Otro fracasado intento por derrocar el gobierno venezolano encabezado por Nicolás Maduro se llevó a cabo este lunes, mismo que concluyó con la captura de ocho personas, incluyendo dos mercenarios norteamericanos, a manos de las fuerzas bolivarianas.
El nuevo fiasco, mismo que tenía como fin un presunto intento de asesinar al presidente Maduro, ha sido descrito en medios internacionales como una acción “amateur” y “una nueva Bahía de Cochinos”.
Los detenidos fueron Luke Denman y Airan Berry, quienes fueron parte del grupo de élite de las “boinas verdes”, rama de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y ahora se desempeñan como mercenarios a sueldo.
El líder del fallido “golpe de estado del sector privado” se trata del también ex boina verde Jordan Goudrau, quién fundó la firma de seguridad privada Silvercorp, misma que proporcionó seguridad privada al menos a un acto de campaña del presidente Donald Trump, celebrado en Charlotte, Carolina del Norte, en octubre del 2018.
El propio Trump negó ayer, en declaraciones ante reporteros, tener conocimiento del fallido golpe ocurrido el pasado martes, señalando que se acababa de enterar del mismo y que “no tenía nada que ver” con su gobierno.
En medios internacionales, los dos ciudadanos norteamericanos arrestados fueron descritos como “mercenarios jugando a Rambo”, por su plan de capacitar a 300 opositores y desertores del ejército venezolano.
Sin embargo, al momento de su detención en el poblado costero de Chuao, los soldados a sueldo financiados por un grupo de multimillonarios norteamericanos iban acompañados únicamente de otros seis ciudadanos venezolanos.
Entre los planes de la fallida insurección se encontraba reunirse y entrenar al grupo de 300 personas con el fin de asesinar a Maduro y derrocar a su gobierno.