Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
El presidente Andrés Manuel López Obrador y Beatriz Gutiérrez Müller debieran de leer el reciente libro de Boaventura de Sousa Santos, La cruel pedagogía del virus, publicado en Biblioteca Masa Crítica de CLACSO. Andrés Manuel porque muchas de sus críticas al neoliberalismo coinciden con las del profesor catedrático jubilado y Director Emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra. Beatriz porque no sólo es una gran lectora, también está ocupada por la pandemia (acaba de hacer un llamado a la OMS y a la ONU para que hagan un “esfuerzo inaudito” para obtener una vacuna en contra del Covid-19).
Las reflexiones de Boaventura son un libro de texto gratuito imprescindible para estos tiempos de crisis y de cambios, estos sí, estructurales del planeta. Reproduzco algunas de sus ideas.
1.- “…la crisis financiera permanente se utiliza para explicar los recortes en las políticas sociales (salud, educación, seguridad social) o la degradación salarial. Así, impide preguntar sobre las causas reales de la crisis. El objetivo de la crisis permanente no se debe resolver. Pero, ¿cuál es el propósito de este objetivo? Básicamente, hay dos: legitimar la escandalosa concentración de riqueza y boicotear medidas efectivas para prevenir una inminente catástrofe ecológica. Así hemos vivido durante los últimos cuarenta años.”
2.- “…como las democracias son cada vez más vulnerables a las fake news, tendremos que imaginar soluciones democráticas basadas en la democracia participativa a nivel de los vecindarios y las comunidades, y en la educación cívica orientada a la solidaridad y cooperación, y no hacia el emprendedurismo y la competitividad a toda costa.”
3.- “En los últimos tiempos, ha surgido otro ser todopoderoso invisible, ni grande ni pequeño, pero deformado: los mercados.
Al igual que el virus, es insidioso e impredecible en sus mutaciones y, como dios (Santísima Trinidad, encarnaciones), es uno y muchos. Se expresa en plural, pero es singular. A diferencia de dios, el mercado es omnipresente en este mundo y no en el más allá. Y, a diferencia del virus, es una bendición para los poderosos y una maldición para todos los demás (la gran mayoría de los humanos y la totalidad de la vida no humana). A pesar de ser omnipresentes, todos estos seres invisibles tienen espacios de recepción específicos: el virus, en los cuerpos; dios, en los templos; los mercados, en las bolsas de valores. Fuera de estos espacios, el ser humano es un ser sin hogar trascendental.”
4.- “Hoy, el capitalismo adquiere mayor vitalidad en el corazón de su mayor enemigo, el comunismo, en un país que pronto será la primera economía del mundo: China. A su vez, el colonialismo ocultó su desaparición con la independencia de las colonias europeas, pero, de hecho, continuó metamorfoseándose en neocolonialismo, imperialismo, dependencia, racismo, etc. Finalmente, el patriarcado parece estar muriendo o debilitándose debido a las importantes victorias de los movimientos feministas en las últimas décadas, pero, de hecho, la violencia doméstica, la discriminación machista y el feminicidio aumentan constantemente. La segunda astucia consiste en la aparición del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado como entidades separadas que no tienen nada que ver entre sí. La verdad es que ninguno de estos unicornios separados tiene el poder de dominar. Solo los tres juntos son todopoderosos. Es decir, mientras haya capitalismo, habrá colonialismo y patriarcado.”
