios pasados.
Titulares editorializados, información sesgada y comentarios sin análisis (nunca autocrítica) es lo que publican estos medios. Desde esta perspectiva hay que leer a los medios y sus empleados de derecha. La crisis ya los alcanzó: los medios impresos se venden, por la pandemia, poco en kioscos, tiendas de conveniencia y otros puntos de venta.
Reforma terminó una campaña, no funcionó, sobre la venta de sus ejemplares en sitios públicos: “Estimado lector: La Organización Mundial de la Salud determinó que tocar periódicos no representa riesgo por Covid-19. La porosidad del papel, sumado al proceso de impresión de tinta, ayudan a la esterilidad de este ejemplar”.
El verbo “ayudan” lo subrayé porque no equivale a una esterilidad total. ¿Le están diciendo una media verdad o una media mentira a los lectores de Reforma? Como no les funcionó la campaña outdoor, iniciaron otra, indoor, que tal parece abandonaron apenas nacida: “Recibe REFORMA en tu hogar… conoce nuestros planes en…” y luego proporcionan el sitio de suscripción y los teléfonos para suscribirse. La estrategia de Alejandro Junco de la Vega es la derrota de su tesis de que el algoritmo (redes sociales) no derrotará al periodismo. Al corregirle la plana le digo: No al periodismo, derrotará al periódico impreso. Por otro lado, los candados que se imponen a la lectura de sus medios (Reforma, El Norte, Mural) hacen que se quedé fuera de la competencia por visitas únicas.
Juan Francisco Ealy Ortiz intenta otra estrategia: dejar abiertos los contenidos de El Universal para su consulta por parte de los lectores, aunque no se le puede dar copy paste a la información: “En marzo tuvimos 50 M de Usuarios Únicos #QuédateEnCasa Gracias y cuenta con nosotros”. La estrategia de El Universal es conservar e incrementar sus lectores y propiciar publicidad privada de acuerdo a estos datos.
Los medios impresos están en crisis, en declive, y el coronavirus ha acelerado la caída. Tener tantos lectores no significa lealtad a la política editorial del medio. Los comentarios de los lectores dan cuenta de ello: muchos condenan esa línea editorial. Además, en la era digital, los usuarios dan lecturas transversales, no se quedan con la información o artículos editoriales de un solo medio. El futuro ya alcanzó a Reforma y El Universal, su pasado exitoso no los salvará. Su derechización puede ser su condena.