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La desconocida “nueva normalidad”

Por Eduardo Campos Sémeno

Diario del Coronavirus 061. 15 de mayo de 2020

4,538,558 infectados confirmados

     307,470 muertes reportadas

                                                                                                                      11:45 P.M.

Mientras todos los habitantes de México y de buena parte del mundo esperamos a que pase la pandemia para retomar nuestras vidas, por todos lados se escucha el término “la nueva normalidad”. Eso significa que todos aceptamos que después del encierro por el coronavirus, algunas cosas van a cambiar en la sociedad cuando intentemos reincorporarnos a nuestras actividades.

Sin ser adivino ni prestidigitador, desde ahora me atrevo a decir una cosa: nadie sabe ni alcanza a imaginar lo que van a hacer los miembros de nuestras sociedades, después de esta amenaza sanitaria que nos ha mantenido en jaque por más de dos meses.

¿Por qué me atrevo a semejante aseveración? Pues porque los lugares comunes como el “nos vamos a lavar las manos más seguido”, “nos vamos a cuidar más de estornudar y toser en público” o, incluso, el “los abrazos o saludos de mano pueden quedar en el pasado”, son meros clichés que no tocan la superficie de los cambios que podemos esperar, primero que nada, en el nivel personal.

Mi deducción es muy sencilla. Cada uno de nosotros hemos experimentado las precauciones y los miedos del coronavirus de manera distinta. Según nuestras personalidades, cada uno hemos sacado conclusiones diferentes de todas estas experiencias y, de aquí en adelante, así se modificará nuestra conducta, aún a nivel subconsciente.

Para ejemplos, permítanme escribir de lo que experimento a mi alrededor. Yo, que ya de por sí me cuidaba con toallas sanitarias y gel desinfectante antes del coronavirus, ahora estoy más consciente de que cada vez que hablamos estamos expulsando saliva que puede ser contaminante, entonces, creo que nunca más iré a un restaurante que no obligue a sus cocineros a usar cubre bocas. No cubre bocas en los cocineros, no Eduardo Campos en la clientela.

Una pesadilla que me acecha hoy es saber que en varias ocasiones acudí a esos restaurantes japoneses donde un simpático chef preparó nuestra comida en una parrilla frente a nosotros, pero bromeando y gritando mientras la preparaba. En otras palabras, escupiendo en ella, ¡guácatelas, como diría AMLO!

Mireya, mi esposa, me atrevo a decir que no conocía específicamente Mercado Libre cuando empezó la pandemia. Aunque ya de por sí era buena cocinera, el tiempo de aislamiento le dio por experimentar nuevas recetas y, de pronto, ocupaba utensilios o accesorios de cocina que no tenía.

Seis semanas después, como las tiendas están cerradas, ahora está feliz de poder encargar hasta la más insignificante cuchara o espátula en línea, para recibirla dos o tres días más tarde. Se me hace que hay tiendas físicas que acaban de perder a una buena clienta.

Y no creo que mi familia tenga la “exclusiva” de ver el mundo diferente. Habrá personas que se han dado cuenta de que la escuela en casa no es tan mala idea para sus hijos, que el “home office” es una cosa que se debe buscar activamente en los empleos, que tal vez con menos cosas materiales se puede vivir mejor, o que de ahora en adelante es sabio ahorrar para prepararse para tres meses sin ingresos.

La “nueva normalidad”, en fin, puede tomar tantos derroteros individuales que no nos imaginamos la sociedad y las costumbres que van a quedar después del coronavirus.

Como siempre, comentarios dirigirlos a ecampos50@gmail.com o en Facebook en la página Diario del Coronavirus o con el user @eduardocampossemeno.

Fuente:

Vía / Autor:

// Eduardo Campos

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Autor: stafflostubos
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