5.- “Al igual que con los políticos, los intelectuales, en general, también dejaron de mediar entre las ideologías, las necesidades y las aspiraciones de los ciudadanos comunes. Median entre ellos, entre sus pequeñas y grandes diferencias ideológicas. Escriben sobre el mundo, pero no con el mundo. Hay pocos intelectuales públicos, y estos tampoco escapan al abismo de estos días. La generación que nació o creció después de la Segunda Guerra Mundial se acostumbró a tener un pensamiento excepcional en tiempos normales. Ante la crisis pandémica, les resulta difícil pensar en la excepción en tiempos excepcionales. El problema es que la práctica caótica y esquiva de los días va más allá de la teorización y debe ser entendida en términos de subteorización. En otras palabras, como si la claridad de la pandemia creara tanta transparencia que nos impidiera leer y mucho menos reescribir lo que estábamos registrando en la pantalla o en papel. Daré dos ejemplos. Tan pronto como estalló la crisis pandémica, Giorgio Agamben se rebeló contra el peligro del surgimiento de un Estado de excepción. El Estado, al tomar medidas para vigilar y restringir la movilidad con el pretexto de combatir la pandemia, adquiriría poderes excesivos que pondrían en peligro la democracia misma. Esta advertencia tiene sentido y fue premonitoria en relación con algunos países, a saber, Hungría. Pero fue escrita en un momento en que los ciudadanos, presos del pánico, se dieron cuenta de que los servicios nacionales de salud no estaban preparados para combatir la pandemia y exigieron que el Estado tomara medidas efectivas para prevenir la propagación del virus. La reacción no tardó en llegar y Agamben debió dar marcha atrás. En otras palabras, la excepcionalidad de esta excepción no le permitió pensar que hay excepciones y excepciones, y que, por lo tanto, en el futuro no solo tendremos que distinguir entre Estado democrático y Estado de excepción, sino también entre Estado de excepción democrático y Estado de excepción antidemocrático. El segundo ejemplo se refiere a Slavoj Žižek, quien al mismo tiempo declaró que la pandemia demostró que el «comunismo global» era la única solución futura. La propuesta estaba alineada con sus teorías planteadas en tiempos normales, pero fue completamente irrazonable en tiempos de excepción excepcional. Él también tuvo que reconsiderarlo. Por muchas razones, he argumentado que ha concluido el momento de los intelectuales de vanguardia. Los intelectuales deben aceptarse como intelectuales de retaguardia, deben estar atentos a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos comunes y teorizar a partir de ellas. De lo contrario, los ciudadanos estarán indefensos ante los únicos que saben hablar su idioma y entienden sus preocupaciones. En muchos países, estos son pastores evangélicos conservadores o imanes islámicos radicales, apologistas de la dominación capitalista, colonialista y patriarcal.”
6.- “La cuarentena será particularmente difícil para las mujeres y, en algunos casos, puede ser peligrosa. Las mujeres son consideradas «las cuidadoras del mundo», prevalecen en la prestación de cuidados dentro y fuera de las familias. Prevalecen en profesiones como enfermería o asistencia social, que estarán en la primera línea de atención a los enfermos y ancianos dentro y fuera de las instituciones. No pueden defenderse con una cuarentena para garantizar la cuarentena de los demás. También son quienes tienen a su cargo el cuidado de las familias de manera exclusiva o mayoritaria. Podríamos suponer que, al haber más manos en casa durante la cuarentena, las tareas podrían estar mejor distribuidas. Sospecho que no será así debido al machismo que prevalece y quizás se refuerza en momentos de crisis y confinamiento familiar. Con los niños y otros miembros de la familia en el hogar durante todo el día, el estrés será mayor y ciertamente recaerá más en las mujeres. El aumento en el número de divorcios en algunas ciudades chinas durante la cuarentena puede ser un indicador de lo que acabo de decir. Por otro lado, se sabe que la violencia contra las mujeres tiende a aumentar en tiempos de guerra y crisis, y ahora ha aumentado. Una buena parte de esta violencia ocurre en el espacio doméstico. El confinamiento de familias en espacios reducidos, sin salida, puede generar más oportunidades para el ejercicio de la violencia contra las mujeres. El periódico francés Le Figaro informó el 26 de marzo, basado en información del Ministerio del Interior, que la violencia conyugal había aumentado en un 36 % en París la semana anterior.”
7.- “Las recomendaciones de la OMS parecen haber sido diseñadas con una clase media en mente, que es una pequeña fracción de la población mundial. ¿Qué significa la cuarentena para los trabajadores que ganan cada día lo que necesitan para vivir ese día? ¿Se arriesgarán a desobedecer a la cuarentena para alimentar a su familia? ¿Cómo resolverán el conflicto entre el deber de alimentar a su familia y el de proteger sus vidas y las de sus familiares? Morir a causa del virus o morir de hambre, esa es la opción.”
8.- “Como modelo social, el capitalismo no tiene futuro. En particular, su versión vigente (el neoliberalismo combinado con el dominio del capital financiero) está desacreditada social y políticamente ante la tragedia a la que condujo a la sociedad global y cuyas consecuencias son más evidentes que nunca en este momento de crisis humanitaria mundial. El capitalismo puede subsistir como uno de los modelos económicos de producción, distribución y consumo, entre otros, pero no como el único, y mucho menos como el modelo que dicta la lógica de acción del Estado y la sociedad. Esto es lo que ha sucedido en los últimos cuarenta años, especialmente después de la caída del Muro de Berlín. Se impuso la versión más antisocial del capitalismo: el neoliberalismo cada vez más dominado por el capital financiero global. Esta versión del capitalismo sometió a todas las áreas sociales (especialmente a la salud, educación y seguridad social), al modelo de negocio de capital, es decir, las áreas de inversión privada que deben gestionarse para generar el máximo beneficio para los inversores. Este modelo deja de lado cualquier lógica de servicio público e ignora así los principios de ciudadanía y derechos humanos. Deja al Estado solo las áreas residuales, o a los clientes poco solventes (a menudo la mayoría de la población) les deja aquellas áreas que no generan ganancias. Como opción ideológica, siguió la demonización de los servicios públicos (el Estado depredador, ineficiente o corrupto); la degradación de las políticas sociales dictadas por las políticas de austeridad con el pretexto de la crisis financiera del Estado; la privatización de los servicios públicos y la subfinanciación de los restantes porque no ser de interés para el capital. Y llegamos así al presente con estados que no tienen la capacidad efectiva para responder de manera efectiva a la crisis humanitaria que aqueja a sus ciudadanos. La brecha entre la economía de la salud y la salud pública no podría ser mayor. Los gobiernos con menos lealtad a las ideas neoliberales son aquellos que actúan de manera más efectiva contra la pandemia, independientemente del régimen político. Solo basta mencionar a Taiwán, Corea del Sur, Singapur y China.”
9.- “En este momento de conmoción, las instituciones financieras internacionales (FMI), los bancos centrales y el Banco Central Europeo están instando a los países a endeudarse más de lo que están para cubrir los gastos de emergencia, si bien permiten extender los plazos de pago. El futuro propuesto por estas instituciones solo pasará desapercibido para algunos: la poscrisis estará dominada por más políticas de austeridad y una mayor degradación de los servicios públicos en los casos donde aún sea posible. Es aquí donde la pandemia opera como un analista privilegiado. Los ciudadanos ahora saben lo que está en juego. Habrá más pandemias en el futuro, probablemente más graves, y las políticas neoliberales continuarán socavando la capacidad de respuesta del Estado, y las poblaciones estarán cada vez más indefensas. Semejante ciclo infernal solo puede interrumpirse si se interrumpe el capitalismo.”
10.- “Solo mediante una nueva articulación entre los procesos políticos y civilizadores será posible comenzar a pensar en una sociedad en la que la humanidad asuma una posición más humilde en el planeta en el que habita. Una humanidad que se acostumbre a dos ideas básicas: hay mucha más vida en el planeta que la vida humana, ya que representa solo el 0,01 % de la vida en el planeta; la defensa de la vida del planeta en su conjunto es la condición para la continuidad de la vida humana. De lo contrario, si la vida humana continúa cuestionando y destruyendo todas las demás vidas que conforman el planeta Tierra, es de esperar que estas otras vidas se defiendan de la agresión causada por la vida humana y lo hagan de maneras cada vez más letales. En ese caso, el futuro de esta cuarentena será un breve intervalo previo a las cuarentenas futuras. La nueva articulación presupone un giro epistemológico, cultural e ideológico que respalde las soluciones políticas, económicas y sociales que garanticen la continuidad de una vida humana digna en el planeta. Este cambio tiene múltiples implicaciones. La primera es crear un nuevo sentido común, la idea simple y evidente de que, especialmente en los últimos cuarenta años, hemos vivido en cuarentena, en la cuarentena política, cultural e ideológica de un capitalismo encerrado en sí mismo, así como en la cuarentena de la discriminación racial y sexual sin las que el capitalismo no puede sobrevivir. La cuarentena causada por la pandemia es, después de todo, una cuarentena dentro de otra. Superaremos la cuarentena del capitalismo cuando seamos capaces de imaginar el planeta como nuestro hogar común y a la naturaleza como nuestra madre original a quien le debemos amor y respeto. No nos pertenece. Le pertenecemos a ella. Cuando superemos esa cuarentena, seremos más libres ante las cuarentenas provocadas por las pandemias.”